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Segunda jornada del Sonorama: Buen rollo contagioso

SONORAMA 2012

Si alguna vez has ido al Sonorama, sabrás que uno de los momentos más mágicos son los conciertos de la Plaza del Trigo. Te cruzas con los amigos de otros años, los amigos de anoche o los amigos de siempre. Y este viernes del Sonorama se escucha un rumor, casi unánime: «que pena que te has perdido a La M.O.D.A. ¡Menudo directo! ¡Que bueno!» Lo reconozco: llegamos tarde y esto nos hace sentir mal.

Lo que si pudimos ver en la plaza fue el concierto de Sidonie. Tocan dos veces en este festival y una han querido que sea en ese entorno mágico que nos cede la localidad de Aranada de Duero. Y un año más, debemos agradecer la complicidad de toda la localidad. Ni una sola mala cara, nadie aparentemente molesto… te sientes recibido como en casa. Y entre calderos de agua tirados por la ventana y terrazas y bares a rebosar, música.

Un concierto de versiones. No es una idea original la de Sidonie, pero es una gran idea.Tocaron canciones de los Stones, Madonna (ya conocida por sus primeros discos) Bob Dylan, el My Generation de The Who, The Velvet Underground, o la locura de Kids, de los MGMT, con letra en castellano y la piel de gallina viendo con que entrega y cariño la plaza ayudaba en los estribillos. Cerraron su concierto con temas propios, con una enorme sonrisa y con mucho calor. Pero con la sensación de haber hecho felices a todo su público, con el que tiene una complicidad enorme, y nos agachamos sin que nadie nos lo pida, aplaudimos sin necesitar que Ros o Axel Pi comiencen y distintas locuras, como colgarse de las barras del escenario el propio batería. Si no hiciesen ese tipo de cosas, no serían Sidonie.

Y que bien te lo pasas en Aranda. Después de los conciertos, y con The Bright tocando de fondo en el escenario Red Bull, se puede comer y vivir un ambiente inmejorable. Los violines y la suavidad del grupo leonés me hacía pensar que tal vez podían haber tocado en la carpa o en El Trigo, pero fue un momento de relajación óptimo. Y el paso obligado por el Cafe Central es otro gran momento del festival. Te tomas un refrigerio, escuchas esas canciones que todos bailamos en el panorama indie y nuevamente el ambiente… ¡Qué ambientazo!

Ya por la tarde, teníamos cita con la organización y Santi Balmes. Pudimos hacerles algunas preguntas y visitar las instalaciones. Y pudimos preguntar a la organización si el Sonorama Aranda 2013 estaba asegurado: «Si… No… No lo se!» Algunas ciudades compiten por llevarse el evento a otros lugares y explotarlo. Y parece que las instituciones no ayudan demasiado a Art de Troya y todos los voluntarios que están detrás, a pesar de que nos reconocieron que el Sonorama deja aproximadamente 2 millones de euros. Desde aquí pedimos que el festival se quede en Aranda y podamos seguir conviviendo con la localidad muchos años más.

Pudimos ver el espectáculo que dió The Gift. Tuve la sensación de ver menos gente que el día anterior a la misma hora, y es que el calor rozaba lo asfixiante y los autobuses hacia la zona de la piscina iban llenos. La formación portuguesa repartió disparadores de confeti para el público y vivimos un momentazo del festival con todo el público disparando a la vez. Muy animado y fuerte de ritmo, algo que para la hora que era podía ser acusado de alguna manera más tarde.

Uno de los conciertos más esperados personalmente, y que no defraudo, fue el de Dinero. Incluyendo algunas letras con referencias al Sonorama se metieron al público en el bote. Y su vigor es tremendamente contagioso. Ellos mismos solicitan conquistar el escenario principal Ribera de Castilla (algo que apoyamos sin dudar) y reivindican la música cantada en español. Por su estilo podemos pensar que les puede cuadrar muy bien cantar en inglés, pero ellos mantienen sus principios y poco a poco les irán convirtiendo en un grupo referente del rock español. Mi opinión personal es que ya forman parte de la élite, aunque sé que aún no han convencido a todos.

