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Xoel López – Paramales

Pocas veces tienes la suerte de sentir en directo un disco antes de escucharlo en casa. A mí me ha sucedido con el Paramales de Xoel López. Aún me estaba recobrando de mi encuentro con Xoel el pasado 12 de junio en la Fnac Callao cuando regresé a enfrentarme a este disco personal y universal. La principal reflexión que me vino a la mente es, que como decía Dylan, los tiempos están cambiando.

Xoel es una caja de sorpresas sin fin y sigue demostrando una valentía tan increíble que pone de manifiesto que la frase de Bob Dylan siga teniendo sentido. Hace 50 años, al propio Dylan le tiraron de todo por la osadía de electrificar el folk. En la actualidad no se ha formado ningún revuelo porque Xoel López haya añadido electrónica al género, sin que sea menos relevante. La gente está abierta a nuevos mundos y Xoel es un mago de los viajes. Su nuevo estilo no solo logra que la voz melancólica de Xoel nos transporte de manera más eficiente a los lugares comunes que siempre plantea este gallego de talento sutil. La producción de Paramales es una sublime obra de orfebrería donde piezas disonantes como los arreglos electrónicos revisan esos ritmos atlánticos tan propios del cantautor.

Unos arreglos que te introducen en esa Patagonia de ensueño que visita en sus viajes locos Xoel López. La morriña de sus letras se transforma en situaciones de evasión, donde encontrar una mente amiga que te entiende. Esa cualidad de Xoel de caer bien a todo el mundo toca techo con un tema en galego que entusiasma por su electrónico hechizo. A serea e o mariñeiro dignifica la música tradicional gallega con un barniz futurista que le sienta muy bien. La siguiente joya que escucharás sin parar es Todo lo que mereces. El desamor nunca ha sido tan elocuente ni seductor como en esta canción tierna pero dura, donde Xoel se atreve con la guitarra eléctrica ofreciendo nuevos recursos de su infinito abanico de soluciones preciosistas. No hay nadie capaz de encajar tantas piezas como este músico tranquilo.

En sus letras siempre se encuentra uno desnudo, con un dolor transformado en belleza funcionando como bálsamo del ayer. Algo también muy presente en Antídoto, un tema que encaja a la perfección en ese universo personal que inunda este LP. Laberinto es un juego de escapismo musical, un vodevil encantador lleno de fantasía y algo muy presente en este álbum, la evasión.

Con Yo vi un hombre desaparecer, Xoel desentierra esa vena pop tan marcada, heredera de Deluxe, aunque con los matices propios de su estilo tan peculiar. Este pop con armónica es un buen compañero para esas noches tan de Xoel, húmedas y solitarias. Por su parte, Caracoles supone la pausa. Un baño de ritmos lentos diseñados para dar descanso al coco. Los susurros de Xoel son melanina proveniente del cielo azul del océano.

Como buen marinero en busca de sonidos mágicos, Xoel no renuncia nunca a la contundencia. Eso lo demuestra en ese rock camuflado de folk llamado Un año más. La canción más fascinante de Paramales resulta un compendio perfecto de distorsión bien entendida. Paramales se convierte a cada canción en un vaivén continuo digno de una galerna del Cantábrico. El subidón de decibelios de Un año más elimina cualquier etiqueta posible de folkie a este poeta raro. Tras esa demostración de electricidad, Xoel regresa al pop más despreocupado con Yo solo quería que me llevaras a bailar. La simplicidad es una respuesta muy seductora en las canciones de Xoel.

Hay un momento de eclipse total en los discos de Xoel, donde de sus tinieblas surge una delicia exquisita. Una canción típica de la noche más inspiradora. Sol de agua es ese ritmo del bosque que se escapa en un claro de luna. Un tema con una sensibilidad descomunal que justifica el precio del disco.

Paramales se despide con un guiño al verano o quizás a la felicidad más ingenua con La casa hace ruido cuando no estás. Su pop descarado es el preludio de esa morriña que nos deja siempre la música de Xoel López. Siempre deseas volver sobre sus letras melancólicas y sus ritmos audaces. Mucho más que un folkie, este innovador del panorama musical nos ha obsequiado un disco fiel compañero de viajes, de regresos, de buenos y malos momentos. Su sensibilidad traspasa cualquier frontera y te hace sentirte cerca de ese Atlántico tan presente en el alma de esa música melosa fabricada por un genio tranquilo. Todo un testigo de que los tiempos cambian, para bien.

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