Al haber nacido el 19 de enero, cada año en esta fecha, aparecían en la tumba de Edgar Allan Poe tres rosas y una botella de coñac a medias. Esta costumbre se mantuvo durante unos cincuenta años, pero desde 2009 tan simbólicos objetos han dejado de aparecer.
Curiosamente, Jeff Jerone, el responsable de la casa-museo dedicada a él en Baltimore, ha vigilado el lugar cada año en esta fecha y asegura haber visto a un individuo con abrigo negro, bufanda blanca y un sombrero de ala ancha que llegaba de madrugada, pero hace ya tres años que no lo ha visto, manteniendo así la incógnita tan similar a las propagadas por el propio Poe con sus estupendos relatos de misterio.
Edgar Allan Poe murió el 7 de octubre de 1849, en la ciudad de Baltimore, cuando contaba apenas cuarenta años de edad, después de estar tres días desaparecido y vistiendo una ropa que no era suya. Aunque nunca se aclaró la causa, ya que él decía no recordar nada de lo que le había sucedido en ese lapsus de tiempo, Poe padecía diversos síntomas asociados con su alcoholismo y depresión, además de una frágil salud. De este modo, su tumba se encuentra allí, en el cementerio de Westminster, junto con los restos de la que fue su esposa y prima, Virgina, que murió antes, a los 24 años.
Después de tres años sin rosas y coñac, parece que este tradicional enigma ha terminado para siempre.