Algunos paseos hacia la carpa, que por cierto, este año suena mejor (aunque a grupos como The Birkins les costará encontrar el tono), vimos varios conciertos a lo largo de la noche. Destacamos a The Monomes, el directo de los murcianos Neuman, en el que la oscuridad del escenario humeante se convierte en un ambiente perfecto para la formación, que se entrega con su musicalidad y distorsión.

Tocando en casa, como el equipo que es capaz de llenar su propio estadio, hacen su aparición Corizonas, quienes entre Arizona Baby, Los Coronas, Dos Bandas y un Destino y ahora este proyecto, no faltan. Todos conocemos su espectáculo, cada vez más próximo al rock tradicional y más alejado de esos toques desérticos musicalmente hablando. Nunca defraudan. Son una apuesta fija.

Con la nocturnidad como aliada, We Are Standard salió al escenario Ribera de Castilla para hacer bailar a todo el mundo. Y vaya si lo consiguieron. Con canciones muy coreadas como 7:45 (Bring me Back Home), y una actitud muy festivalera, su directo se convirtió en uno de los más animados del día. El final, con movimientos «sensuales» de Deu Txakartegi, se convertía, sin apenas darte cuenta, en el inicio del directo de Love of Lesbian. Puede que esto hiciese olvidar el directo de los chicos de Getxo. Muy al contrario, agradecemos un concierto tremendamente divertido.

Y como deciamos, en el escenario Castilla y León es vida, sale la banda más esperada del día. Nada que reprocharles. Un sonido casi inmejorable, una actitud perfecta y una entrega total a su público. Santi Balmes es un cantante que está en constante contacto con su público. Habla con nosotros, nos hace corear, agacharnos, aplaudir… como deciamos antes de Sidonie, solo un grupo así puede llegar a este nivel de complicidad. Con la ayuda de uno de los gurús de nuestra música, a la guitarra y al teclado, Ricky Falkner, Love of Lesbian no se cerraron a las canciones de su último LP y dieron a su público al final del concierto ese típico ritual que les lleva a cantar un himno tras otro. Gran respuesta con Jhon Boy, Incendios de nieve fue coreada, que no silvada, a petición de Santi. Si tu me dices Ben yo digo Affleck es un tema que Santi aprovecha para lucir su increible forma de bailar, con una cojera simulada divertidísima. Carece de complejos, por suerte. Y así lo manifestó en Me amo, otra de sus canciones míticas. Con una camisa hawaiana y esas gafas que todos conocemos, obligó a encontrar el divertimento en la media noche.

Kakkmaddafakka es una de las formaciones internacionales que pisaban este año suelo arandino. Salieron al escenario con una gran bandera y el nombre del grupo, una buena forma de que nadie se equivocara con su ya complicado nombre. Percusión, violonchelo, guitarra, bajo, teclado y dos gimnastas haciendo los coros. Parece una locura explicado y sé que tú, lector, no entenderás muy bien cómo. Pero allí, entre la noche, la confusión de las bebidas refrigerantes y el entorno, era muy divertido. Y la verdad, la música de Kakkmaddafakka es animada y encajó más que correctamente.

Y para cerrar el día, el viernes del Sonorama, La Casa Azul. Nuevamente letra y música divertidas, electrónica al servicio de la fiesta y la diversión. Si bien Guille Milkyway ya tenía un carro importante de canciones divertidas, la publicación de su último disco y la modernización de su setlist han mejorado de manera importante su directo. Y la hora a la que le correspondía a La Casa Azul hacer su concierto, también ayudaba a encontrar estados humanos poco convenientes para la practica circense de andar por la cuerda o ponerse en pie en una moto, pero muy adecuada para bailar sin parar lo que fuese menester.

Segundo día de festival, en el que lo más importante han sido las locuras de las bandas, contagiosas para el público que nos entregamos y nos divertimos de forma infinita. Un día muy intenso, pero que finaliza con una sonrisa de oreja a oreja.

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