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Álex de la Iglesia contesta al discurso del actual presidente de la Academia la noche de los Goya.

PREMIOS GOYA

 

Si bien el año pasado Álex de la Iglesia, que por entonces era presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de España, centró su discurso de la gala de entrega de los premios Goya en el tema internet para intentar demostrar a todos los allí presentes, sobre todo la entonces ministra de cultura, Ángeles González Sinde, la necesidad de que el cine se reconciliara con esta nueva forma de difusión, en la que, según él, se apoyaba el futuro de la industria cinematográfica, este año, el ahora presidente, Enrique González Macho, retomó el tema, pero salpicándolo de opiniones que dejaban claro que no había un total acuerdo entre uno y otro en este sentido. Es por eso por lo que, apenas dos días después, Álex de la Iglesia ha publicado un artículo de opinión en el diario El País, en el que revalida su posición y la compara con la del actual presidente.

En primer lugar, recoge las palabras de su sucesor, según las cuales «todos somos internautas» pero empieza a desarrollar cómo, según González Macho, los recursos del presente y del futuro en el cine no pasen por los internautas. Según de la Iglesia, el cine se debe primordialmente a su público, y ese público es el que «vive y piensa, trabaja y se comunica a través de internet». Para él, «internet no es tan solo un nido de piratas», sino un lugar donde el cine tiene que poner sus miras a corto plazo para lograr un encuentro con el público, que no es otro que la masa de gente que está conectada todos los días a la red.

Así, Álex de la Iglesia cree que se tendrían que potenciar nuevas formas legales de difusión en internet (para él, Youzee, Wuaki o Filmin son un aperitivo más que insuficiente), recordando lo que ha sucedido con la industria del libro a la legada del iPad y con la industria de la música con la llegada de plataformas como Spotify.

Además, convencido de que antes o después esa será la única realidad posible para el cine, hace un llamamiento a que se empiece a hacer desde ya, desde los propios artesanos del cine, antes de que se genere un gran aparato mercadotécnico que se lleve los beneficios: «En lugar de esperar a que sea tarde y lo hagan las grandes compañías, ¿por qué no somos nosotros los primeros en explotar las bibliotecas de cine de forma legal y asequible para el usuario?».

Acaba, pues, reclamando de nuevo el para él más que necesario imprescindible encuentro entre distribuidores, exhibidores, productores y compañías de internet a fin de poder enfocar los nuevos caminos que tiene que afrontar el cine, como negocio que es después de todo. Si González Macho dijo que «la industria cinematográfica no puede permitir dar un salto al vacío», Álex de la Iglesia cree que «el vacío ya está sobre nuestros pies», aunque nos empeñemos en cerrar los ojos para no verlo. Apela a la valentía de todos para encarar la nueva realidad y considera, en fin, que su discurso es más cercano al público y al consumidor final de la obra cinematográfica.

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