La base del arte es respetar los clásicos como punto de partida de nuevas propuestas innovadoras. Ese salvoconducto que permite a un disco sobrevivir a las modas y convertirse en referente de un género impregna este Shields dándole aires de clásico atemporal. Una reliquia antes de abrir el incómodo plástico que protege los anacrónicos CD’s que todavía pululan por las tiendas de discos, a pesar de su vanguardista estilo, mezcla de psicodelia, pop e indie.
Grizzly Bear ha conseguido rescatar y evolucionar la psicocelia sin que pierda un ápice de su poderoso influjo en la mente humana. Y todo ello a través del sucio e inconfundible aroma del vinilo. Ellos nunca han sido una banda de modernos al uso, por ello, siempre han apostado por el pasado como fuente de inspiración y en ese sonido añejo nos sentimos atrapados al tiempo que nos hipnotiza, nos engancha y no nos permite escuchar nada más. Es un súmum de elegancia, sofisticación y encanto que da a luz a un disco muy por encima de la media. Una concepción de la música que hace soñar despierto con mejores y pasadas épocas musicales.
El tock refinado y sucio de Sleeping Ute inaugura el álbum con su sonido a vinilo gastado y un aire a psicodelia clásica que viene a reivindicar que los sesenta nunca mueren. Giros armónicos, fantasía a raudales y una voz acorde con el espectáculo sonoro que escuchas con la baba colgando. Una locura preciosista que merece uno o varios replays para captar toda su intensidad. Tras esta tempestad sonora acude al rescate Speak in rounds, una canción madura, con aires folk que demuestra el talento y la variedad de recursos de la banda. Sonidos atmosféricos se entrecruzan con una puesta en escena vocal e instrumental totalmente simbiótica. Speak in rounds se convierte en un callejón sin salida, donde un torbellino emocional cambia de ritmo al mismo compás que los latidos de tu corazón. Un ticket al paraíso, una sobredosis de LSD musical.
Yes again parece sacada de un buen disco de 1966. Una de las mejores baladas que he escuchado. Una verdadera reinvención del pasado, donde el pop sesentero se fusiona con el pop actual. Las dos mejores versiones del género se unen a través de una banda que sabe muy bien qué teclas tocar para crear guateques futuristas. Una psicodelia de vanguardia se adueña de tu habitación en medio de un virtuosismo único, ecos del espacio y un desfase de distorsión final que deja bien claro quien manda. Por su parte, The Hunt es una especie de requiem pop. Me la imagino como hilo musical de la clase bussiness en las naves que nos transporten a Marte en un futuro lejano. Su aire decadente no hace más que incrementar el valor de esta canción, mitad vódevil triste, mitad indie. Sin embargo, A simple Answer me sigue pareciendo la canción más lograda del LP. Se trata de un rock a contrapelo, como si pusieras un disco de rockabilly al revés descubriendo un tema indie casi por casualidad. Prodigio rítmico con aires de himno. Por su parte, What’s wrong? nos recuerda irremediablemente a Syd Barrett y su pop dorado de inmersión en uno mismo. No obstante, la canción con más encanto y clase del álbum es Gun-Shy. Ni siquiera el terciopelo es tan refinado. Pop elegante destinado a los que leen Esquire en un ático del centro rodeado de mujeres o para aquellos que sueñan con algo similar en su piso de apenas 40 metros cuadrados en soledad. Una canción que disfraza cualquier habitación de mansión Playboy. Se trata de sexo acústico. No querrás hacerlo con otra canción. Half gate y Sun in your eyes, aunque no desentonan, son dos canciones menores dentro del fabuloso Shields. La primera destaca por una edulcorada nostalgia pop y la segunda cierra el disco con aires soul y un ritmo contundente y progresivo que como las buenas películas te deja con ganas de más.
Shields es el disco que termina de situar a Grizzly Bear a la cabeza de su generación. Un álbum con una producción fabulosa que explora antiguos y nuevos espacios sonoros dentro de una fusión brillante entre el pop de vanguardia y el pop psicodélico de los sesenta. Sin duda, el álbum que demuestra la madurez alcanzada por el grupo y que deja abiertas nuevas vías de experimentación que estaremos ansiosos por descubrir y explorar. Un universo paralelo entre dos mundos que no podrás ni querrás evitar que te atrape.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9.5/10