Que la banda liderada por Robert Smith lleve más de treinta años siendo una referencia no es una sorpresa, cosa difícil, pero que a esta alturas escriban directos prodigiosos, extremadamente perfectos, cuidados en sonido, fondo y forma, si es que es para dignificar. Ahora nos presentan Bestival 2011, la actuación en dicho festival del pasado verano.
A diferencia de sus últimos trabajos en directo, Show y Paris de principios de los noventa, en los cuales se dejaba mayor margen a la improvisación, ahora nos ofrecen un doble álbum donde no falta ningún clásico. Mucha gente puede extrañar Three Imaginary Boys, quizá; otros A Strange Day, si, o Pictures of You, seguramente la baja más sensible, pero todo ello compensa con la descarga de himnos uno tras otros como Just Like Heaven, Plainsong, Boys Don’t Cry, Inbetween Days, A Forest y muchos más.
Ahora con la vuelta a la banda del teclista Roger O’Donnell, The Cure recupera su sonido clásico, añorado por muchos. Lo cierto es que al ser una actuación en un festival, The Cure se ve en la obligación de recortar minutos a su setlist, quedándose en treinta y dos temas por un total de dos horas y veinte minutos solamente. Si, solamente, porque The Cure se extiende hasta las tres horas.
Como cabeza de cartel, Robert y compañía supieron qué cartas mostrar y cómo jugarlas y desplegaron todo el poderío que su carrera y repertorio puede ofrecer, pero lo más importante, supieron reinventar sus canciones y adaptarlas a los tiempos modernos sin tropezar con fantochadas y ataques de megalomanía propias de otros grupos venidos a menos. Ellos no, fueron directos, grandes, sencillos, apasionados, rockeros y oscuros, fueron en definitiva The Cure. Ningún concierto de The Cure es igual, y este no iba a ser menos.
El resultado es un directo antológico, de los que no venden cifras importantes, pero de los que los fans y amantes de la música rinden pleitesía.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8,5/10
