La industria musical está en crisis. Nadie puede negarlo. Ni el más optimista del lugar. Podemos echarle la culpa a los nuevos medios, al descenso en las ventas o al final del star-system. Pero a nadie se le escapa que las formas de consumir música han cambiado en apenas una década.“La industria musical está viva”, afirmaba la pasada tarde Borja Prieto en su charla para el ciclo de Masterclass que está organizando Movistar. Lo dice un tipo que abrió MySpace en España, una red social que, a pesar de no encontrarse en su mejor momento, sigue siendo una referencia para el mundo musical.
Si hace años la frase “el rock ha muerto” aparecía de manera periódica en los medios de comunicación, hoy es la omnipresente “la industria del disco ha muerto” la que se repite una y otra vez. Sin embargo, para gente como Borja Prieto, director de Herzio, se trata de otro nuevo vuelco en una industria que siempre ha estado en constante cambio. Desde la época de los fanzines hasta la actual, en la que las redes sociales son las reinas, apenas han pasado 12 años. Ahora “Facebook se ha convertido en el primer prescriptor” permitiendo que cualquier banda puede hacerse un hueco. Es el viejo lema del ‘Do It Yourself’ elevado a la máxima potencia.
“Los grupos se lo guisan y se lo comen”. Es por ello que las discográficas, desplazadas en los últimos años, deben convertirse en empresas de servicios, según Borja. Él mismo con su empresa ha sido el encargado de elaborar la edición especial del último EP de Nacho vegas, Cómo hacer Crac. Un ejemplo más de una larga lista de trabajos de la compañía lleva realizando desde su apertura hace unos meses.
En un presente en el que la música parece haber quedado en un segundo lugar, las discográficas tan pronto se dedican a abrir un nuevo perfil en una red social como a publicitar el último modelo de camiseta con el logotipo de su banda-franquicia. Incapaces de encontrar un rumbo en esta nueva situación en la que Internet se ha convertido en el gran campo de batalla, los grandes sellos se encuentran ante la encrucijada de renovarse o morir.
El director de Herzio parece tenerlo claro: “Todas estas nuevas herramientas eliminan barreras”. Y es que indudablemente las oportunidades de negocio se han multiplicado hasta el infinito. Sin embargo, paradójicamente, cada vez son menos las personas que se pueden dedicar al negocio de la música. Es la contradicción de una industria que se mira al espejo y se ve irreconocible. Una industria por la que nadie parece apostar nada, y que sin embargo sigue muy viva.
