El 15 de febrero nos dejaba la considerada musa y compañera del director de cine español Jess Franco, Lina Romay. Lina nació en Barcelona en 1952. Nunca llegó a ser muy conocida en el cine comercial, pero sí que destacó por su colaboración con el director de cine de serie B Jess Franco desde sus inicios. La primera película en la que apareció fue en La Maldición de Frankestein en 1972. A partir de ahí, la pareja no dejaría de trabajar incansablemente hasta la llegada del nuevo milenio. Películas como Los ojos siniestros del Doctor Orloff, La Noche de los Asesinos o La Tumba de los Muertos Vivientes son algunos de los títulos en los que ambos trabajaron. Siempre con el apoyo de su compañero, la aportación de Lina Romay al mundo del cine no quedó aquí, ya que su carisma traspasó fronteras, llegando a participar en producciones alemanas, belgas, francesas y suizas. Además, es considerada una de las pioneras de la proliferación de la pornografía española en la época del destape, participando en las películas clasificadas ‘S‘, interpretando e incluso dirigiendo algunos títulos conocidos, de oídas por lo menos: El fontanero, su mujer y otras cosas de meter…, Entre pitos anda el juego o El chupete de Lulú.
A partir de los 90 sus apariciones en las pantallas iban disminuyendo. Uno de sus últimos trabajos, en 2003, fue en la película de Pedro Temboury Kárate a muerte en Torremolinos, un claro homenaje a las películas de serie B que ella había interpretado a lo largo de toda su vida.
Su última aparición pública fue en la gala de los Premios Goya en 2009, al acompañar a su eterna pareja Jess Franco a por el Goya de Honor a toda su carrera. Descanse en paz.
