Quizás hoy no sea uno de ellos, pero en esta época del año brillan y son especialmente sentidos. Son aquellos días en los que el mejor plan es quedarse en casa o buscarse un buen refugio. Y si tenemos delante unos cristales para poder observar cómo llueve fuera, mejor que mejor. Para los que nos gusta la música, estos días otoñales son de aquellos en los que más disfrutamos escuchando música. Pero no cualquier cosa, ya que hay canciones, discos y grupos que parecen haber nacido para acompañarlos. Por ello, en Crazyminds, aprovechando que estamos de pleno en un otoño al que le costó arrancar pero finalmente se estableció (y con ganas), hemos decidido que es el momento idóneo para recopilar nuestras canciones favoritas. Y en vista de la cantidad de temas seleccionados por la redacción, os las ofreceremos en dos partes. Aquí va la primera.
Si hay un disco que sirve de principio a fin como banda sonora para días así, es el mítico OK Computer de Radiohead. Cualquiera de las joyas que alberga es ideal para recrearse en toda su melancolía en días así, como este Paranoid Android del cual el ritmo y las guitarras del principio parecen emular a las mismas gotas de lluvia. Ritmo y guitarras que, aun bajando revoluciones, consiguen el mismo efecto en el Mirrorball de Elbow, acentuado con el piano, las orquestaciones y la voz tristona de Guy Harvey. También podemos sentir la lluvia entre la batería y la melodía perezosa del Autumn Sweater de Yo la tengo; entre la guitarra, las cuerdas, la voz de Mark Lanegan y los coros del Some Misunderstanding de Soulsavers; entre las guitarras de Every Shining Time You Arrive de Sunny Day Real Estate e incluso en la atmósfera de la tranquila pero intensa Señora de las alturas de Los Planetas. Por no olvidar la mítica Nothing Else Matters de Metallica, con toda una tormenta en su estribillo.
El otoño, sus tardes inmediatas y sus días lluviosos también son para recrearse con la sensibilidad de nuestros solistas favoritos y sus canciones reposadas. Como Micah P. Hinson y sus Seven Horses Seen, Damien Rice y su Volcano o el rey de las canciones para estos días, Bon Iver con los dos actos de The Wolves. O canciones con ese mismo espíritu, como el Hollow Talk de Choir of Young Believers o el Death to my Hometown de Logh. Son también los mejores días para apreciar la combinación de voces de Mark Lanegan y Isobel Campbell en canciones como No Place To Fall, para deleitarse y recordar Angelene de PJ Harvey o la delicadeza de Beth Gibbons junto a Rustin Man en Mysteries.
Y qué decir de grupos con sonidos más electrónicos que crean las atmósferas idóneas para no pensar en nada y sólo observar el exterior gris y lluvioso. Como Chromatics con I’m on Fire, Air y su sugerente Playground Love o el aún más sugerente trip-hop de Massive Attack con clara referencia en el título en Pray For Rain.
Pero Massive attack no son los únicos que directamente mencionan la misma lluvia en los títulos de sus canciones más grises. The Cure, en toda su oscuridad, no podían ser menos y tienen también su propio Prayers for Rain, como otros de los reyes de las canciones otoñales, Counting Crows, que nos dejaron una triste Raining in Baltimore no apta para deprimidos pero preciosa para deleitarse con ella.
Canciones todas ellas tristes, sí, quizás no muy adecuadas si uno no tiene su mejor día. Pero preciosas y delicadas, pequeñas joyas conocidas y no tan conocidas de las que seguro que disfrutaréis en esta época. Con un libro en las manos, conduciendo bajo la lluvia, sorteando charcos por la calle, mirándola a través del cristal del autobús o del tren o simplemente ambientando cualquier momento en el trabajo o en casa. Y no os preocupéis si echáis de menos alguna, porque dentro de dos semanas os ofreceremos más. Aunque seguro que nos dejamos más de una. ¿Cuál es vuestra favorita?