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Los Planetas, pura historia indie en Vigo

LOS PLANETAS

Fue una noche extraña. Una de esas noches de bochorno, de calor sofocante, pero húmedo. Calor y humedad. Son las previsiones metereológicas para el día de hoy. De ayer. Un tanto por cien de esa humedad se quedaba estática, en el aire, y giraba en pequeñas órbitas concéntricas sobre nuestras cabezas. Orballo se le llama aquí. Chiri miri allí. Una noche extraña, casi tropical (Galicia tropical). Una de esas noches extrañas que te llevan directo al anfiteatro natural de Castrelos, donde se realizaba el concierto. Si es así como quieres llamarlo. Si es así como quieres decirlo. Porque era un concierto, con teloneros y todo. Los vigueses Munich empezaron a poner a prueba a los presentes y a los altavoces.

 

Pero esto no es un concierto. Los Planetas no son un concierto. Son historia. Historia de eso llamado indie.

 

Un buen día, un tal Juan Rodríguez, estudiante de Sociología en la Universidad de Granada, se encuentra con un tal Florent Muñoz, estudiante de Derecho, en la misma Universidad a la que acude el primero de los tales. Eran los principios de esa época denostada y recuperada luego en parte, los 90. Los noventas.

 

Tras emocionante y entretenida conversación, los citados se dan cuentan de sus afinidades musicales y deciden forman un grupo. Quién no quiere montar un grupo con sus colegas. Quién no quiere ser una estrella del rock and roll (y follar por doquier).

 

Pero vayamos a lo que importa. Juan Rodríguez, desde ese momento llamado J y Florent Muñoz fundan el grupo Los Subterráneos. Sí, en homenaje a la Velvet y al señor Kerouac. Pero ese nombre se popularizó gracias a una rubia llamada Christina Rosenvinge y los Subterráneos, lo que provocó que naciesen definitivamente Los Planetas. Y de allí, las primeras maquetas para radio3 y Rockdelux, con Mi hermana pequeña (mejor canción nacional del año 1992 para Rockdelux y Discogrande) y Pegado a ti, que se incluyen en su primer vinilo, el EP Medusa publicado por el sello independiente Elefant Records en 1993 y producido por sus paisanos Antonio Arias y Miguel A. Rodríguez (Lagartija Nick) . Esto fue el principio. Cuéntalo en tu próxima reunión de cañas.

 

Los Planetas son una religión. Un Madrid – Barça. O los odias o los amas. O encuentras en sus letras, en su distorsión, todo aquello que siempre has querido decir, todo aquello que has sentido, o no entiendes lo que dice J cuando canta y exclamas al cielo que a ver cuándo canta de verdad. O conoces a J, Florent, Eric, Banin y Julián y les pondrás a tus hijos y nietos sus nombres, o es que no has escuchado nunca Los PlanetasPop o Super 8. Por dios, escucha La caja del diablo.

 

Y sí, los conciertos de Los Planetas son una lotería. Y sí, la lisergía y la distorsión ha pasado a drogas más blandas. A tempos más pausados. Y ellos siguen sin comunicarse demasiado con el público. Ponen videos por detrás que incluso pueden herir al público que los viene a ver (vease poner el penalty fallado por el Celta contra el Granada). Tocan principalmente para ellos. A veces no tocan en un buen estado. Pero da igual. A nadie le importa. Son Los Planetas. Los jodidos Planetas. Y pueden hacer lo que quieran.  Y el sábado lo hicieron. Primero, acercándose a los palos flamencos con un Florent genial a la guitarra. Y luego tocaron los clásicos. Los grandes clásicos. Esas canciones. Esas letras que hacen sencillo lo abstracto. Con J cantando bien. Con Florent tocando bien. Con un Eric contenido. Con Banin siempre correcto. Con un bajo que nunca había visto.

 

Los Planetas hicieron en Vigo una radiografía de su carrera en el concierto del sábado. Y a lo mejor tú no lo conoces. Y eso, eso es imperdonable. Porque el concierto no importa. Importa que lo que dicen, lo que suena, las canciones. Se van a quedar ahí, para siempre. Y tú no te has parado a escucharlos, porque crees que no entiendes lo que dice el cantante. Dale a alguno de estos y me dices: Los Planetas
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