InicioNoticias – ArchivoEntrevista Crazyminds con... Fernando Alfaro

Entrevista Crazyminds con… Fernando Alfaro

FERNANDO ALFARO

Alguna que otra vez sucede que la introducción a una entrevista es algo que sobra, redundante, absurdo y lleno de insensateces. Por lo tanto, esta entrevista no va a tener introducción. No la va a tener porque sería absurdo introducir algo que excedió los propios límites, la propia idea inicial, «vamos a hablar con Fernando Alfaro de su último disco, La vida es extraña y rara«. No la va a tener porque la entrevista se justifica y se explica a sí misma de la misma forma que lo hace Fernando. No la va a tener porque no le hace falta. Y no le hace falta porque Fernando Alfaro ha sido un entrevistado de esos a los que entrevistarías una y otra vez y con los que el tiempo se esfuma entre palabras varias. Todas vuestras, pues. Y gracias, Fernando.

CRAZYMINDS: Lo primero que llama la atención al escuchar el disco es el cambio de tono desde lo más reciente que teníamos tuyo, especialmente con Chucho, que de alguna forma que la voz adquiere más protagonismo y en general como que a nivel musical y rítmico hay un tono más calmado, ¿esto ha sido voluntario, casual… ?

FERNANDO ALFARO: Sobre todo creo que tiene que ver con la forma en que se han construído las canciones, porque muchas de ellas las he ido haciendo a medida que hacía conciertos acústicos yo solo, y quizás eso las marcó un poco en el sentido de que me pedían tener una voz más presente, como sucede en un concierto acústico, que es mucho más desnudo… o quizá es al revés, puede ser también un poco que estar haciendo esas canciones me pidiera hacer conciertos yo solo, con guitarra, acústicos. Pero creo que tiene bastante que ver una cosa con la otra. De hecho, en el planteamiento inicial del disco fue una de las líneas maestras que comenté con Raul, con Refree, eso, la presencia de la voz, el tono acústico a pesar de que tuviera entradas y salidas de instrumentos y guitarras distorsionadas, el sonido de la batería, que es muy vintage, diría yo, como la profusión de guitarras acústicas o guitarras limpias. Creo que es en este sentido bastante radical, aunque luego hay alguna otra con un loop muy potente.

En general, yo creo que más o menos, como te decía antes, en cada disco que he grabado, que ya son unos cuantos, que en general siempre han sido las canciones las que han ido marcando el camino. Entonces, más que una decisión previa a la hora de componer las canciones sobre qué onda quería llevar y tal, las canciones, que van saliendo de forma natural, son las que se van atrayendo unas a otras hasta llegar un momento en que forman lo que es el cuerpo de un disco, y esas que se van juntando y funcionan como un todo son las que te hacen pensar ya en temas de producción o de sonido, una vez las ves como conjunto.

C: A estas alturas ya llevas bastante tiempo con el proyecto en solitario, ya has hecho gira, presentaciones, conciertos, entrevistas y demás, como para que hagas un balance de lo que supone lanzarse como solista y qué ha sido lo que más destacarías de esta experiencia, bueno o malo, según prefieras destacar algo bueno o algo malo.

F.A.: En cierto modo tienes una especie de sensación de desapego, digamos. No tener un grupo… aunque tengo una banda estable con la que toco una parte importante de los conciertos que hago, pero también hago muchos conciertos en formato acústico yo solo o solamente con alguno de ellos, en distintos formatos que tenemos, como el de guitarra eléctrica y batería u otro con guitarra acústica y piano. Precisamente todo esto es más fácil hacerlo cuando estás en solitario, siempre un grupo te condiciona más, porque evidentemente lo suyo es tocar todo el grupo siempre, así que en ese sentido en solitario uno tiene más sensación de libertad o de versatilidad, pero también se pierde cierto apoyo emocional. Aunque en el fondo con los músicos con los que vas tocando siempre acaba siendo como una especie de grupo, donde hay ese apoyo emocional y hay relaciones personales. Pero, claro, en un grupo en sí, donde convives mucho más porque siempre está todo el grupo… esto es mucho más fuerte.

A efectos de apreciación por parte de la gente ya creo que tiene más que ver con circunstancias ajenas al hecho de ser una carrera en solitario, una banda o lo que sea.

C: Sobre lo que me comentabas del apoyo que tienes de los músicos, supongo, porque eso parece, que el más importante ha sido el de Refree, y quisiera saber cuál ha sido exactamente el trabajo de Raul, aunque todos tenemos una idea, y hasta qué punto ha sido importante para ti.

