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Bohemian Rhapsody, la película: Un gran homenaje a la (posiblemente) mejor voz de la música contemporánea

Hay veces que es difícil apartar al fan que llevas dentro y valorar de la forma más objetiva posible un disco o una película. Y aún lo es más cuando la historia de admiración procede de ese territorio sagrado que es nuestra infancia. Así me he enfrentado al estreno de Bohemian Rhapsody, el esperado biopic sobre la vida del gran Freddie Mercury que se estrena en cines el miércoles 31 de octubre y que ya hemos podido ver por adelantado.

No puedo ser objetivo con la figura de Mercury. A finales de los 80, cuando aún era un niño, escuché por primera vez esa voz que lo cambió todo para mí y que despertó una curiosidad por descubrir música que no ha cesado hasta el día de hoy, casi 30 años más tarde. En ese momento, teniendo 9 años, comencé a ahorrar el dinero de las pagas que me iban dando hasta que pude comprarme el primer disco de mi vida, The Miracle, con el que me adentré en la carrera de la mítica banda británica. Quizá no el mejor de sus obras, claro que no, publicado mucho después de su mejor época desarrollada en la década de los 70, pero al menos pude conocerles mientras aún estaban con vida y así descubrir su mundo poco a poco.

También, cómo no, se me viene a la mente esa tarde de noviembre en la que, de pronto, y de forma súbita para un niño de once años que no entendía de enfermedades ni sabía lo que era el SIDA, me enteré deque ese cantante al que tanto admiraba, esa voz que había escuchado cientos de veces en cada viaje en coche gracias a la infinita paciencia de mis padres, no volvería a sonar nunca más. Aún siento las lágrimas que derramé esa tarde en la que nada de lo que me dijeran podía consolarme. Freddie había muerto y nada ni nadie podría hacerme entenderlo.

¿Por qué os cuento todo esto? Simplemente para que entendáis que, para mí, no era una película cualquiera. Era un reencuentro con el ídolo musical de mi infancia. Ese gran gigante al que nunca pude ver en directo. Y os puedo decir una cosa… El reencuentro no me decepcionó en absoluto.

Para empezar, destacar la increíble caracterización de Remi Malek y el resto de actores. A lo largo de toda la película, tienes la sensación de que verdaderamente estás viendo imágenes de Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon, y llegas a olvidarte de que quienes aparecen en la pantalla son unos actores. Gran trabajo de construcción de los personajes.

En segundo lugar, y al mismo nivel de importancia, está la música. Volver a escuchar la voz de Freddie Mercury tanto en versiones grabadas como en directo a través del sonido especialmente cuidado de la película y en sala de cine pone verdaderamente las pelos de punta. Y sí, el esperado momento Live Aid es sencillamente grandioso. En todos los sentidos. Espectacular y absolutamente emotivo para todo aquel que lleve la música de Queen dentro.

También destaca la oportunidad de conocer un poco más la persona tras el mito. Su amistad inquebrantable con su amada Mary Austin y la historia tras la preciosa Love of My Life; la terrible influencia que supuso en su vida su manager personal Paul Prenter, la persona que le traicionó vendiendo todos sus secretos; su soledad sustituida a base de fiestas descontroladas, etc. Aun así, no todo ha sido positivo, ya que las semanas previas al estreno la película se ha visto rodeada de polémica, ya que Freddie Mercury se ha convertido con el tiempo en uno de los grandes iconos gay, y tras ver los primeros trailers, han sido muchos quienes han criticado a los creadores por tapar la sexualidad del líder de Queen. Bien es cierto que alguno de estos adelantos podía llevar a equívoco, quizá demasiado centrados en su relación con Austin, pero una vez vista la película, se explora la transformación y el descubrimiento de su sexualidad por parte de Freddie. A lo largo del metraje, asistimos a su evolución, y cómo pasa de la negación y la represión inicial a una época de caos y descontrol hasta finalmente encontrar el amor y la estabilidad junto a la pareja que le acompañó los últimos años de su vida, su inseparable Jim Hutton.

BOHEMIAN RHAPSODY 2
BOHEMIAN RHAPSODY 2

Los más puristas dirán que hay ciertas licencias dramáticas en la historia, tanto en el relato de las tensiones internas de la banda como en la propia cronología de los acontecimientos, pero creemos que son cambios menores y permisibles que hacen que la historia fluya correctamente.

Uno de esos desfases cronológicos sería el descubrimiento de su enfermedad por parte de Mercury, pero sin embargo, creemos que la forma de tratar este momento de su vida es otro de los puntos a favor de este biopic. Antes de verla, me preocupaba cómo se enfocaría su enfermedad sin caer en el morbo, el sensacionalismo o la lágrima fácil, y la conclusión es que se ha sabido tratar de una forma correcta y elegante.

En resumen, recomiendo el visionado de la película absolutamente para los fans de la banda, pero también a aquellos que quieran conocer mejor a una de las grandes voces de la historia de la música, ya que la historia es suficientemente entretenida por sí misma aunque no hayas seguido su carrera.

Por mi parte, ese niño de 11 años que un día despidió entre lágrimas a su ídolo ha podido disfrutarle de nuevo por unas horas. Y ha sido un reencuentro feliz.

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