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Fanfarlo, a falta de un puntito para la épica

FANFARLO

Fecha: 15 de noviembre de 2011.

Lugar: Teatro Kapital (Madrid)

Fotos: Carla Mir (cedidas por Heineken Pro)

 

El martes era el turno de recibir con los brazos abiertos a dos grandes bandas, Hola a Todo el Mundo, como aperitivo, y Fanfarlo, como plato principal, dentro del excelente menú otoñal que nos están ofreciendo los compañeros de Heineken Music Selector.

 

Para empezar, me producía curiosidad el traslado del concierto al Teatro Kapital, uno de los epicentros de la noche madrileña, pero no precisamente conocido por albergar este tipo de eventos. Pero ya se sabe, ahora la Sala Heineken es la Sala Marco Aldany (o la Sala Arena, como siempre ha sido para los que ya tenemos unos añitos), así que era hora de probar esta nueva ubicación y, bueno, muy céntrica, bien situada, pero incómoda para conciertos (lo de los sofás de los reservados restaba mucho espacio al recinto) y con una acústica muy mejorable.

 

Una vez dicho esto, vayamos a lo que realmente importa, la música. Llegamos justo para ver a los madrileños Hola a Todo el Mundo, quienes se presentaron con su propia ropa y no sus habituales disfraces. Y no defraudaron a nadie. Consiguieron contagiar al público de la habitual alegría de su música, por la que desfilan multitud de instrumentos, y pasaron de sus canciones en inglés a las cantadas en castellano, pertenecientes a su reciente publicación Estela Castiza, con total naturalidad. Sonaron Hatem Prayer Team, Making Your Mom Your Best Friend, Your Current Road, Oh Golden Sound1 Golden Sound!, Maestras Alegría, Número Nadie, A Movement Between These Two y Leon Comunión.

 

Para unos cuantos asistentes al concierto, por lo escuchado a la salida, de hecho el concierto de los madrileños fue lo mejor de la noche. Pero, a pesar de que ofrecieron un muy buen concierto, de eso no hay duda, no opino igual.

 

Antes de que los británicos Fanfarlo saltasen al escenario, por cierto, se produjo un detalle que me llamó mucho la atención. En el descanso entre ambas bandas, los chicos de HATEM tuvieron que volver a salir al escenario a recoger todo su instrumental y dejarlo libre para la banda principal de la noche. Es cierto que esto es habitual en otro tipo de salas, pero me sorprendió en un concierto de estas características.

 

La espera no fue muy larga y allí estaban los Fanfarlo, encabezados por el extremadamente delgado Simon Balthazar, dispuestos a presentar los temas que formarán su esperado segundo disco, aún no publicado, y del que el público sólo conocía dos canciones hasta la fecha. Y esto es un riesgo. En un concierto de este tipo, pueden ocurrir dos cosas. Que la gente haya acudido exclusivamente a escuchar las canciones de tu debut, las que conocen, y se aburran si tocas muchas de las aún por conocer, o bien que los temas nuevos suenen tan prometedores que te metas al público en el bolsillo, acompañándolos además de las dosis necesarias de tus canciones más exitosas. Para mi, este concierto fue del segundo tipo. Sí, me gustaron mucho los nuevos temas. Y sí, aún tengo más ganas de que llegue, por fin, ese esperado segundo trabajo.

 

Comenzaron fuerte, con precisamente uno de los nuevos temas que ya conocíamos, Replicate, y de ahí pasaron a otra novedad llamada Tunguska antes de tocar el primero de sus temazos, I’m a Pilot. Para entonces, ya nos habían demostrado el porqué de algunas comparaciones con Arcade Fire ante la diversidad de instrumentos utilizados. En estas tres canciones, por ejemplo, Balthazar ya había tocado teclados, guitarra y saxofón.

 

Dig y Lens Life, dos novedades más, también sonaron muy bien, llamándome la atención especialmente el ritmo algo calipso-tropicalista de la segunda. Comets, como no podía ser de otro modo, supuso otro momentazo seguido del otro single de adelanto/novedad, Deconstruction, y otra de mis favoritas de la banda, Finish Line.

 

Encadenaron entonces una serie de canciones nuevas sólo interrumpidas por Luna, de las que lo que más me llamó la atención fue el comienzo a capella de la que creo que se titula Atlas, dando paso al bombo una vez se difumina la voz de Balthazar.

 

Ya hacia el final del concierto, el público reconectó y disfrutó enormemente con Harold T. Wilkins, or How to Wait for a Very Long Time y, ya en los bises, con el cierre a cargo de la excelente The Walls Are Coming Down, broche final esperado a la noche.

 

Aunque ya he dicho que fue un muy buen concierto, sí que es cierto que dio la impresión que los británicos estuvieron muy contenidos, excesivamente fríos, y que bajaron una velocidad en casi todas sus canciones, lo que hizo que el resultado fuese bueno, elegante, pero no tan épico como esperaba. Aún así, me froto las manos pensando en que dentro de poco les tendremos con nuevo disco y, espero, en algún festival de verano.

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