Quien crea un sonido gobierna el mundo. No importa que sestees durante 20 años o que retires tu rostro del escenario para encerrarlo en tu fabuloso estudio. Tu semilla, si es lo suficientemente poderosa, germina tarde o temprano y su cosecha mide tu inmortalidad. Si tienes suerte es posible que señales un nuevo camino. Del huevo dulce y creativo fabricado por tres bohemios de Malmoe lo que brotó fue la mejor generación pop de la historia allende las fronteras de US y UK. La influencia de la influencia se llama Eggstone.
Tres chiquillos recorren la ciudad costera de Malmoe en Suecia tratando de asimilar las notas musicales que fluyen en su mente. La euforia adolescente lleva al vocalista y bajo, Per Sunding, al guitarra Patrick Bartosch y al percusionista Maurits Carlsson a conocerse. Entablan una sana amistad cargada de experimentación y pop. Sus mentes vuelan mucho más alto que la mayoría.
Se van de marcha al Roskilde Festival ´86. La fantasía de gobernar un escenario les deleita. Deciden fundar una banda con la contundencia de The Jam o The Clash pero con toques de los Smiths y sobre todo, de Prefab Sprout. Una vez consolidado el trío, comienzan a explorar entornos sonoros alternativos mediante intensas giras por Suecia, Alemania y Europa del Este. La aventura del autodescubrimiento les dura cuatro años y les confiere unas tablas inusuales en bandas primerizas. Los asistentes a sus conciertos se prendan de su divertida puesta en escena, de su sonido personal y de sus elaboradas letras. Dejan atrás dos duras giras escandinavas y dos europeas.
Regresan a Malmoe convencidos de ser capaces de transformar brillantemente su talento en vinilo. Deciden entrar en el territorio de la leyenda. Editan un single que rápidamente se convierte en un ser mitológico. Extinto en la actualidad, sus afortunados poseedores hablan maravillas de su pop fresco y estimulante. El material se obtiene y se procesa en un local de ensayo. Sorprende el nivel de su contenido poco común en trabajos con medios tan rudimentarios de procesado.
Se atreven con todo: Cambios de tiempo, rupturas armónicas y sonidos artesanales se entremezclan haciendo las delicias del oído avezado. Eggstone se convierte en la armonía del caos. Cuánto más enrevesado es su pop, más sutil parece. Su apariencia poppy encierra una gran profundidad sonora y narrativa. Descifran la fórmula del éxito.
Es 1991. Eggstone se consolida como una de las propuestas más interesantes del floreciente underground sueco. La fortuna se cruza en su camino. Conocen al productor clave en la escena sueca. Tore Johansson había refinado los temas electrónicos de A-ha o New Order en los 80 al mismo tiempo que creaba un estilo reconocible dentro del pop nórdico.
Tore se prenda de la vitalidad creativa de Eggstone. Les aconseja salirse de las fronteras del típico trío musical. Adorna la fabulosa base del grupo con mucho tino introduciendo cuerdas, teclados y un sinfín de instrumentos nunca vistos. Crean juntos un mundo musical diferente en el EP Shooting time. Ese sonido tan valioso y peculiar les lleva hasta Snap Records en 1992.
Desembarcan en la música profesional y les sirve para sentirse lo suficientemente protegidos como para llevar a cabo su gran ambición. El estudio musical Tambourine echa a andar con los Eggstone a la cabeza acompañados por Tore y Anders Nordgren, un asiduo colaborador de bandas como los Cardigans. Por ese estudio de grabación pasarán en un futuro bombazos musicales como los propios Cardigans, Saint Etienne o Envelopes. Allí surge el sonido característico del pop escandinavo que tiranizará las listas de finales de los noventa y principios del 2000. De ese lugar sagrado para la música sueca sale lista para su distribución una maravilla de nombre In San Diego.
El disco amanece en otoño. La intensidad y la calidad inimitable de los Eggstone dejan boquiabiertos a miles de seguidores repartidos por todo el planeta. No se trata de un álbum debut al uso. Deja huella. El disco funciona muy bien en el mercado local. Shooting Time y Can’t Come Close Enough encajan con una generación con ganas de diversión intelectual. Se convierten en hits instantáneos al mismo tiempo que copan las emisoras universitarias del país. Lo cual ofrece a la banda la oportunidad de tener cierta presencia en las listas de éxitos.
El trío de Malmoe se atrinchera en Tambourine para proyectar su segundo LP. Es 1993. Michael Blair, productor de Elvis Costello, Tom Waitts o REM, experimenta y enriquece el sonido Eggstone. El trabajo de Blair ya se intuye en 1994 cuando el single Water irrumpe en la escena como un coloso anticipando un gran trabajo.
En marzo brota una lujosa maravilla con una trascendencia única. Somersault resulta imprescindible para entender los noventa europeos. Además, la relación laboral de Blair con la banda sueca rompe moldes. Introducen un concepto freelance en su labor con un límite de tiempo ajustado. La maniobra supone una nueva concepción del trabajo en estudio. Blair suda la gota gorda pero el resultado sobrecoge a la crítica.
