Lugar: Teatre Coliseum, Barcelona.
Fecha: 10 de noviembre de 2011.
Fotos: Jordi Teixidó.
Siempre es una gozada disfrutar de la música en un teatro, acostumbrados como estamos a agolparnos en las primeras filas para ver a nuestros cantantes predilectos, la posibilidad de tener una velada tranquila en la cual poder sentarnos siempre es una oportunidad que no hay que desaprovechar.
En esta ocasión tuvimos la oportunidad de ir al clásico Teatre Coliseum de Barcelona; que hace un montón de años fue cine, ahora reconvertido en teatro, y que en este caso, es el espacio donde se montan algunas actuaciones del Voll Damm Festival Internacional de Jazz. Este año se ha abierto a otras disciplinas musicales aparte del jazz, siempre sin perder de vista que van dirigidas a un público más adulto (aunque no lo queramos reconocer los que estábamos allí).
Okkervil River, con disco nuevo bajo el brazo, I Am Very Far, que desgraciadamente no ha tenido una buena acogida por parte de la prensa especializada ni del público. Dicha propuesta oscurece el discurso de la banda de Austin, llevándola por caminos más alejados del folk accesible de discos como The Stand Ins o The Stage Names, coqueteando con una épica que parece mirar a Arcade Fire y una lírica cercana al american gothic, por hacer un símil literario.
Y este último disco es el que la banda vino a presentar, así que sin tapujos atacaron un grueso de canciones de éste bastante importante. Abrieron con Wake and Be Fine, seguida de Piratess y Rider. Cabe decir que las canciones ganan en directo mejorando en intensidad y transmiten más que en el disco, formato en el cual dejan más frío al oyente. La cantidad de instrumentos utilizados por la banda hace que sea una gozada deleitarnos con el sonido en directo, claro que también ayuda Lauren Gurgiolo. Imposible sacar la vista de esta guitarrista, que mientras jugaba con instrumentos iba añadiendo matices a las composiciones, lánguida y vestida con un vaporoso vestido blanco iba danzando como narcotizada por su parte de escenario.
Pero a quien realmente se le queda pequeño el escenario es a Will Shelf. Enorme vocalista de la banda. Este sujeto que desde el momento en que salió con la guitarra no paró de vibrar y cantar. Y en las canciones en las que encara el micro él solo con la acústica fueron las más celebradas por la audiencia que no se esperaba este alarde de cantautor. Impecable.
Si bien la banda es redonda, el repertorio no lo fue tanto. Como comentaba, las atmosféricas canciones de I Am Very Far se fueron intercalando también con algunas de Black Sheep Boy, pero todos teníamos también la necesidad de levantarnos y danzar con las canciones más alegres de la banda. Dichas canciones por las que tuvimos que esperar al final. Cayeron las celebradas Lost Coastlines, Our Life Is Not A Movie y Unless It’s Kicks, con la interpelación de Will de bailar y aplaudir al ritmo de la melodía, cerrando así la actuación.
Salimos de este magnífico escenario que es el Teatre Coliseum (esperemos que hagan más conciertos en él) con la sensación de que el concierto podría haber sido más disfrutable. La banda salió a todas a defender su última entrega, seguramente sabiendo que no es la más celebrada. Esa coherencia nos dejó un concierto en el que le faltó ritmo y clímax, y para cuando llegó éste ya llevábamos demasiado tiempo esperando. Por suerte, Okkervil River tocan como los ángeles y eso fue lo que nos hizo estar atentos.