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Sana locura con Of Montreal en Barcelona

OF MONTREAL

Fecha: 29 de abril del 2012

Lugar: Sala Apolo (Barcelona)

 

Si alguno de los lectores recuerdan con poso de amargura la decepción que el paso de la banda de Kevin Barnes dejó en la edición del Primavera Sound del desalojo de plaça Catalunya y la final de la Champions, asegurarles que, si no estuvieron el domingo pasado en la sala del Paral·lel, se arrepentirán el resto de su vida. Porque si algo les sienta bien a los de Athens son los recintos cerrados; y qué mejor marco que este antiguo teatro de variedades para un espectáculo excesivo, desquiciado y vodevilesco, excitante y, sobre todo, divertidísimo.

 

Desde el primer momento se mostraron seguros de sí mismos, sin la sensación de deslucimiento y dispersión que el intento de agradar a todos en un festival tan bochinchoso consiguió. Todos estamos de acuerdo en que Of Montreal, ese invento de Kevin Barnes (a cuya ex quebequense hemos de agradecer infinitamente) es uno de los más delirantes del panorama pop-rock actual; el despliegue de talento e imaginación a raudales, eso se trabaja día a día. Y carisma… Bueno, de eso, Barnes & Co. andan sobrados. Sí, de acuerdo, en ocasiones las proyecciones incesantes, la parafernalia psicodélica, la escenificación, el cuasihistrionismo del cantante pueden llevar a pensar que el espectáculo es más una boutade que no un concierto con retroalimentación entre la banda y el público; pero ahí está ese talento, y Of Montreal se dedican al barroquismo más recargado con la seguridad de que, sobre las tablas, rompen cualquier barrera, las internas y las del público.

 

Así se demostró el domingo atacando, sin concesiones, esa rara joya experimental (bueno, ¿qué no es experimental en el grupo de los de Athens?) que es el Paralytic Stalks sin atisbos de inseguridad, como si combinar siete músicos, capas y capas de electricidad y electrónica, percusiones demenciales y toda la fauna que animaba el escenario fuese tan natural como el respirar. Y, aun a pesar de la temática de las canciones, desamor, desengaño, dolor, depresión, el optimismo y las ganas de divertirse contagió enseguida a un público que llenó tres cuartas partes de la sala.

 

Dejadme que me reitere: si no fuiste al concierto, acabarás arrepintiéndote. Sobre todo, cuando sepas que, aparte del Paralytic Stalks, recalaron en lo más celebrado (y, quizá, en lo mejor que han producido) del Hissing Fauna, Are You The Destroyer?, ese inolvidable hito del 2007 y que los llevó a la cresta de la ola de los medios indies. Con el añadido de no desmerecer el resto del repertorio, con alguna visita ocasional al Satanic Twins y un impresionante medley del Skeletal Lamping. Pero Heimdalsgate es capaz de hacer cantar y sonreír hasta a los zombis de The Walking Dead; como dicen los amigos @indiescabreados: esto es así.

 

Quisiera poder transmitir con la máxima fidelidad esa amalgama sonora, visual, artística y conceptual que fue la actuación, pero no me queda más remedio que acudir a la metonimia: cuando sales por la puerta te sientes embargado de optimismo y felicidad; o a la elipsis: no sabrás qué es hasta que no lo hayas vivido en persona. Quedaos con esto: es una invitación a un mundo que pinta las amarguras de colores psicodélicos, un remedio para purgar los sinsabores de estos tiempos que corren. Podríamos decir que Kevin y los suyos no son más que los médicos del dolor ajeno, repartiendo dosis de optimismo con abnegada generosidad.

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