F.A.: Bueno, tengo que decir que Raul me apoyó mucho hasta la grabación del disco, luego ya podemos decir que aprendí a caminar solo. De hecho, él no viene, salvo alguna vez que tocamos juntos de forma esporádica, a los conciertos, no está en mi banda estable, porque tiene sus propios proyectos y tampoco podría hacerlo. Pero en su momento fue un apoyo importante a nivel personal, muy importante, porque yo estaba en un momento bastante difícil, y encima me había partido el brazo, me recuperé y me lo volví a partir de nuevo y, claro, todo esto termina afectándote de alguna forma y como buen productor y buena persona fue un apoyo importante para mí y un acicate, en ciertos momentos me dio el empujón necesario para recuperar toda la energía que me hacía falta para grabar el disco. Todo esto dentro del plano humano.

En el plano técnico estoy muy contento porque hice una apuesta y creo que gané, creo que elegí bien, ya que no parecía muy lógico elegirlo por el tipo de canciones que él hacía y por mi forma de hacer música, pero yo, que le conocía desde hacía mucho, sabía que esto no era así, sino que nos íbamos a entender muy bien y que iba a funcionar perfectamente gracias al punto, no sé cómo llamarlo, te diría que imaginativo, o de sorpresa constante, que tiene Raul a la hora de producir… Y, por supuesto, porque su sensibilidad también sintoniza mucho con la mía.

En definitiva, creo que este disco necesitaba ambas cosas, la personal y la técnica, y creo escoger a Raul que fue un acierto para mí, sobre todo porque no me ha dejado solo en ninguno de los dos sentidos.

C: Respecto al hecho de pertenecer al sello en con el que trabajas, en Marxophone, ¿también el estar con los músicos que lo han formado, por así decir, te ha supuesto algún tipo de apoyo?

F.A.: Sí. Sí, porque como te decía yo tampoco estaba muy boyante en cuanto a autoestima y a la energía necesaria para grabar un disco y para partir de cero, porque esto ha sido retomar de cero la carrera, después de más de cuatro años es como partir de cero de nuevo. Las cosas van muy deprisa, sobre todo hoy día, y estar cuatro años abducido, como me pasó, no es muy aconsejable, así que fue como volver otra vez a la casilla de salida, y para eso necesitaba mucho apoyo. Encima, estaba pasando por un momento muy difícil en el tema personal, como te he dicho, y con esto sobre todo Nacho, que es muy amigo mío, Nacho Vegas, fue un apoyo muy importante, junto a Juan Santander (que era su manager y ahora lo es también mío) y Tomás Heredero, que fueron, ellos tres, un poco el germen de Marxophone. Enseguida se unió Raul también, que venía como anillo al dedo porque yo estaba ya trabajando con él en aquel momento, y, claro, sobre todo, volviendo a lo del tema personal, lo de Marxophone fue algo muy importante, aparte del trabajo diario, que es algo en lo que también estoy muy contento con ellos.

C: Me ha llamado la atención el hecho de que no haya ningún videoclip del último disco, ¿no te gusta, pasas de hacerlo… ?

F.A.: Pues la verdad es que es un tema interesante. Normalmente, cuando he hecho vídeos de canciones mías ha sido siempre por iniciativas de otras personas, o bien de la discográfica de turno o bien de la productora, que me convencía y convencía a la compañía discográfica. El último que estuve haciendo fue para el primer tema de Carnevisión, el disco anterior, pero por circunstancias personales, esas de las que hablábamos antes, yo desaparecí y ya no lo continuamos. Estaba muy bien, era en plan stop motion, de estos que son una sucesión de muchas fotografías, e hicimos cientos y cientos de fotografías para crear la historia, pero cuando estaba a un 75% yo desaparecí del mapa y ya no seguimos.

Ahora mismo estábamos planteándonos hacer un vídeo con alguna canción del disco, que podría ser Extintor de infiernos, por ejemplo. Estoy hablando con una gente de aquí de Barcelona e igual lo hacemos, pero es cierto que yo siempre he sido de la opinión de que yo hago música, no vídeos, y eso que me gusta, me gusta ver vídeos de las canciones que me gustan, pero los que están muy bien hechos. En mi caso, o lo hacemos bien o no lo haremos. Bien no en el sentido de una gran producción, sino que tenga vida propia aparte de la canción.

C: Vamos, que no quieres un anuncio.

F.A.: Eso es. Por esto mismo hemos hecho tan pocos. Y que conste que ahora mismo hay vídeos que se están haciendo muy bien. Yo busco algo que le dé otro sentido, que no sea puro acompañamiento promocional, eso no me interesa. Tiene que tener valor propio para ampliar el impacto emocional de la canción, si no no tiene sentido para mí. Sé que promocionalmente viene muy bien para que una canción se vea, se escuche, etc., pero si no tiene su valor propio la verdad es que no me interesa.

