No es fácil hacer una crítica de un libro que no es un libro. “Esto no es un libro […] es un alma”, nos pone en aviso la contraportada. Y yo no sé si me enfrento ante un libro disfrazado de alma, un alma disfrazada de libro, si Javier Moreno, el autor, quiere que me haga estas preguntas o si me las hago yo porque quiero. Comienzo a leer lo que ha publicado Lengua de Trapo en forma de libro, se lee como un libro pero, asegura no serlo y, me encuentro con un narrador que bien podría ser el propio autor o simplemente parecerlo. No sé si se trata de una autobiografía, una pseudoautobiografía o una novela que nos pretende engañar sobre su identidad. ¿O es el autor el que nos pretende engañar sobre la identidad de su proyecto?
Con todas estas dudas en la cabeza me cito con Javier Moreno para que me saque de dudas. Aunque no sé muy bien si pretendo encontrarme al narrador de Alma o al escritor que ha creado a ese narrador, si es que fueran distintas personas. Tampoco sé muy bien quién irá a esa cita con mi nombre y rostro.
Después de saludarnos, le pongo sobre aviso, “esto no es una entrevista” pero, le suelto a bocajarro las preguntas que el peor de los entrevistadores le hubiera formulado. Me niego a transcribir la conversación para que este texto no mute de identidad. Esto no es una entrevista. El alma de Javier Moreno se nos presenta en forma de libro y por eso le hacemos la reseña en esta sección.
El narrador, que resulta ser el propio Moreno, nos enumera a borbotones sus filias y sus fobias hasta que la ficción se abre paso de mano de Eduardo y María, personajes que no forman parte de la realidad pero se instalan en ella como si fuera su patria para volver a presentarnos la eterna duda de la identidad (ya saben: ¿Quiénes somos y dónde vamos?) y, resulta que uno tiene tantas identidades como interlocutores y las redes sociales nos dan la oportunidad de multiplicar nuestras identidades, ya que podemos ser amigos de personas que jamás hemos visto. De esta forma, nos damos de bruces con una verdad absoluta: El ser humano es inmensamente complejo, sin embargo, el autor se identifica más con una partícula subatómica que con un gran planeta.
El narrador es Javier, que pertenece a la realidad (en nuestro encuentro pude ver la cicatriz que el narrador asegura tener), Eduardo y María pertenecen al mundo de la ficción, hay un tercer personaje que se revela como el eterno amigo al que nadie llama pero siempre está ahí aunque no sabemos por qué sigue siendo nuestro amigo, Dios, que “pertenece al mundo de la ficción” y resulta ser un tipo que disfruta poseyendo a personas para probarse su identidad como si de trajes se tratara, quizá porque resulte más interesante ser un mendigo enamorado de la vida que un ser omnipotente e iracundo.
Con esto acabo la reseña de un libro altamente recomendable, guardo y envío el archivo. Abro mi perfil en Facebook y hablo con amigos que no he visto jamás o por lo menos, no soy consciente de haberlos visto.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9.5/10