InicioConciertos - ArchivoScissor Sisters: De adioses y felicidad

Scissor Sisters: De adioses y felicidad

Foto: Rosario López

Concierto con aroma a perfume, color de purpurina y ambiente de discoteca. Todo ello mediante una intensidad propia de las despedidas. El adiós de la banda a los escenarios acentuaba la pasión con la que artistas y público sincronizaban sus impulsos.

Todo era fiesta en el interior de La Riviera. Un huracán arrasador que en nada tenía que envidiar al Sandy exterminador de la ciudad natal de la formación, Nueva York. La puesta en escena, simple y colorista, fue un impacto sonoro y visual que hizo botar a toda una discoteca entregada. Diversión a raudales y un vestuario kitsch acorde con esa fusión tan personal del glam, la electrónica y el indie de la banda americana. Jake Shears y Ana Matronic, la pin-up más provocadora y sensual, que he visto, jugaban con gorgoritos y con sus cuerpos. Mientras, mi cuerpo, a pesar de estar de servicio, se empezaba a despegar del suelo dejándose llevar por la locura colectiva que veía a mi alrededor. Un público heterogéneo comunicado entre sí por la devoción a una banda y por la diversión que ésta desprendía.

Hubo tiempo para casi todo, menos para Laura. Un gran error que la simpatía y vitalidad de los dos vocalistas del grupo se encargaron de subsanar. Se celebró un cumpleaños de un pipa. Muy poco glamuroso a decir verdad. El chiquillo, chicarrón más bien, apareció en escena babeando cava. Un par de temas después, Jake se subió a la barra del local para acercarse más a sus alocados seguidores. Lástima que no le acompañase Ana, que en esos momentos ocupaba un amplio espacio en los corazones de alguno de los presentes. Lejos quedaba ya el inicio del concierto con Any which way, y sin embargo, el nivel festivo no decrecía gracias a temas de cintura fácil como Take your mama, Running Out, Let’s have a Kiki, con disertación de Ana sobre la semántica británica y española de la palabra Kiki, o I don’t like feel dancing cuando nuestros anfitriones dieron por acabada la fiesta. Sus invitados esperaron cortésmente un regreso que se produjo breves instantes después con vestuario nuevo por parte del dúo de vocalistas. Only the Horses y Fithy/Gorgeus parecían ser el broche final cuando «los Tijeras» se despidieron de nuevo. Una oleada de súplicas y un runrún de ¡Kiki, Kiki! pospusieron el adiós. Y mereció la pena. Extasiados por el calor de su público, los Scissor Sisters regresaron para tocar una vez más Let’s have a Kiki.

La simulación de una felación de la siempre irreverente Ana Matronic a Jake Shears siempre quedará en el recuerdo de los asistentes al concierto, aunque, quizás yo sea el único que lo recuerde. Es lo que tiene mi mente enferma. Pero lo que sí sé con certeza es que los escenarios estarán tristes en ausencia de estos neoyorquinos, que honran su profesión ofreciendo diversión, sonrisas y buen rollo en un mundo tan triste y mecanizado.

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