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KING KRULE – 6 FEET BENEATH THE MOON

Parece increíble que el dueño de la increíble voz que se esconde tras el alias de King Krule sea tan joven. El mismo día que cumplía 19 años, Archy Marshall publicaba su primer álbum en solitario de larga duración, 6 Feet Beneath The Moon. Tras sus primeros trabajos bajo el nombre de Zoo Kid (acompañado por Francis North y Thelonius McCabe), lo que más ha destacado siempre de este pelirrojo con cara de pardillo ha sido su particular voz: grave y dura, desgarradora cuando quiere y suave y melancólica en sus temas más parecidos a una balada. Ayudado de un portátil en sus inicios, ahora trabaja con el productor Rodaich McDonald y la discográfica XL Recordings.

King Krule no es un artista fácil de escuchar, quizá por ello ha llegado a los reductos más modernos y outsiders, quienes añoraban una voz como la suya acompañada con unos toques de jazz y un sonido limpio en las guitarras y los ritmos que lo acompañan. Una voz nada fácil de asimilar, para escuchar tumbado de noche, de resaca, o de vuelta a casa en una solitaria noche. Con paciencia y los oídos preparados para algo inusual en un joven que no llega a los 20 años, así es como hay que enfrentarse a 6 Feet Beneath The Moon.

El álbum comienza con el single Easy Easy, una demostración absoluta del poder de la voz de Archy, a quien solo le acompañan unos pocos acordes y una sencilla guitarra que destaca sobre el resto. El videoclip de este tema está grabado con un iPhone y la aplicación 8mm vintage camera, dándole un toque muy peculiar con escenas de King Krule acompañado por un amigo en su día a día.

La música que lo acompaña es sencilla, con toques de jazz, ritmos marcados y guitarras sin distorsiones; una música que se crea a partir de la voz del artista, haciendo que esta destaque y brille más por sí sola. King Krule derrocha un sinfín de emociones que se te incrustan en el cuerpo acompañadas de unas letras un tanto rudas, recordándonos a Tom Waits en ocasiones. Es el caso de líneas como “Where’s the fucking fat bitches”.

Un sonido que nos recuerda a la vez al hip-hop y al rap, en gran parte por las letras y por los ritmos que acompañan al ex Zoo Kid. También nos viene a la mente James Blake en el tema Neptune Estate, con ritmos electrónicos que acompañan al sonido jazz marcados por un ritmo constante e igualitario en toda la canción.

La batería que acompaña a Ceiling parece el sonido roto de la voz de King Krule. Una calmada Bathed in Grey cierra el álbum, más similar al estilo rap que el resto de los temas, acompañada por un piano y unos ritmos jazz que crean una sensación de relax absoluta para que la voz se pasee libremente por las notas. Un buen cierre del disco.

Border Line cuenta con un toque de “buen rollo” transmitido por la guitarra de Archy, mientras que su grave voz va escalando hasta llegar al estribillo. La sigue el tema Has This Hit?, donde el registro vocal vuelve a destacar por encima de la música, más desgarradora que la anterior, nos damos cuenta sólo con escuchar las tres primeras canciones del álbum de lo que es capaz de hacer el artista, mostrándonos lo que quiere expresar exactamente en todo momento sólo con su voz.

Sin embargo, la canción más destacada del disco, aparte del single Easy Easy o el rescate de Out Getting Ribs (creada cuando aún era conocido como Zoo Kid), es la balada Baby Blue. Recomendada para esos días grises, King Krule nos saca cantidad de emociones con el ritmo lento para bailar pegados y su voz grave y desgarradora.

Un disco del que King Krule debería sentirse orgulloso a sus 19 años, aunque se hace demasiado extenso escuchar las 14 canciones seguidas. A Lizard State nos anima a seguir a mitad del trabajo dándonos un sonido diferente, pero se acaba haciendo monótono. Lo más destacado es el peculiar registro de este joven, quien esperemos nos traiga más sorpresa, porque dará que hablar.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10

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