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Unknown Mortal Orchestra en la Sala El Sol.

UNKNOWN MORTAL ORCHESTRA
27 de noviembre de 2013.
Sala El Sol (Madrid).
Es día 27 y son las 21:30 horas, con la sala casi vacía y los ánimos calmados salen al escenario I Got Skills, parece que sólo van a hacer un acompañamiento musical, un poco extraño, pero es la sensación que dan. Pero la sensación dura poco, dos guitarras, un bajo, la batería y unos ritmos frenéticos no tardan en conseguir que los pocos presentes muevan sus cabezas y sus piernas al compás que marca la batería. El rollo americano de garage que se traen estos chicos y cuyo promotor es Ty Segall está empezando a hacer ruido, el único problema (o ventaja) es que este tipo de música está hecho para reventar salas pequeñas, no para llenar estadios. Mucho ojo a este grupo.
Por fin y después de casi 30 minutos de espera entran los verdaderos protagonistas; los sólo 3 miembros en directo de Unknown Mortal Orchestra se plantan en el escenario y sin a penas mediar palabras comienzan con los primeros acordes de la siempre agradable From The Sun que abre también su segundo disco y que actualmente es una de sus canciones más conocidas, por tanto buena para empezar. Una ejecución genial y un solo de guitarra estupendo hacen delicias del público, aún medio dormido y un poco en la parra. Aquí me gustaría pararme a destacar algo, y es que en mi opinión hay pocos grupos actualmente que utilicen mejor las líneas de bajo que éste, pero en directo esos momentos de tranquilidad tras un buen tema pasan a ser siempre solos o variantes melódicas de la guitarra, que por supuesto son acertadísimas, pero que no dejan espacio al bajista para destacar, mientras que en el disco si.
Tocan una segunda canción de II para hacer que la gente se sienta cómoda e inmediatamente anuncian que ahora van a tocar old stuff y nos lanzan de seguido un par de temas mucho más garage y menos tranquilos, sobre todo el segundo que tiran genialmente de rocknroll para acabar el tema en un solo de batería (el cantante hasta se va a dar un paseo) y que enlazan con otra más, con ritmo frenético (por fin algo de movimiento en la sala). El otro dato a destacar, esta vez positivamente, es que cuando tocan material viejo se les ve con más ganas y mayor confianza al tener más experiencia tocándolo, con lo que crean más variaciones, enlazan, hacen más solos y florituras y resultan mucho más agradables para los presentes.
Después vuelven a II con un toque más psicodélico, volviendo a reventar el bajo con la distorsión de la guitarra y con mayor calma, aunque resulta apasionante ver al líder retorcerse por el escenario mientras se sube la guitarra a todos lados. De lo mejor que tiene este grupo es su facilidad para bailar entre el garage, el punk sucio o la psicodelia con absoluta libertad y con mucho acierto, lo que puede resultar positivo de cara a tocar en pequeños locales o en grandes estadios. Con la entrada de No need for a leader el público por fin empieza a moverse un poco, sin crear pogos, pero con cierta vidilla y energía que antes no se percibía, una canción tan rítmica en directo siempre ayuda a calentar el ambiente, pero entonces el vocalista anuncia que van a tocar una última canción, nadie se lo cree y se levanta un bufido general en señal de cachondeo. Para “despedirse” tocan la genial y tranquila So good at beeing In trouble que tiene un toque funk genial y que además todo el público se la sabe, por tanto hay coros y hay mayor confianza por parte de todos, que por fin están implicados y no quieren perder la sensación.
Tras una marcha de apenas 30 segundos vuelve el vocalista sólo y agarra la guitarra eléctrica para tocar sin ningún acompañamiento Swim and Sleep (Like a Shark) pero aquí ocurrió algo, no se si en el resto de directos sucede, pero el público comenzó a silvar, la melodía de la guitarra dándole un toque muy especial a la canción, después, volvió el resto de la banda y tras dedicarle la canción a los amigos que estaban acompañándoles en la gira tocaron de nuevo una del primer disco que sin duda resultó el punto álgido de la noche, volvieron a silbar la melodía y hasta el propio cantante después de que se le escapasen varias sonrisas comenzó a silbar con el público mientras tocaba una línea distinta de la guitarra, el resultado fue absolutamente fantástico y quedó una canción renovada y muy bella.
Para cerrar el directo el grupo decidió que con la implicación del público, que ahora si tenía iba a tocar un par de canciones muy duras y distorsionadas, sobre todo la segunda, la cual resultó absolutamente abrumadora, con brazos en alto y algún tímido brinco para acabar una noche genial en la que descubrimos que Madrid tiene algo, aunque no sea ni de lejos una capital alternativa ni cultural, en su noche se encuentran cosas estupendas que nos pueden sorprender, a nosotros y a cualquiera de fuera, de los directos más agradables a los que he ido este año aún basándose en la distorsión y dejando de lado su parte más tranquila, un grupo al que merece la pena ir a ver, sobre todo en sitios pequeños.
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