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Lista Crazyminds: Canciones para conducir de noche

Son las dos de la madrugada y no puedes dormir. Has dado tantas vueltas en la cama que las sábanas ya no saben qué cubrir. Algo pasa por tu cabeza, te sientes agobiado. Con tu vida, con tus circunstancias, con quienes te rodean. Y de repente sientes un ansia acuciante por desvanecerte, por desaparecer, por huir. A donde sea, cualquier lugar será mejor que este, de eso estás seguro por unos instantes. Sin nadie, sólo con tus pensamientos, compañía suficiente por ahora.

No lo dudas ni un segundo, saltas de la cama como un muelle, te colocas unos pantalones decentes, unos zapatos cómodos y te diriges al coche. La ciudad está en calma y entre la contaminación lumínica entrevés alguna estrella afortunada. Puerta, asiento, cinturón, retrovisores, llaves en contacto. Se enciende la radio y empieza a sonar Nightcall de Kavinsky, la canción que justo tenías en mente, la que te impulsó a hacerlo. Su ritmo pausado te sirve para arrancar poco a poco, There’s something inside you, it’s hard to explain. Sí, cierto, ni tú lo sabes, pero ahí está.

Una vez cogido el ritmo, te apetece recrearte en la noche. Las aceras están vacías, algún coche se cruza de tanto en tanto, la luz de fuera se vuelve tenue a medida que te alejas del centro de la ciudad. Playground love de Air, el trip-hop sugerente de Teardrop de Massive Attack, la calma de Nightingale de Low y finalmente Wishes de Beach House. Canciones que acompañan esa oscuridad cada vez más intensa, canciones que te rasgan el alma. Que te hacen soltar unas pocas lágrimas, con las que sientes desahogo. Oh nightingale, don’t you cry. No, por mucho que lo oigas, es imposible. Todo es demasiado. Todo te supera. Te cuestionas cada minuto y segundo de tu rutina, cada gesto, cada mirada, cada acción. ¿Y si? Qué pregunta tan peligrosa, no, no sigas por ahí. Sigue conduciendo, deja que la oscuridad a tu alrededor te calme, que la calma exterior te empape. Ahora que has salido de la ciudad, mucho mejor.

Giras a la derecha, tomas una carretera solitaria, curva a un lado, curva a otro. Ni un solo coche se cruza en tu camino, te sientes libre, y la cosa empieza a animarse con Morphine y su mítico Cure for pain, sigues a buen ritmo pero tranquilo con Glen Hansard y su Talking with the wolves y ves que a pocos kilómetros está la salida de la autopista. No sabes donde vas, ¿acaso necesitas saberlo? Tómala y siente la amplitud de la misma, piérdete en ella. Empieza a sonar entonces la guitarra de Vapour trail de Ride y decides que es el momento de hacerlo, te dejas llevar por el sutil violín que suena al fondo y la suavidad de su melodía.

Con el final de la canción coges con ganas el carril de aceleración, y te encuentras la autopista más solitaria que nunca. Es el momento de pisar el acelerador, de desahogarte corriendo un poco, consciente y cuidadoso. Empieza a sonar Be quiet and drive (far away) de Deftones, calentamiento perfecto, porque después vienen esos tres minutos que estabas esperando, Keep the car running de Arcade Fire, sí, sólo una canción, pocos minutos, pero suficientes para que tengan el efecto que buscas. Sientes la adrenalina circular por todo tu cuerpo, te transportas a otro nivel, eres el rey de la carretera, de tu ciudad, del universo si hace falta. Ya está.

Porque tras esta, hay que desacelerar, buscar la siguiente salida. Curse the night de The Raveonettes y Under this moon de Nick Cave and the Bad Seeds te ayudarán a ello, te acompañarán, y entonces llegarán The Smiths, que te cantarán Take me home tonight en There’s a light that never goes out, y sabrás que es la señal que necesitabas para volver a casa. Todos tenemos malos momentos, pero la huída nunca es la solución, ¿verdad?

Por suerte tampoco acabaste tan lejos, las luces de la ciudad vuelven a absorberte otra vez, las calles se vuelven familiares y sólo tienes ganas de volver a meterte en tu cama. En tu casa, sí, porque sigue siendo tu casa, y te gusta. Kill for love de Chromatics y finalmente Just like honey de The Jesus and Mary Chain te acercan, desaceleran el coche, te relajan. Ni te has dado cuenta y ya estás allí otra vez, aparcas, apagas el motor, deja de sonar la melodía pero aún la tienes en la mente. Walking back to you, is the hardest thing that I can do. Sí, quizás sea cierto, pero al final siempre compensa. Te despojas de los zapatos, del pantalón, te metes en la cama y por fin, el soñado sueño llega.

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