C: Bueno, e intentando meternos un poco ya en lo que es el disco en sí, aunque esta pregunta casi que ya me la has contestado, ¿dirías que La vida es extraña y rara ha sido como el producto de «un viaje largo, largo», como dices en una de las canciones?

F.A.: Pues sí, claro. Es que como te decía pasaron cuatro años desde el disco que saqué como Fernando Alfaro y Los Alienistas, y en este disco de ahora hay canciones escritas poco tiempo después de grabar aquel disco, y también hay canciones muy recientes, de cuando ya vivía en Barcelona. De hecho, algunas las terminé cuando todavía estaba con la escayola y todo. Y, buf, en todo ese tiempo me han pasado billones de cosas y no he dejado de hacer canciones, así que han sido como fotografías de cada una de esas partes de ese viaje extraño que me ha tenido dando tumbos arriba y abajo. Además, para mí por lo menos, tiene como un punto circular, como dice la letra de la canción, «cuando volví ya no estaba allí».

Comparado comparado con discos anteriores, es cierto que aunque las cosas se cuentan más en tercera persona y de una forma narrativa terminas contando tu propia historia también, aunque utilices relatos. Este último es más abiertamente confesional, por simplificar un poco. A lo mejor, volviendo a lo de antes, por eso me pedía que fuera un disco con la voz más presente, un disco más desnudo.

C: Y con el título, que es una frase muy sencilla pero que al mismo tiempo puede tener muchísimas lecturas, ¿te ha pasado mucho que te has encontrado con que la gente le ha dado interpretaciones que tú ni habías previsto?

F.A.: Sí, pero dependían más de la propia apreciación de la gente en cuanto a lo «extraño». No sé, había gente para la que eso de «extraño», y además «raro», tenía una connotación negativa. Pero para la mayoría de la gente, entre los que me cuento, no, no era ni positiva ni negativa.

En realidad es una frase, como me ha pasado con muchos títulos de discos que he puesto, e incluso de canciones, que no son resultado de un proceso, digamos, intelectual, sino que es algo intuitivo que a veces pongo a una colección de canciones que se van uniendo unas a otras y formando lo que va a ser el disco. Muy al principio, en cuanto empecé a tener canciones de este disco nuevo, el epígrafe que les puse fue «la vida es extraña y rara», y es algo que hago sin intención de que sea definitivo, como una especie de título provisional que le pones para entenderte tú. Pero luego barajé algún que otro nombre y volvía al original, sobre todo porque venía comprobando que era cierta la frase, me reafirmaba, era como «mira, vamos a recuperar esto, porque debe de ser la verdad».

C: En contraste con el título, que es muy sencillo y nada enrevesado retóricamente, las letras de las canciones están llenas de metáforas, de dobles sentidos, incluso a veces son un poco crípticas y el oyente tiene que hacer un esfuerzo de interpretación, ¿a ti te gusta el hecho de hacer que el público trabaje y tenga que procesar el disco y asimilarlo?

F.A.: Había una frase de Jean Genet que decía algo así como que «la dificultad es la cortesía que el autor tiene con sus lectores». Llevándolo hasta la música, es como que yo considero que la gente a la que puede gustarle y llegarle mi música es lo bastante sensible como para entender, pero para entender en el sentido emocional, las canciones, como se entiende muchas veces la poesía, que no quiero decir que mis canciones lo sean. Más que de obligarlos a una interpretación yo hablaría de que tengan la capacidad de asumir una letra de forma intelectual pero también emocional. O sea, no necesitan saber qué quería decir, simplemente que te despierte algo que tú tienes dentro, y eso muchas veces lo hago mediante imágenes, para que te puedan evocar una experiencia personal sin necesariamente haber vivido la mía. Esta es en general mi forma de trabajar, pero tampoco es demasiado premeditada, sino que es como la veo haciendo un análisis ahora.

C: En tus letras siempre hay un balance entre dos grandes temas de la literatura, la música y el arte y el general, que son el amor y la muerte. ¿Qué papel crees que tiene la música en la vida real a la hora de alcanzar el equilibrio entre los dos temas?