El tour´94 de la banda incluye un extenso recorrido por Escandinavia y Europa. Londres les espera con entusiasmo. El carisma y el talento de la banda salen reforzados de su viaje por UK. En Japón se encuentran con una histeria colectiva que les sonroja. En el aeropuerto les esperan decenas de fans enfervorecidos. El momento surrealista del viaje se produce cuando invitan al trío de Malmoe a participar en la ceremonia de graduación de la Yokohama University. Ante la incredulidad de los músicos suecos, la organización les recibe con una pantalla gigante instalada en el campus que transmite el clip de Water. La ovación que reciben dura varios minutos. Eggstone se marchan de Japón convertidos en mitos. Allá les conocen como Los padrinos del Pop sueco.
Un año más tarde aparcan brevemente la furgoneta para regresar a su estudio. Trabajan perfeccionando el talento de otras bandas. Volcados en su faceta de productores deciden crear Vibrafon Records. Un sello propio donde desligarse de la industria y ayudar a consolidar el sonido del nuevo pop sueco. La discográfica de los Eggstone publicará a lo largo de los noventa éxitos comerciales de músicos como Cardigans, Lady Lynette, Ray Wonder, o Jenka.
Ese mismo año 95 es testigo del lanzamiento de Somersault en US y Canadá bajo el sello BMG. Las críticas responden a las expectativas y son nominados a un Grammy sueco. A pesar de todo, continúan siendo minoritarios excepto en los círculos musicales y afines.
Pretenden coronar su incipiente carrera con esas melodías llamadas a la eternidad que sobrevuelan sus cabezas. Apuestan al riesgo. Es 1996 y la banda sueca prepara el que será su disco fetiche. La audaz perfección de Vive la diffèrence! convierte el álbum en un must para cualquier músico independiente. Un nicho de mercado que recoge con entusiasmo el guante lanzado y crea a su alrededor una especie de mística chamánica.
Con nuevo material bajo el brazo, Eggstone regresa al Lollipop Festival de Estocolmo tras dos años sin aparecer por allá. La acogida popular y la expectación creada por su actuación les encumbra a la cima de la escena sueca. La diversión siempre está garantizada en sus directos y eso es algo que termina por cautivar a su devoto y creciente público. Meses antes de la salida al mercado de Vive la diffèrence!, la banda publica la partitura musical de su nueva obra.
El disco ve la luz a comienzos del 97. Le acompaña la típica gira promocional. Viajan a varios países europeos y a Japón. En el país del sol naciente son recibidos como iconos musicales. Recibimiento tan desmedido sorprende de nuevo a los integrantes de la banda, que parecen la reencarnación de los Beatles.
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Ese mismo año se celebra el último mundial de Bonving hasta la fecha, especialidad atlética inspirada por las zapatillas deportivas del mismo nombre que usan los Eggstone. La sede del evento es Malmoe. Maurits y Per son los vencedores del oro. No hay mucho más que decir sobre esta disciplina deportiva.
Eggstone hace una visita promocional a Londres donde se les venera como agentes rejuvenecedores del pop. En 1998 se marchan a Estados Unidos y Japón para lograr posicionarse en el angosto mercado musical. La gira les ocupa casi todo el año.
Madrid se cruza en su camino en ese año 98. El sello madrileño Siesta trabaja en un compendio de los discos de estudio de la banda a los que añade rarezas e incunables únicos. El recopilatorio degusta ese aire a Gainsbourg, Beach Boys o Prefab Sprout que destila la carrera de Eggstone. El resultado es Spanish Slalom, una verdadera pieza de coleccionismo hoy en día. Greenberg & Campbell son los elegidos para construir la icónica portada del vinilo. Vienen avalados y aclamados por su trabajo para Pizzicato Five.
Un año más tarde, se publica otra compilación de la trayectoria de la banda aunque de menor entidad. Se trata de Ca Cháuffe en Suéde!, editado por Tricatel. Los chicos de Malmoe trazan las líneas de un esperado cuarto trabajo. Para darle forma cuentan con la pericia del productor francés Bernard Burgalat. No obstante, diferentes circunstancias de la vida les privan de colmar los deseos de sus seguidores. Inmersos en el trabajo de producción en su estudio los años se les han escapado entre arreglos y samples.
Per Sunding se ha consolidado como uno de los productores más influyentes del norte de Europa. Trabaja habitualmente con gente como Cardigans, Bob Hund, Ark 22, The Perishers o Swan Lee. Por su parte, Patrick Bartosch se ha convertido en un viajero empedernido especialista en destinos exóticos. Vive más tiempo en aeropuertos lejanos que en su ciudad natal. El resto de su tiempo lo invierte en el refinado restaurante francés que posee junto al resto de la banda en Malmoe. El nombre del local es La Couronne.
Por el camino tuvieron que decir adiós a Vibrafon aunque Tambourine sigue vigente y a pleno rendimiento. Mientras, su legado vive entre los sibaritas musicales que esperan al nuevo mesías en vinilo. Un hecho que está previsto que suceda pero aún nadie sabe cuándo ni dónde.
Hay carreras que demuestran que la intensidad creativa depende de momentos breves de inspiración que no tienen por qué tener continuidad. El impulso de la juventud se pierde con el tiempo y se mantiene viva la leyenda de lo que fue y también de lo que no podrá ser. Eggstone apostaron por crear lo justo y necesario sin presiones externas ni internas para ser inmortales. Por si fuera poco, han sido capaces de hacer crecer nuevas flores en su jardín. El jardinero jefe del pop sueco ha cuidado con mimo hermosas flores musicales cuyo aroma aún se halla impregnado en nuestro cerebro de una manera sumamente elegante.
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