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BEACH HOUSE – THANK YOU LUCKY STARS

Por más que que el propio dúo haya dicho que Thank You Lucky Stars no es un complemento ni una serie de caras B de Depression Cherry, si se escuchan ambos álbumes de seguido, a parte de morir de melancolía en un mar de lágrimas de felicidad, se puede reconocer un salto bastante pequeño, eso sí, con grandes reminiscencias a lo anterior mucho más marcadas en la parte técnica.
Hace apenas una semana los de Baltimore revolucionaron el mundo (su mundo) de la música al anunciar su segundo álbum en menos de dos meses, después además de haber estado tres años sin sacar ni una mísera canción. Y dirán algunos, ¿no podrían haber repartido mejor los lanzamientos? Y es que este Thank You Lucky Stars parece mucho más una vuelta a los orígenes y un paso atrás en la euforia de Depression Cherry. Me explico, en Teen Dream y Bloom -sobre todo en Bloom– los norteamericanos lograron después de dos álbumes empezar a hacer que su sonido fuese para todo el mundo, sin perder un ápice de su elegancia ni su esencia. Con el bombazo que supuso su tercer disco, repleto de canciones reseñables individualmente (Wild, Lazuli, Irene, Myth, Wishes…), celebración de la juventud, oda a la vida y a la sencillez, lo menos que se podía hacer era sacar una continuación (relativamente) pronto en la que, utilizando parte de la inspiración que les venía coleando de Bloom, resumiesen gran parte de todo su sonido de forma homogénea e inteligente, escribiendo parte de su futuro. Ahora bien, este LP tiene obviamente cosas de Depression Cherry (2015), y también tiene muchas cosas de Bloom (2012), Teen Dream (2010) e incluso Devotion (2008), fundamentándose sobre un sonido menos forzado, sin tanta reminiscencia épica, ni tanto eco, ni tanta pretenciosidad alargada como la que se les podría haber achacado antes.
No vamos a decir que es un Yeezus porque en este caso bebe de todo lo anterior, pero sí que podríamos compararlo -salvando todas las distancias- con un Kid A (Radiohead), sabiendo ya que habrá un Amnesiac. Beach House recuperan mucho de lo que les hace ser quien son en canciones sencillas, que a duras penas sobrepasan los 4 minutos, con un sonido más concreto pero también más oscuro, discreto o lúgubre. Se nota cierta parte de ese ambiente trágico en el dominio de los teclados, que a pesar de no estar tan acompañados de tanto efecto como antes, en esta ocasión reciben gran ayuda de una guitarra más secundaria y de acompañamiento. Aún con lo dicho acerca de la oscuridad anteriormente, no pierden belleza, cercanía ni sensibilidad, y de nuevo estamos ante un disco de una factura tan hermosa como sus predecesores, en el que la voz de Legrand (especialmente suelta) nos lleva de forma reservada a lugares idílicos, a los que pocas bandas alcanzan a pisar, y en ocasiones con aires más que nunca presentes a ese shoegaze que quisieron prometernos con su predecesor.
En la sección individual estamos ante un disco muy homogéneo (sello de la banda) pero en el que vuelve a haber varias canciones que destacan por sí mismas, no con la misma intensidad que lo hicieran Zebra u otros temas, pero sí con esas ganas de repetirlas por sí solas que poco podíamos encontrar en Depression Cherry. All Your Yeahs es una de las pocas en las que las múltiples líneas de guitarra colaboran con protagonismo y junto a los agudos coros (y finalmente los teclados) le otorgan cierto ambiente onírico pero movido. A ella se une One Thing (muy en la línea de Depression Cherry) y el trío inicial de temazos lo cierra Common Girl, con esos ya casi olvidados tambores, que uno acaba esperando como agua de mayo, disfrutando mientras de los armoniosos teclados.
Pero no nos engañemos, desde aquí (y antes), todo son grandes canciones. The Traveller posee una extraña energía positiva, como un impulso propio que la eleva de forma más luminosa -que no mejor- sobre las demás. Le sigue Elegy to the Void, que tiene tanto de épico como sugiere, con Alex Scally muy presente en los coros, y cierta tensión que nos va soltando con la batería poco a poco de cara a la entrega final. En esta última parte tenemos Rough Song, con una estrofa hipnótica que se repite hasta la saciedad, y con un intenso final, que se va fundiendo a silencio para el cierre. Somewhere Tonight, una de las canciones más memorables que personalmente recuerdo de Beach House, con todos los elementos utilizados en su justa medida y con Victoria Legrand utilizando unos agudos hasta ahora inéditos en su voz, contagiando al final de la canción y al cierre en general de una gracia pasmosa.
Este Thank You Lucky Stars es un pequeño desorden cronológico (que no creativo) en la discografía de Beach House, otro lugar esplendoroso en el que permanecer 40 minutos desapareciendo del mundo. Aunque bien es cierto que, como más de uno habrá leído ya, demasiado de algo bueno en muy poco tiempo puede resultar malo, y esto no es una excepción, así que necesita de control y calma para ser consumido y no rallar la repetición que pueda llevar al hastío. Aún así, otro gran trabajo que añadir a las vitrinas del dúo.
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