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Hola a todo el mundo – Ultraviolet catastrophe

HOLA A TODO EL MUNDOMitómanos de Walt Whitman, modernos, nostálgicos de otras épocas. El quinteto madrileño es fiel reflejo de lo que se cuece en la capital mientras el mundo se derrumba. La juventud pulula por Madrid en búsqueda de nuevos o antiguos sonidos que alejen el hastío vital de estos tiempos. Hola a todo el mundo lleva años rebuscando en sus viejos vinilos aquellos ruidos que hacían mover el esqueleto a nuestros mayores.

 

Ellos tienen la llave para encajar el folk dentro de la electrónica más recargada de los ochenta. En una época en la que lo retro domina el horizonte, Hola a todo el mundo parece haber encontrado su hueco con una propuesta innovadora basada en el encanto del sintetizador y la elegancia del indie. Sin duda alguna, con Ultraviolet catastrophe han ido un paso más allá, puliendo defectos y apostando por un sonido más refinado y cargado de melancolía. Un disco de pop difícil de etiquetar con visitas a la electrónica más sofisticada, a la década de los ochenta, al folk más purista y al indie. Un demoledor conjunto de estilos e influencias que les convierten en unos bichos raros muy a tener en cuenta en el panorama nacional.

 

La propuesta convierte a este álbum en un individual bien de consumo indoor, con una clara vocación por ritmos suaves edulcorados por sintetizadores de otro tiempo. Ultraviolet catastrophe deja muy a las claras la intencionalidad del disco desde el primer corte. Oh lord, tell them wind blows far for me es una oscura melancolía pop con el brillo intrínseco de los últimos ochenta. Un sonido vaporoso que riega tus oídos con un folk electrónico de vanguardia. They won’t let me grow parece sacada de cualquier LP clásico de los Pet Shop Boys; elegancia, sintetizador y juegos vocales muy próximos al pop. Por su parte, You Know we round new words posee esa esencia de los buenos temas de antaño. Una poderosa sensibilidad que profundiza en sonidos artificiales y multitud de arreglos electrónicos. Un bocanada de los 80.

 

And a just man howls es, quizás, el tema más poppie de este disco. Una canción que sobresale en el álbum por su sonido característicamente indie. Un ritmo cosechado a través de sintetizadores juguetones imposibles de crear ni de entender sin pasar por el túnel del tiempo. Otro tema que nos ha entusiasmado es Youth time, least bother and friends y su melancolía folk traducida a bits. To my tender love vislumbra una atmósfera rock que se esconde tras elegantes y sofisticados arreglos que nos hablan de amor. Pero si existe una canción en este Ultraviolet catastrophe cuya virtud sea la sinceridad esa sería, sin duda, They took to the top of the mountain, una delicatessen sonora que te transporta a la paz que se vive o se debería vivir alejado del mundo, en el alto de una montaña. Pero no desconectes aún. Llega Come to my head. Una canción con una atmósfera única y runrún de himno, que podría tener su continuidad en You reason a place in the north. Este último tema, sin tanto maquillaje como sus predecesores, se convierte en una de las perlas ocultas del disco. Un álbum que se cierra con un tema muy indie, aunque sin renunciar a la línea editorial de Ultraviolet Catastrophe. Se trata de I’ll return over Gloria.

 

La música nunca deja de sorprendernos. En ocasiones, unos vecinos tuyos montan una banda y construyen lenguajes musicales complejos en los que tienen cabida estilos antagónicos que forman un sonido peculiar marca de la casa. Eso es un mérito que nadie le puede quitar a estos madrileños nostálgicos de otras épocas. Ellos han creado un sonido elegante, con muy buen gusto y que no molesta a ningún oído con criterio. Y lo han hecho apostando de principio a fin por una coherencia musical muy difícil de encontrar y por una cuidada producción. Un gran trabajo. Lo único que no ha tenido cabida en el álbum ha sido un poco de ruido, y yo soy de los que sin ruido no puede vivir.

 

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10

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