La efervescencia juvenil se suele disipar con el paso de los años. La madurez se abre paso en la vida y en la música, pero no son muchas las bandas que saben asumirlo con naturalidad exprimiendo sus virtudes al tiempo que liman sus defectos de juventud. La mayoría, en cambio, languidece presa de sus egos y sus divismos una vez se consagra su carrera. Algo así resume la carrera de Supergrass.
Gaz Coombes y Danny Goffey crecen escuchando a los Beatles, a T-Rex o a los maravillosos Kinks en su Oxford natal. Su obsesiva pasión por la música les lleva a formar parte de una banda local cuyo nombre responde a The Jennifers. Los adolescentes cuentan con 16 y 18 años, respectivamente. Combes destaca como vocalista mientras Goffey es un prometedor batería. Éste es hijo del periodista de la BBC Chris Goffey, lo cual abre a la banda un sinfín de puertas llegando a grabar para el sello Nude Records el single Just Got Back Today en 1992. Gaz y Danny acuerdan seguir colaborando juntos tras su experiencia conjunta en la banda.
Poco después, Coombes conoce a Mick Quinn mientras le sirve una cena en su trabajo de camarero. Ambos hablan de música y acuerdan darse una oportunidad. Quinn es un músico de un nivel inalcanzable para los imberbes de Oxford, pero aun así el potencial de los tres juntos es elevado. Necesitan un teclista y lo encuentran en casa de Gaz, donde su hermano Rob destaca por atronar al vecindario con sus teclados. Inexplicablemente, no se le considera miembro oficial del grupo hasta una década después.
Pasan a llamarse Theodore Supergrass. Unos meses después simplifican la idea inicial dejando como identificativo el nombre de Supergrass. Dan sus primeros conciertos ante un rebaño de vacas próximo a la casa de Quinn. Graban al fin una maqueta en los estudios Sawnill de Cornwall. Su carta de presentación gusta lo suficiente como para lograr tocar en el Jerico Tavern frente a ejecutivos de diversas discográficas. Los ejecutas escuchan y apuntan en rojo el nombre de la banda. Los chicos de Oxford trabajan duro hasta lanzar su primer single.
Caught by the fuzz anticipa una frescura muy recurrente en el indie posterior y narra la experiencia personal de un Gaz adolescente que es pillado por la bofia con marihuana. John Peel, siempre omnipresente en la carrera de casi todas las bandas británicas, se fija en ellos para pinchar su tema en la Radio 1 de BBC. La partida inicial de 250 unidades se agota rápidamente mientras se dispara la demanda del single. Parlophone anda vivo y se lleva al grupo a su catálogo con el propósito de lanzar un álbum debut en otoño.
Mientras, NME y Melody Maker nombran al single como canción de la semana en sus publicaciones. Un reconocimiento conjunto en ambas publicaciones suele ser tan extraño como un eclipse solar. Un estilo diferente, fresco y tremendamente juvenil, irrumpe en el mercado británico con visos de arrollar lo existente. Los singles fluyen en las listas de éxitos y se suceden en los primeros puestos Mansize Monster, Lenny, Alright y Going Out.
Se suceden 18 meses frenéticos de giras y festivales multitudinarios donde se granjean el favor del público en el escocés T in the Park, Hollywood Rocks en Rio de Janeiro, Big Day Out en Australia e incluso en el Glastonbury de 1995. Dan un paso adelante en cuanto a conceptualización y calidad del directo. El público comienza a enamorarse de la propuesta en vivo en la banda y su reputación se eleva merecida y rápidamente. I Should Coco alcanza el número 1 en UK. Inmejorable resultado para un debut discográfico.
Steven Spielberg les ofrece protagonizar una serie televisiva sobre sus peripecias. Un tanto exhaustos, declinan la tentadora oferta y deciden regresar a casa para reposar sus maltrechos cerebros agitados por tanto directo. Se preparan para regresar al estudio. Y eligen un lugar en el que se sienten como en casa. Los estudios Sanwllas vuelven a acoger su talento en un álbum autoproducido con la inestimable ayuda de John Cornfield, el mítico productor de gente como Muse, Stone Roses, Robert Plant o The Verve.
In It For The Money muestra una oscuridad no vista hasta entonces en Supergrass, una evolución imprevista pero que se recibe con una inusitada expectación. Las excelentes críticas y el regreso a las portadas colman de éxito a la formación. Cae un disco de platino en las Islas, mientras las ventas del álbum fuera de ellas ascienden a un millón. Es 1997.
