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Cometas en el Teatro Lara

Ya os digo: la gracia de las cosas es cuando ocurren sin querer ocurrir. El ambiente del pasado jueves en el recibidor del Teatro Lara era una especie de antesala. Una antesala indescriptible.

 

Que podría responder perfectamente a una escena de película de Woody Allen en la que ella y él, quienes sean, mantienen un diálogo apasionante sobre el color y la textura de las viejas cortinas del salón. Es algo que ocurre últimamente. Hay muchos momentos en los que tengo la sensación de estar protagonizando una película. De repente todo parece responder a un orden poco natural. O demasiado estructurado. Pero espontáneo. Y los ambientes parecen escogidos meticulosamente por cualquiera de los directores de arte a los que admiro. Bien es verdad que el vestíbulo del Teatro Lara –volviendo sobre sus manos– podría asemejarse a un entorno de Midnight in Paris sin despeinarse.

 

Tomando una cerveza nos disponíamos en grupo, antes de Neuman. El dúo mitad granadino, mitad murciano fue el responsable de abrir la noche. Con el patio de butacas en lleno progresivo, la emotividad de las canciones y la sinceridad de la voz de Paco y los teclados de Fernando en ese set acústico, tan agradecido, no hicieron más que dejarnos colgando del hilo mágico del que cuelga alguien que ya está a lo que ha venido.

 

Y así la tropa Autumn Comets tomaba el escenario para presentar su recién estrenado Moriréis en Camboya (Subterfuge Records). Un disco de giro. Un disco algo por encima de todo lo producido por la banda antes. Y elegante. Tanto que lleva por título el grito ebrio de una mujer durante un concierto en la capital aragonesa.

 

Las referencias e influencias de otros grupos son evidentes. La evolución es evidente y eminente también. Han pasado de Fleet Foxes a Mogwai, salvando las distancias con ambas formaciones, entiéndanme. Ese progresivo desarrollo de canciones con picos de vigor sucede. Como con Explosions in the Sky. El cuerpo de las melodías.

 

Todos y cada uno de los miembros de Autumn Comets, batería, bajo, guitarra uno, guitarra dos + voz, teclados y violín –además del acompañamiento puntual de banjo de Xisco Rojo– conocen su posición para cada canción. Y disfruta estando ahí.

Baltimore, Eslovaquia, Snakes at 3 a.m.,… Tanto las nuevas canciones como las anteriores fueron recibidas con respeto. Claras diferencias en la ejecución y los nervios respecto a A Perfect Trampoline Jump (2010).

 

Detalle para conquistar 2/15 maravillosa versión de Bonnie ‘Prince’ Billy sobre el escenario del Lara. Con rabia y gusto. Y, probablemente, bastante silencio entre el público. Que –como ya es casi tradición– tiene la impertinente manía de ejercer de bocazas y charlatán de más durante las intervenciones de los grupos de un año para acá en exceso. Si quieren tomar una cerveza quédense en casa, algunos de nosotros lo agradeceríamos profundamente.

 

Ellos decidieron cambiar las tornas y el proyecto debería funcionar por encima de lo que funciona. De hecho, si hay una lista de grandes desfavorecidos en mi cabeza –que la hay–, el nombre de Autumn Comets figura entre los infravalorados.

 

¿Mi recomendación? Pongan atención, discos como este merecen la pena. Directos también. El Teatro Lara es la mejor sala de conciertos de Madrid. Y no es una sala.

 

Esperamos poder sacar pronto a los Comets de esa lista que mencionaba hace un momento. Y dar paso a otros grupos que no merecen la posición que ocupan.

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