Fecha: 17 de diciembre de 2011.
Lugar: Palacio de los Deportes (Madrid
Y es que eso es lo que han hecho Red Hot Chili Peppers desde hace muchos años. Parece increíble que un grupo que lleva treinta años en la carretera sea capaz de rejuvenecerse cada día y pueda ofrecernos un espectáculo de magnitud incalculable a base de imponentes golpes de rock, funk, metal e incluso blues. Madrid fue el escenario del final de gira europea de los californianos. Esos, que con la excusa de I’m With You, salen a ofrecer conciertos avasalladores, musculosos, rompedores, excitantes, orgásmicos y contundentes.
Las más de 17.000 personas asistentes en el Palacio de los Deportes pudieron dar fe de ello cuando comenzaron los primeros acordes de Monarchy of Roses, y a continuación Can’t Stop, Charlie y Scar Tissue con un juego de luces efectivo e hipnótico. La noche entonces ya se sabía ganadora, y todo el mundo pudo comprobar que los Red Hot eran los Chili Peppers de siempre, que las guindillas siguen picando y mucho, y que todo el engranaje funcionaba a la perfección. Trallazo tras otro no hubo tiempo para ponerse a pensar en la alargada sombra de la deidad que representa John Frusciante, esa figura que siempre sobrevolará sobre el nuevo guitarrista Josh Klinghoffer, que ayer demostró pasar el test con nota, y su cada vez mayor adaptación al grupo.
Si alguien tuvo dudas de lo que pudo haber quedado de Red Hot Chili Peppers, ese reloj suizo llamado Chad Smith y el hiperactivo Flea, ambos la quinta esencia del ritmo del rock de la música contemporánea, hicieron despejar toda duda con la fuerza arrolladora de un directo de dos horas aderezado con clásicos rompedores. Sumado a ello la experiencia de un frontman del peso de Anthony Kiedis, hizo que un Palacio de los Deportes abarrotado viviera en comunión una fiesta de rock, empeñados en una ubicación que se les ha quedado extremadamente pequeña desde hace mucho tiempo.
Mensajes coherentes con Throw Away Your Television, repaso a lo nuevo con Look Around y Factory of Faith, guiños a ese salvajismo puro de los noventa con Higher Ground o el punto de inflexión que significa The Adventures Of Rain Dance Maggie, todo ello con jams de guitarra, bajo y batería entre medias, hicieron de todo una línea argumental épica.
Acabar el concierto antes de los bises con Under The Bridge, Californication y By The Way es anunciar a las claras que pocas bandas de rock hoy en día pueden ofrecer un concierto similar. A la vuelta más solos, Dani California y el previsible himno de despedida, Give It Away. Hubo tiempo para acabar con Flea, Josh y Chad rozando el orgasmo común con los miles de asistentes y demostrando que las cuerdas pueden ser un objeto de placer, y realizar minutos de gloria personificada en notas de desnudez salvaje, esa desnudez que siguen teniendo Red Hot Chili Peppers. Pasarán muchos meses para que Madrid vuelva a disfrutar de tal manera. Quizá no, ya que el 7 de julio volverán a la capital con Rock in Rio Madrid, pero eso será otra historia.