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Estrenos… J Edgar de Clint Eastwood.

J EDGAR
Si hay algo que hace que Clint Eastwood marque la diferencia es algo tan ‘simple’ como la sencillez. Y en su sencillez radica la belleza de sus obras, en su clasicismo. Clint Eastwood es un director clásico, el ‘último superviviente’ del cine clásico, o, el único que lo mantiene con vida.

Disfruten de la puesta en escena, porque Eastwood te deja, y quiere que contemplen. No se adelanten a los detalles, fíjense en ellos. No vean a Leonardo DiCaprio, porque aquí es John Edgar Hoover.

El biopic con el que nos deleita Eastwood en esta ocasión nos remonta a una importante figura de la política como fue J. Edgar, director del FBI desde 1924 y hasta su muerte en 1972; lo que supuso estar al frente de la Oficina Federal de Investigación durante 48 años y siete presidentes.

Una larga trayectoria para resumirla en una película que pese a su duración de 2 horas y 17 minutos deja en segundo plano acontecimientos de la historia de EE.UU. o figuras que supusieron algún giro en la historia de dicho país como Kennedy o Martin Luther King y que aunque presentes y nombrados en la lista de créditos no se acaba de profundizar en ellos. Sin embargo, esto tampoco es reclamo de mal augurio para un film complejo y ambicioso cuya narrativa (firmada por Dustin Lance Black, guionista de Mi nombre es Harvey Milk, película con la que, al igual que en J Edgar, hizo uso de la voz en off del protagonista para hilar el viaje a través de su vida, pero con la que aparentemente hizo un mejor trabajo) puede ser dudosa pero solventada por la dirección y la interpretación.

Tiempo ha que Leonardo DiCaprio saltó la valla al jardín del Edén con sus interpretaciones. Cierto es que el maquillaje, que debería suponer una ayuda al propio DiCaprio y a dar vida al protagonista del biopic, así como aquellos que le acompañan (Naomi Watts, Armie Hammer), se impone en demasía en la pantalla. Aun con ello, Leonardo DiCaprio se enfrenta a las varias etapas de una misma persona con inmenso logro. Alta veda de complicidad es la que se levanta con su compañero de reparto, Armie Hammer, en su papel de Clyde Tolson, la mano derecha de Hoover, y que es digno de ser también elogiado. Una complicidad que traspasa con creces la pantalla y llega sobremanera al espectador con la incuestionable dirección de Clint Eastwood.

Si Eastwood sabe de algo es de emociones. Ya lo señalamos al comienzo, Eastwood marca la diferencia con su sencillez, y con ella, con la muestra de un sencillo beso en la frente, con el simple plano de una mirada, o con la escueta acción de una mano saca a relucir un sinfín de emociones que viajan hasta el espectador que se encuentra en su butaca haciéndole sentir. Y así, con un simple adjetivo, llega a un complejo verbo.

El hacer un biopic, y más aún de un personaje de estas características, supone un gran reto. De un lado están los que vivieron dichas épocas, de otro aquellos que la conocieron por familiares, de otro los que tienen o se les ha inculcado ciertas creencias… etc. Nosotros preferimos no entrar en el debate de la total veracidad de ciertos aspectos de la vida de Hoover, pero sí en señalar el tratamiento de los mismos, en cómo son representados o en lo que suponen para la historia o totalidad del film. En lo que a ello respecta resulta de gran interés la exhibición de una dualidad tan poderosa como humana: alguien que tiene el poder de encerrar a criminales y lucha porque su organización sea la mejor en ello, y que por contra investiga a los que le superan en poder escondiendo sus más sucios ‘trapos’ a los cuales no duda en recurrir si su cargo se ve en peligro. Una persona que, no obstante, refugia sus temores en su madre, deposita su plena confianza sólo con su secretaria (fiel a él en todo su mandato) y no se permite apenas amar porque su amor no es de los ‘correctos’ (como ya se encarga la siempre impecable Judi Dench de recordarle).

La película centra así su atención en las dos caras de un personaje, su cara poderosa y pública, y su cara humana e íntima. Un personaje muy complejo en un film ambicioso en su fondo y sencillo en su forma. 

Hace tiempo que Clint Eastwood se volvió un director impecable cuya dirección apenas si puede juzgarse en el plano negativo del cine. Súmenle  a ello un reparto impoluto (Leonardo DiCaprio, Judi Dench, Naomi Watts) que en manos de Eastwood se vuelve fastuoso (Armie Hammer), y a partir de ahí juzguen ustedes.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7’5/10

 

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