F.A.: Yo simplemente creo que la música es como una especie de espejo que es lo que sea ser el ser humano, y lo que sea ser el ser humano es algo que está completamente marcado por el amor y la muerte: por saber que la vida es algo efímero, y que tiene la otra cara que es la muerte y es lo que le da sentido, y por el amor, que es lo que nos hace humanos y capaces de levantarnos cada día, o hasta de transformar nuestra vida de repente, o desear, por ejemplo desear vivir en general. Creo que la gente que se dedica al arte en general o a la música se dedica algo que, como te decía, es un espejo, y que está tan cerca de esos temas que a veces te quemas, y por eso hay una relación tan clara y tan fuerte de los artistas con la muerte, y con el amor.

C: Siguiendo un poco sobre lo mismo, ¿para qué hay que ser más valiente, para hablar del amor o para hablar de la muerte? ¿O no concibes hablar de una cosa sin hablar de la otra, según lo que acabas de decirme?

F.A.: El amor te hace valiente, y hay que ser muy valiente para vivir, más que para morir. A mí es que me cuesta verlo, al nombrar las cosas las acotamos de una forma que es muy útil pero que a la vez tiene un gran riesgo porque te hace simplificar, son sentimientos tan en transformación constante que todo acaba llevando a lo mismo, y a su contrario.

C: Por si alguien sigue teniendo dudas, porque a mí me ha pasado con bastante gente que ha opinado que era un disco «triste», ¿podrías decirnos para ti qué es el optimismo, o la voluntad de ser feliz?

F.A.: Es que están muy cerca la tristeza y la alegría, o la euforia. Entonces, hay, por ejemplo libros o películas que, no sé. Mira, por ejemplo acabo de terminar de leer ahora mismo un libro que se llama Ahora es el momento, de Tom Spanbauer, que el final es feliz porque acaban los dos amantes juntos, pero a mí me ha puesto muy triste, no el que acabaran juntos, sino el libro en sí. Así que creo que el resultado depende más de uno mismo.

Yo soy algo así como una especie de «optimista práctico», realmente, y hasta en las historias más truculentas que me han pasado he sabido sacar el sentido o ver la parte positiva. Además, creo que casi todos mis discos, que se consideran tan densos o por alguna gente tristes incluso, tienen un punto de esperanza que encierran y que los que los consideran así no han sabido ver. Y es que ese punto es para mí el que te hace salir adelante, yo no podría grabar discos sin ello, estaría hundido en la miseria, vamos.

C: También es que estamos un poco obsesionados con el hecho de ser felices y el «pensar positivo», esta especie de moda absurda que siempre ha habido, ¿no?

F.A.: Sí, es que la felicidad… yo no sé si existe la felicidad como estado permanente de nirvana. Yo creo que tienes momentos felices y punto. Estar bien con uno mismo sí, pero evidentemente no puedes estar permanentemente así, todos tenemos nuestros ciclos. Cultivarte, ya sea viendo películas o leyendo libros, con la intención de tener una mentalidad positiva me parece un absurdo total, porque entonces reconoces que lo necesitas, y eso sí que es para mí muy pesimista. Yo puedo ser feliz viendo una película que cuenta una historia muy triste, como El árbol de la vida el otro día, que cuenta una historia muy muy triste, pero a mí el hecho de estar viéndola me puede hacer feliz. Es que los planteamientos sobre el ser feliz me parecen paradójicamente muy tristes, me suenan como muy a autoayuda. Otra cosa es el sentido del humor, que es diferente, es un tema muy distinto. El sentido del humor, el buen sentido del humor, el que realmente hace reír, es algo muy tierno. No quiero decir que no pueda ser bestia, que también, pero por muy bestia que sea siempre es tierno a la vez, tierno con el ser humano, con los personajes o con lo que estés tratando. El sentido del humor creo que sí que es necesario para vivir y algo que nos identifica como humanos. Por ejemplo, en mis discos, y en este último creo que está más claro, hay escondido sentido del humor, hay como pequeños géiseres, que le dan un sentido mucho más real a todo.

C: Bueno, yo de hecho creo que es una de las constantes que casi que hasta te diría que se repite en todas las canciones.

F.A.: Sí, sí, en mayor o menor grado, entre la ironía y el humor negro, lo hay en todas ellas. Es un poco porque es mi forma de ser también, es un poco como soy. Se ve que no puedo evitarlo, pero creo que las grandes obras siempre tienen ese punto de sentido del humor, porque es muy humano y necesario. Es que el sentido del humor juega un papel muy curioso, porque a la vez distancia, crea distancia, y te acerca a la historia porque la hace mucho más humana, así que tiene un doble efecto muy fuerte, y por eso me aparece así como de forma inconsciente, en una canción, y ya he aprendido con el tiempo a que por estar dentro de una canción no tienes que poner límites, sino hacer lo que te está pidiendo, lo que hay que decir, lo que dirías, tal cual.

spot_img