El modo que tenemos de consumir productos musicales ha cambiado, eso es ya un hecho comprobado. También lo es que el cambio de los canales de distribución ha cogido a la industria tradicional con el paso cambiado. Mientras las discográficas se aferraban al formato físico y a los canales habituales, el público se organizó en la red de redes. Todo esto tenía que tener una salida pactada y parece que de momento la única que funciona es el streaming.
Fueron unos chicos de Estocolmo los que vieron el filón y crearon Spotify, esa herramienta que se ha vuelto casi imprescindible para melómanos de toda Europa. Spotify ha ido convenciendo a las grandes discográficas y a las independientes gracias a su cuenta de resultados basada en la publicidad. Actualmente está disponible en 7 países europeos y suma 750.000 subscripciones.
Tras el lanzamiento exitoso de esta herramienta en el Reino Unido, parece que el próximo desembarco será en el «nuevo mundo». Podría ser inminente la llegada de Spotify a Estados Unidos. Al parecer la compañía ya ha firmado acuerdos con dos de los cuatro grandes sellos norteamericanos. La compañía sueca de streaming sigue negociando y podría lanzar Spotify en su versión americana cuando tenga un tercer acuerdo.
