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Primera jornada en el Low Cost Festival: Calidad nacional

LORI MEYERS

Benidorm es una ciudad que todo el mundo debería visitar al menos una vez en su vida. Atípica, con un skyline dibujado por gigantescos hoteles, plagada de turistas extranjeros y de jubilados con ganas de fiesta, puede parecer de todo menos el lugar elegido por la gente joven para disfrutar de unas vacaciones como dios manda. Error. Desmontando tópicos, Benidorm es una ciudad en la que casi todo el mundo, tenga la edad que tenga, se lo pasa a lo grande. Y si a ello le sumamos altas dosis de la mejor música a nivel nacional e internacional, la ciudad se convierte en un punto de paso obligatorio en temporada estival. De esto se ha encargado en los tres últimos años el Low Cost, un festival que apuntaba maneras en su primera edición en Alicante, cuando consiguió colgar el cartel de “entradas agotadas”, y que en este tercer año se consolida como una de las grandes apuestas festivaleras en España.

Tres noches de música non-stop en tres escenarios repartidos por la Ciudad Deportiva Guillermo Amor dan para mucho, y por eso, vamos a desgranaros a lo largo de estos días todo lo que vivimos en este festival que, como resumen general, nos dejó un agradable sabor de boca y unas enormes ganas de repetir el año que viene.

Con un poco de retraso por culpa del despiste del primer día, el jueves nos plantamos en el Low Cost Festival alrededor de las 10 de la noche dispuestos a disfrutar de una velada que prometía grandes dosis de espectáculo. De la primera gran actuación de la noche, la de Eli Paperboy Reed, nos llegaban comentarios a través de Twitter que dejaban claro que estaba arrasando. Nos dolió en el alma no poder llegar a su actuación, pero el bajón inicial se nos pasó de inmediato con la actuación de The Pains of Being Pure at Heart. Enérgicos e imparables, los neoyorquinos dieron un concierto de altura en el que presentaron su último álbum y rescataron los grandes temas de su primer trabajo –aunque nosotros echamos en falta temazos como Higher than the stars. ¿Llegamos tarde y nos lo perdimos, o es que no les dio tiempo para más?. Kip Berman, casi permanentemente enfocado en las grandes pantallas de los laterales del escenario, desplegó toda su simpatía y nos dejó claro que, esa noche, la fiesta estaba en Benidorm, y nos preguntó con picardía dónde estaba la cerveza.

A la espera de que Lori Meyers tomaran el relevo de The Pains, nos llegó de fondo el potente sonido rockabilly de Vinila & The Lucky Dados desde el escenario Stereo, y nos alucinó bastante el hecho de que, aún teniendo en cuenta lo cerca, cerquísima, que estaban los distintos escenarios, en ningún momento se solapaba el sonido. Un diez para la organización en ese aspecto, puesto que el desplazamiento era rápido y los diferentes espacios de fácil acceso.

Cuando los relojes marcaron la medianoche, Lori Meyers saltaron dispuestos a comerse el escenario LCF. Y vaya si lo hicieron. Con esa estética de traje negro y camisa blanca adoptada con el lanzamiento de su último álbum, los granadinos dieron una de las mejores actuaciones de la jornada. Son muchos los que criticaron el giro que Lori Meyers dio en su música con Cuando el destino nos alcance. Pero si bien es cierto que temas ya míticos como Luciérnagas y mariposas y Luces de neón fueron coreados al unísono por el público, la locura colectiva llegó de la mano de canciones como ¿A-ha han vuelto? y Mi Realidad, demostrando que el público sí que ha recibido con los brazos abiertos este último álbum y es su reacción la que, al fin y al cabo, realmente importa. Todos pudimos ver al grupo en su salsa, disfrutando de lo que hacían y sudando la gota gorda. Noni terminó descamisado –damos fe de que se oyeron comentarios lascivos- y pegándose un porrazo antológico, pero debió de dolerle poco, porque se lo tomó a cachondeo y siguió adelante como si allí no hubiera pasado nada.

Extenuados por tanto baile, salto, y canción a voz en grito, decidimos tomarnos un respiro hasta el concierto de Fangoria y nos acercamos al escenario Stereo a ver qué se cocía por allí. ¿Hemos dicho que buscábamos un descanso? Pues ni de lejos lo conseguimos. Nada más entrar en el escenario, escuchamos las notas de Lead the way. ¿Carlos Jean era una incorporación de última hora? No. Aquello era la versión que estaban haciendo The Casters (antes conocidos como Fuzzy White Casters), un grupo que para nosotros se convirtió en una de las grandes revelaciones del festival. Su mezcla de rock y electrónica, potente y efervescente, nos enganchó en apenas segundos. La gente bailaba frenéticamente sus temas y a más de uno escuchamos decir “A estos tíos hay que seguirles la pista”.

Con el subidón en el cuerpo de The Casters, nos acercamos de nuevo al LCF a disfrutar del concierto de Fangoria. El espectáculo cabaretero y kitsch que actualmente ofrecen Alaska y Nacho Canut no podía pegar más con el ambiente de Benidorm. Han rescatado sus grandes temas, les han pegado un buen lavado de cara y han apostado por sonidos techno que congregaron a jóvenes y no tan jóvenes cantando a coro Ni tú ni nadie, Bailando, Rey del glam, No sé qué me das, Retorciendo palabras… No faltó ni una, y la actuación se alargó más de lo previsto, haciéndonos pensar que Supersubmarina se verían obligados a retrasar su actuación. Enfundada en unos modelos de vértigo, Alaska bailó y cantó sin parar, dejándose la piel en el escenario y convirtiendo su concierto en otra de las grandes actuaciones de la noche. Lo único que nos sobró fue ese miniespectáculo de una de las bailarinas del grupo, que añadió minutos de más a la actuación. Eso sí, ese final sonando el Gracias por venir de Lina Morgan nos pareció insuperable.

El broche final de este primer día de festival corrió a cargo de Supersubmarina, los que, concierto tras concierto, aumentan su valía en el escenario y se van consolidando como una de las mejores promesas del panorama nacional. No faltó el que va camino de convertirse en un himno generacional, XXI, y tampoco faltó IN Granada, con la que pudimos ver arrumacos y carantoñas entre las parejitas. También tuvieron cabida los nuevos singles de Retroalimentación, el último EP que han sacado y que nos ha hecho desear que se metan ya en el estudio a grabar su segundo álbum.

Y hasta aquí, nuestra primera jornada en el Low Cost, marcada por el exitazo de los grupos nacionales y por la sensación de que, en los próximos días, el festival sólo nos podía ofrecer un buen espectáculo. Y así fue. Pero saber el resto, deberéis esperar hasta mañana.

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