Nada de lo que rodea a Morrissey puede estar definido dentro de la normalidad. Tras su reciente vuelta a los escenarios en Estados Unidos, el cantante británico ofrecía este fin de semana un concierto en San Diego que tuvo que ser interrumpido antes de tiempo por la invasión de fans que se produjo en el escenario.
Afortunadamente, era una de las canciones finales del concierto, el Everyday is Like Sunday de 1988, cuando diversos fans del artista empezaron a intentar alcanzarle, mientras los miembros de seguridad se volvían locos por contenerles y Morrissey, de forma amable y profesional, les daba la mano mientras seguía cantando.
Sin embargo, un seguidor quizá llevado por una excesiva emoción, empezó a encaramarse al escenario y correr, tras lo que pareció tropezarse y caer prácticamente sobre el artista, lo que hizo que la canción se interrumpiese de forma abrupta y Morrissey decidiese no volver al escenario dejando al resto del público con la miel en los labios.
En algunos medios, se ha llegado a hablar incluso de un intento de agresión al artista, algo que ya ha sido negado por su propio manager y que, sinceramente, no parece así tras ver las imágenes. Como decíamos, nada de lo que rodea Morrissey puede ser considerado normal. ¿Qué os parece a vosotros?