1998 es el año de las colaboraciones. Gaz y Mick colaboran en el Anutha Zone de Dr. John participando en Voice in my Head. Danny, por su parte, ayuda a Lodger a cohesionar su primer disco. En 1999 ve la luz Supergrass, tercer LP del grupo. Directo al #1. Pumpin On Your Stereo copa igualmente la lista de singles británica tras un bombardeo audiovisual considerable en forma de clip. Inmediatamente después del lanzamiento del exitoso álbum, se embarcan en una selecta minigira de promoción que incluye el londinense Shepherds Bush Empire. Un evento incrustado en el Five Night Stand, un festival organizado a bombo y platillo por la MTV.
Sus directos tocan techo y ya nadie duda en afirmar que se trata de los mejores conciertos que pueden degustarse en las Islas. En su tercer disco exploran nuevas fronteras dentro de la inmensa diversión que transmiten, desde el rock más rudimentario a la electrónica más experimental.
Se empiezan a tomar las cosas con paciencia. Supongo que son cosas de la edad, de dejar atrás la pubescente prisa de crear incesantemente. No frecuentan los estudios de grabación hasta bien entrado el 2002. Life On Other Planets es el título de su cuarto trabajo, #3 en listas y disco de oro. No está mal, pero deja una sensación de decadencia entre los miembros del grupo y la discográfica. Se mentalizan de que su mejor momento ya ha pasado, a pesar de la calidad indudable de un buen disco de indie como Life On Other Planets. Al fin se reconoce como miembro de la banda a Rob Coombes. Un crítico enloquece afirmando que el mundo es mucho mejor desde que Supergrass habita en él. Semejante horterada da paso a una etapa bastante alocada y melómana de la formación de Oxford.
La vida contemplativa les visita durante tres años en los que sólo algún concierto aislado y algún escándalo sensacionalista dan fe de la existencia de Supergrass. A finales de 2004, vuelven a dar que hablar por su música mediante un recopilatorio conmemorativo a sus diez años de carrera. El Supergrass is 10 se lleva otro disco de oro a Oxford y roza el número cuatro en las listas de ventas. Al año siguiente, se edita su siguiente álbum de estudio con nuevo material, jalonado por varios acontecimientos extramusicales.
La muerte de la madre de los Coombes y el abandono de los estudios Sawnill por parte de la banda son el comienzo de una ola destructiva que tendrá su culmen en las portadas de los tabloides. La prensa amarilla se hace eco de la tórrida noche en la que Danny Goffey, Jude Law y sus respectivas señoras comparten lecho. Un intercambio parejil que provoca un escándalo magnífico despertando las mentes calenturientas de todo el Reino Unido. Sin embargo, el suceso da alas a la promoción de Road to Rouen, que alcanza el #9 en las listas y merece un disco de oro. La calidad del sonido Supergrass desciende notoriamente y, una vez evaporado el efecto Jude Law, los singles se encuentran con la triste realidad de una aceptación por debajo de lo esperado. St. Peterburg apenas llega a un mísero puesto 22. Mísero en concordancia con las expectativas generadas, evidentemente.
Tras la inevitable gira de promoción del Road to Rouen se encierran a trabajar en su siguiente LP. Un proyecto que se prolonga entre desgana existencial y distracciones varias hasta el año 2008. Diamong Hoo Ha es grabado en Berlín y producido por Nick Launey. Fiel reflejo de la pérdida de la frescura que siempre les había acompañado, el disco se empantana y no acaba de convencer del todo a público y crítica. Poco después, una idea persistente empieza a rondar la cabeza de los miembros de Supergrass. La banda alega ante los medios en 2010 diferencias musicales y agotamiento para tomarse un breve respiro. Atrás quedaba la pasión y la exuberancia. En el momento del adiós se encuentran en pleno proceso de elaboración y grabación de un séptimo álbum que no verá la luz jamás.
Gaz Coombes anuncia a bombo y platillo su intención de no integrarse en una banda e iniciar su carrera en solitario. Una trayectoria infructuosa aunque lucrativa. En 2012 lanza su único disco como solista: Here Come the Bombs. Vive en Brighton con Jool, su adorable esposa y sus hijos. Nunca ha descartado un reencuentro con su anterior banda: «No sé lo haré o diré dentro de cinco años».
De Mick Quinn se sabe más bien poco. Alejado de la música, vive apaciblemente en su Oxford natal junto a su mujer e hijos.
Por su parte, Danny Goffey es parte de los Babyshambles de Pete Doherty. Lo cual ha hecho que se mude junto a su popular esposa e hijos a Londres.