Año 2012. Localización: Noroeste de la península ibérica. Una crisis económica mundial asolaba la tierra. El pueblo o vulgo se manifestaba en las calles en contra de políticos y banqueros. Las altas esferas imponían mano dura y yunque al cuello a todo aquel que elevase su tono de voz. Eran malos tiempos…para la lírica. De ocaso de sueños. De evasión. Las personas de bien refugiaban sus momentos de descanso en realidades alternativas. Telerrealidades. Reality shows. Más allá de la realidad y de la ficción. La llamada hiperrealidad. Esos seres multimedia, seres de plástico, de rayos de tubos catódicos, de esos que salen por la TV. La TV magnifica los sentimientos como la casa de GH. Pongamos otras siglas como MTV. Esa TV de música (sic). Alaska y Mario, en sus hiperrealidades, aterrizaron en el techo del escenario del Festival do Norte con su gran limosina eléctrica de alquiler, los toboganes eléctricos los colocaron delante de los micrófonos. Uno, dos, tres. Los micrófonos. Inserta el CD, suena la música y la voz. Las Nancys Rubias superan el holograma del Coachella, con el gran playback micro por el suelo. Hiperrealidad. Pero hubo más. Hubo música y variedades. Aceptamos el barco de la hiperrealidad y nos quedamos con la música (real) del Festival do Norte. Que también la hubo.
Disco las Palmeras! comenzaban el segundo día de festival, en un mal horario para las masas, era muy temprano, pero aún así fueron muchos los que se acercaron a ver la fuerza sonora de su Nihil Obstat, golpes directos, sin miramientos, en capas y capas eléctricas recubiertas de golpes de batería.
Le contestaron Los Pilotos, Florent (guitarra) y Banin (teclados, samplers,etc), más un batería, que le otorga un plus a su directo, demoledor. Gran primer disco, muy disfrutable en sus dos versiones, en directo más bailable/saltable. Merecerían haber cerrado el Festival.
Tras ellos, la aberración de las Nancys Rubias, con el iglú pequeño totalmente lleno. Que sí, te puedes reir de Vaquerizo, pero vamos… mejor en la tele. Lo dicho, playback y poco más.
Polock abrieron el escenario grande y plasmaron la realidad en la que se han convertido con su corta existencia. Sus tablas después de haber dado conciertos en medio mundo se notan. Grandes canciones, muy buenas melodías y más guitarras en los festivales. Buen concierto.
Otros que se recorren medio mundo y venían de pasar una gran temporada por las Americas (latinas) son El Columpio Asesino, que derrocharon su fuerza, su canciones oscuras, decadentes, directas, tóxicas y viciosas que hicieron las delicias del respetable.
Con Lori Meyers empezaba a terminar el festival. Se dejaron la piel, la camisa, etc. Mientras Santi Balmes cantó con el plumas, Noni acabo semidesnudo por el escenario y sudándolo todo. La revisión que hacen de Los Brincos, Los Angeles o Los Salvajes, llevada a su «Graná» natal y hecha suya con un puñado de himnos generacionales, los convierten en uno de los más grandes del indie patrio actual. Gran concierto.
Para acabar los conciertos, Fangoria. Alaska en plan vedette, canciones redondas, cantadas por 14 generaciones, inmersas en el colectivo cultural del país, con un toque de plumas rosas, bailarines, etc. Otra hiperrealidad.
Sandrita Dinamita y Hangtheguille a los platos cerraron el festival.
La ecuación producto patrio, indie comercial, arriesgar muy poco, algo de casa y petardeo se tradujo en la mejor entrada del festival. No entendemos nada.
