Al margen de los años que pasen, la islandesa Björk no deja de ser una artista en todas las dimensiones, mucho más allá de lo musical.
Y como no entiende de fronteras creativas, nos trae el nuevo vídeo para la canción Stonemilker y aunque parece algo sencillo (ella, una playa desierta), tiene truco: Es un vídeo 360º, lo que permite ver todas las posiciones posibles desde donde se graba. Ella lo define como un acercamiento a la intimidad y una forma de sentir la música desde perspectivas muy diferentes a las que habitualmente tiene el público.
El vídeo fue presentado en el Moma de Nueva York hace un par de meses, museo que admira a la cantante por encima de todo y ahora ya podemos juguetear todos con él.