R.E.M. se marchan, así, sin más. Después de un disco que nos había hecho recuperar la ilusión por el sonido clásico de la banda, los norteamericanos han decidido bajar el telón. Una despedida sin lágrimas, sabiendo que había llegado su momento.
Sin duda, tras 30 años de carrera, la formación liderada por Michael Stipe se había convertido en uno de los grandes referentes de la escena independiente gracias a su música accesible, pero que no renunciaba a nuevos caminos creativos. En la redacción de Crazyminds hemos querido rendirles un pequeño homenaje, recordando aquellos buenos momentos que nos hicieron pasar.
Olga Font
La primera vez que oí a R.E.M. fue en Radio 3 cuando yo iba al instituto. Un gran impacto para mí, sobre todo The One I Love, de letra sencilla y con apariencia romántica pero de lo más cínico que nunca he oído sobre el amor. Rapid Eye Movement. Lo que hasta ese momento yo conocía como M.O.R. (Movimientos Oculares Rápidos), una de las fases del sueño. Seriedad con Orange Crush, diversión sarcástica con Stand e implicación política con World Leader Pretend.
Hicieron un especial sobre ellos en el magnífico programa de madrugada en La 2 llamado Metrópolis. Michael Stipe hablaba de su ideología de izquierdas. “En Europa esto es normal, pero allí se nos considera radicales”. Poco después vino el exitazo con Losing My Religion. A mí me gustó, pero pensé que eso de vender tanto y sonar en los 40 principales les iba a cambiar radicalmente y que su próximo disco no sería muy bueno. Equivocación de medio a medio; Automatic for the People es de lo mejorcito que hicieron. Y más hits; Everybody Hurts, What’s the Frequency, Kenneth, emulando al recién nacido grunge, caída de uno de sus miembros, convirtiéndose en trío, Electrolite, recuerdo de sus primeras melodías… y así se puede seguir copiosamente. Muy difícil elegir canción favorita. Podría pensar en Shiny Happy People, por despedir de modo alegre a alguien tan grande, pero, desafortunadamente, no es de las que más me gustan. Nightswimming sí lo es. These things, they go away / Replaced by everyday /Deserves a quiet night. (Nadar de noche, estas cosas se van, se reemplazan cada día. Merece una noche tranquila). Siempre habrá más música que los reemplace en la radio, en televisión y en muchos oídos. Pero, ya que se van, tengamos una noche tranquila.
J. López
Paula Solar
Descubrí a R.E.M. con Losing My Religion, como muchísima gente, en 1992 más o menos. Había terminado el colegio y era mi primer año en el instituto. Recuerdo que en 1991 había tenido un año horrible de hospitales y demás por lo que en el 92 no me tomé nada demasiado en serio. Excepto la música. Siempre he odiado las matemáticas. Solía fugarme las clases con el cuaderno de hacer tonterías y garabatos, un lápiz, el walkman con la cinta grabada con canciones de R.E.M. y me iba a la biblioteca a aprenderme las letras, a descifrar su mensaje. Recuerdo haberle insistido a alguna profesora de inglés que pusiera Everybody Hurts en el típico ejercicio de captar las palabras que faltan en la fotocopia. En aquella época, en mi instituto, todo era Take That, Bon Jovi, U2 o Bruce Springsteen. Yo era la que escuchaba a R.E.M. , a Nirvana, a Pearl Jam, escribía sus letras en la mesa, y una vez incluso en un cambio de clase, otra persona que ocupaba el mismo pupitre que yo a distinta hora terminó una canción que dejé a medias.
Según escribo esto, estoy viendo el Murmur delante de mi mesa, de casualidad. No tengo una canción favorita de R.E.M. , nunca he podido decidirme por una sola, en los 19 años que llevo escuchándoles. Durante un tiempo fue Radio Song, a veces adoro Texarkana, o At My Most Beautiful, The One I love (Dios, adoro esa canción), Stand, Near Wild Heaven, Radio Free Europe, Everybody Hurts (ésta siempre me ha hecho llorar), She Just Wants que nunca fue single… Man On The Moon, The Great Beyond, The Sidewinder Sleeps Tonight (¡conseguí ser capaz de cantar el estribillo!), Daysleeper…
Lo que sí que tuve claro desde el principio es que, aunque los cuatro miembros originales de R.E.M. son enormes músicos y personas, Mike Mills ha sido y será siempre mi favorito.
Adiós y gracias por haber sido una parte importante de mi vida.
