1 de octubre de 2007. Jonny Greenwood, guitarrista, a través de Radiohead.com: «Bueno, el nuevo álbum está terminado, y saldrá en diez días. Lo hemos llamado In Rainbows.»
Con estas dos frases Radiohead no sólo le daba la patada definitiva a EMI (tras finalizar su contrato con Hail To The Thief en 2003), sino a la figura de los grandes sellos discográficos. Presentaban así su disco In Rainbows, sin estar bajo ningún otro nombre que el de la propia banda, con las palabras «It’s up to you» (Tú decides): se trataba de descargar el álbum de diez pistas en formato MP3 al precio que el consumidor quisiera, desde 0 a 99,99 dólares.
Con este gesto los de Thom Yorke daban un paso hacia muchas cosas. Una de las principales razones sería el deseo de la banda de adelantarse y ser quienes filtraran su propio disco, evitando también así a las decenas de medios criticando su trabajo previo-lanzamiento (pese a obtener su favor posteriormente). Por otro lado, resultaba una consideración para seguidores y curiosos que alguien les preguntara por fin cuánto querían pagar, que les consultaran cuánto valía ese trabajo para ellos como potenciales compradores. Y finalmente, una posición de crítica hacia el estancamiento de las multis en la dimensión digital.
En una entrevista con David Byrne, el propio Yorke comentaba que EMI no les pagaba por las ventas digitales, así que la diferencia entre cobrar nada por las descargas a ver directamente sus beneficios era aplastante. Radiohead no estuvieron interesados en hablar de las cifras de ventas, pero sí que dejaron claro que hicieron más dinero que con el contrato bajo el que se encontraban en su época anterior. Se calcula que de los 1,2 millones de visitas que tuvo la web inrainbows.com en dicho mes de octubre, un «porcentaje significante», o lo que en ocasiones se sitúa cerca del millón de visitantes, accedió a la descarga, y de los mismos sólo un 40% pagó 6 dólares como cantidad media por el álbum. A esto hay que sumar que a nivel de promoción la banda sólo invirtió en Jonny Greenwood tecleando veinticuatro simples palabras, pero que gracias a este sorprendente proyecto en los tres días siguientes multiplicaron hasta por 1.300 las veces que eran mencionados en posts en internet, y se colocaron en boca de los principales medios de comunicación, no sólo en prensa especializada. Y en cuanto a la distribución, obviamente era mucho más sencillo trabajar con descargas que manufacturar los CD’s (aunque más tarde se encargaron de contar con XL Recordings para distribuirlo físicamente). Ken Waagner, técnico del servicio online de Wilcoworld.net, calcula que para procesar todas las descargas la inversión se encontraría entre 5.000 y 10.000 dólares, un presupuesto mucho más reducido a comparar con otras estrategias en las que los discos se encargaban a través de internet, pero también se editaban, empaquetaban y enviaban.
A Radiohead también les entusiasmaba el hecho de hacer llegar su disco de una manera claramente más inmediata que con el periodo de tiempo necesario para editar los discos en formato físico: «creo que es fantástico. El instante en el que terminas algo, tú estás verdaderamente emocionado por ello, estás realmente orgulloso de ello, esperas que alguien lo escuche y entonces, por Dios, lo tienen» (Yorke para The New York Times). 48 horas después de masterizar el disco, este se encontraba en internet en su periodo de pre-order, y diez días más tarde llegaría a los interesados en forma de correo electrónico con un código para su correspondiente descarga. El hecho de encontrarse la banda en posesión de los propios masters se vio naturalmente reflejado en su beneficio.
Warner/Chappell, editora de Radiohead, estima que In Rainbows consiguió más dinero antes de que el álbum se lanzara físicamente que en las ventas totales de su anterior disco Hail To The Thief. Por tanto, Thom Yorke y los suyos estaban muy en lo cierto: las descargas importaban. En aquel momento cada vez más gente se servía de internet para obtener música, ya fuera mediante la descarga ilegal o las compras en plataformas como iTunes, que multiplicaba sus ventas y batía los 3.000 millones de canciones descargadas ese año, frente a la caída constante de las copias físicas. Radiohead tampoco necesitaba dar ese salto experimental con su paga-lo-que-quieras por el álbum, pues gozaban de éxito comercial con una base de fans que hubieran pagado el precio establecido por su disco.
Ahora Thom Yorke lanza su segundo disco en solitario tras The Eraser. Con este Tomorrow’s Modern Boxes vuelve al experimento, colocándolo en la plataforma de descarga BitTorrent Bundles bajo el precio de 6 dólares (¿te suena familiar?). En Bundles el propietario puede colgar un paquete de archivos y permitir su descarga bajo el precio que desee. Es un paso con el que Yorke, de la mano de Nigel Godrich, pretende hacer un camino «efectivo para entregar un poco de control del comercio en internet a la gente que crea el trabajo. Permitiendo a estas personas que elaboran música, vídeos o cualquier otro contenido digital venderse a ellos mismos», como indicaban en la carta con la que presentaban este nuevo proyecto. El fin de eliminar los intermediarios entre el músico y su público utilizando internet como arma de unión y no de separación, como instrumento a favor y no en contra. Le da la vuelta a BitTorrent, conocido medio para las descargas ilegales gratuitas, que utiliza ahora para hacer llegar su trabajo a los destinatarios de manera lícita y por un precio, en un plano en el que las compras digitales se comen ya al soporte físico y arriesgar en la red y apostar por los no tan nuevos formatos es una estrategia que merece la pena.
Cinco días después de lanzar Tomorrow’s Modern Boxes en internet, Thom Yorke ya ha superado el medio millón de descargas, volviendo a conseguir otro éxito gracias a innovar en la distribución y a ser noticia reafirmándose en sus principios. Ya sacudía los medios meses atrás en sus disputas con Spotify sobre en qué tejado estaba la pelota de pagar a los artistas en el conocido servicio de streaming, y terminando el músico por retirar su primer disco en solitario así como el de la banda Atoms For Peace de la aplicación. Poco amigo de la intervención de terceros más allá del emisor y el receptor, BitTorrent se queda con un 10% del total de los beneficios de su nuevo trabajo por las descargas, y Matt Mason, director de contenidos de la plataforma, ya ha afirmado que se encuentran «muy felices con la conversión que estamos consiguiendo».
Menos de una semana ha servido para que Yorke sume puntos en esta decisión y vuelva a golpear a la industria musical de los grandes sellos con otro éxito comparable al In Rainbows y que juega con las mismas claves: escasa promoción, un disco a través de descarga, sencillez y cercanía en el mensaje y dejar que sean los medios quienes lo extiendan. Con esto y con unas cifras muy similares el de Radiohead continúa demostrando que el artista puede valerse por sí mismo y confiando en los nuevos medios frente a la defensa del formato tradicional.