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Recomendamos… El Secreto de Sus Ojos (2009) de Juan José Campanella

EL SECRETO DE SUS OJOS

El cine aún guarda sorpresas para el espectador. Cuando uno cree que ya lo ha visto todo, de vez en cuando entra en una sala de cine o ve una película de refilón, sin esperar mucho de ella, y, muy de tanto en tanto, descubre una maravilla que le hace congraciarse con el séptimo arte. Se trata de largometrajes que automáticamente pasan a tu galería de favoritos y que recomiendas sin dudas cuando alguien te lo pide. El secreto de sus ojos, del argentino Juan José Campanella, es una de esas películas, sencillas, bien narradas, que podemos calificar simplemente como bellas.

Siempre es de agradecer encontrar un filme donde no se necesitan los artificios externos, efectos especiales, reparto de estrellas taquilleras o espectaculares localizaciones para centrarse en la trama contada por grandes interpretaciones. Este es el caso de El secreto de sus ojos. Basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri, nos narra la historia de Benjamín Espósito (encarnado por Ricardo Darín) un secretario judicial jubilado de Buenos Aires que, obsesionado por un caso de violación y asesinato de hace 25 años, decide narrarlo en una novela. Para darle forma acude a Irene Menéndez (Soledad Villamil), quien fuera su jefa y amor imposible, lo que sirve de excusa para llevarnos hasta la investigación del caso.

El secreto de sus ojos es un thriller policíaco combinado con un drama romántico o viceversa, porque cuando uno la ve, no sabe cuál funciona mejor. Pero, ante todo, estamos ante una historia de miradas, una trama de diálogos perfectos en los que en muchas ocasiones las palabras no se pronuncian, sino que se adivinan en las pupilas de los actores, elemento fundamental en todo el metraje desde el principio hasta el final. Darín y Villamil se comunican en silencio y en silencio llegan al espectador, al igual que el resto de los secundarios que conforman un tapiz casi perfecto de amor, muerte, intriga y amistad. Las frases que se dicen en voz alta, y las que no, nos convierten en cómplices del argumento, en testigos involuntarios de dos tramas brutales, enormes pero simples a la vez. Sensación que refuerza la realización de Campanella, construida sobre los detalles con los planos subjetivos. En la mayoría de ellos la acción se desarrolla en segundo término, con un objeto claro en el primero mientras que atrás la imagen se difumina. Crees que más que en la sala de cine, estás en el coche con Benjamín y Sandoval o en el despacho cuando Irene piensa que él se le va a declarar.

Otra parte de la genialidad de esta película es la facilidad con la que el director nos lleva de una época a otra, sin confusiones, sin necesidad de recursos aclaratorios y con pequeños toques maestros como el relato del crimen en los diversos principios que Espósito intenta para su novela. La voz en off del personaje de Darín se cabalga en las imágenes para llevarnos de un lugar de Argentina a otro, de los sentimientos de Benjamín e Irene o de la amistad perdida del protagonista con su contrapunto tragicómico Sandoval (interpretado por el cómico Guillermo Francella, otro de los grandes atractivos de la película).

Aun siendo una película contemporánea, El secreto de sus ojos se trata de un clásico, de una reivindicación moderna de que el auténtico cine todavía es posible en un mar de superproducciones: dos horas de gran pantalla con mayúsculas aunque se vean en una pequeña televisión. Sobre todo el final, ese final adelantado que nosotros no podemos avanzar pero que resume en una sola frase la genialidad de la historia. Ya dije en una ocasión que Hollywood amenaza con un remake con Denzel Washington como Ricardo Darín… ya son ganas de estropear una joya del séptimo arte.

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