Lourdes Uñac
No sé exactamente cuándo ni por quién conocí a R.E.M., supongo que por los 40 principales o la MTV porque estaba en plena adolescencia, y en esa época es lo que se hace. Recuerdo escuchar R.E.M. desde entonces, vamos, desde que comencé a escuchar música y grabar TDKs con canciones de la radio. Luego, en los bares donde he crecido, nunca ha faltado, ni en las mejores fiestas caseras donde un Shiny happy people tenía que sonar sí o sí. En alguna que otra ocasión sonó de fondo un tema lento durante un largo beso.
Cuando empecé a tocar la guitarra y en mi colegio nos pasaban canciones de misa, Ella Baila Sola, Estopa o Maná, te buscabas la vida para encontrar los acordes de otros grupos, entre los que por supuesto estaban R.E.M. Pero, además de todo ello, es una banda que desde siempre me ganó por su conciencia social y con el medio ambiente, algo que les ha caracterizado desde sus comienzos tanto en sus letras como en su hacer, recordemos entre otra muchas cosas la fundación In the sun, título de una canción de Michael Stipe y Chris Martin de Coldplay. Y no sigo porque me voy a poner en modo moña y tampoco es eso.
¿Canción favorita? Una sólo es imposible de decir, pero ahí va mi mini-lista de principales: las mencionadas In the sun y Shiny happy people, Daysleeper, Electrolite, Animal, Nightswimming, What’s the frequency, Kenneth?, The great beyond, Man on the Moon y Pop song 89.»
Carles Grau
Dándole vueltas, como nos pasará a todos, tengo muchas canciones e imágenes de R.E.M. en mi cabeza. Pero quizás la que más ha marcado mi pasión por el grupo es sin dudarlo, Losing my religión. Fue la primera noticia que tuve de ellos, era un adolescente y la ponían en la discoteca de mi pueblo. La imagen que va ligada a este tema es, por supuesto, su vídeo. Y, aunque tengo que decir que en ese momento no se si entendía el significado de éste, me tenía impresionado todo: el ángel negro, la flecha, el hurgar en la herida del ángel caído, y el escenario del teatro, pero sobre todo la forma de bailar de Michael Stipe. Nos poníamos a bailarla moviendo los brazos con ese tipo de aspavientos por toda la pista desde principio a final.
A partir de ahí una imagen para mí de R.E.M. es siempre la imagen de cabeza rapada y los ojos azules de Michael.
Jordi Teixidó
Nunca he sido muy seguidor de R.E.M., pero es curioso que la noticia me afecta un poco más de lo previsto. Siempre me ha parecido un buen grupo, pero su estilo de rock nunca me ha acabado de interesar, quizás porque los descubrí en plena década de los 90, donde mis intereses musicales eran totalmente militantes a la ola de grupos de punk, hardcore y al grunge.
Dani Poveda
R.E.M. me evocan ilusión, amistad en estado puro, conciertos interminables, obsesión por el aquí y el ahora, despreocupación absoluta por el mañana y lo material. Crecí con ellos y con muchas otras bandas que están a punto de celebrar el 20 aniversario de sus obras maestras, como lo fue Automatic for the People, que lo celebrará en 2012. Decir que estoy apenado sería decir demasiado. No creo que ellos se sientan tristes ni nosotros debamos hacerlo. Ha sido un camino largo, 30 años regalándonos su música, no siempre al mismo nivel (a ver quién es el guapo que no tiene altibajos en tres décadas). Pienso que es una de esos momentos en que se debe mirar atrás, hacer balance y sonreir al concluir que ha valido la pena.
María Romero
A mí, la marcha de R.E.M. me ha dejado totalmente fría. Soy de esas personas que no conseguimos caer bajo su influencia. R.E.M. sólo me ha aportado un par de singles que al final se hicieron pesados de tanto oírlos en las radios, pero poco más. Sin embargo, hay que darle al César lo que es del César, y es innegable la influencia que este grupo ha tenido en el mundo musical a todos los niveles. Por tanto, aunque me resulte indiferente su disolución, comprendo bien el malestar de sus fans más acérrimos. Se van unos grandes y, aunque no nos guste, hay que llorar por la marcha de grupos de calidad, sean del estilo que sean.
Silvia Tinoco
Yo soy de sus grandes éxitos porque soy joven y son los que perduran. Everybody’s hurts siempre será un temazo de llorera, que tengo asociado desde hace ya 10 años al 11S. Shiny Happy People siempre me carga las pilas, además, cada vez que la escucho, no puedo evitar recordar la versión que grabaron con los teleñecos y se me escapa una sonrisa. Y, por supuesto, Losing my religion, clasicazo que siempre formará parte de mi infancia, aunque no recuerde exactamente cuándo llegó a ella, y que, avanzado el tiempo, también está unido a las salidas con amigos, a esos momentos nostálgicos de todas las noches cada vez que suena en un bar.