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Acordes rotos. Retazos eternos de la música norteamericana (2011), de Fernando Navarro

ACORDES ROTOS

 

Acordes rotos. Retazos eternos de la música norteamericana (2011), de Fernando Navarro

66 RPM Edicions

Crónica musical

Si comparamos la producción musical americana con la británica se aprecian grandes diferencias, cada vez más difusas, debido a la contundente presencia de la base musical autóctona americana. Ésta, aparte de ser distinta, ha sido ingente, variada y con múltiples caras, circunstancias que siempre me han parecido de una influencia evidente. El haber encontrado un libro como Acordes Rotos (Retazos eternos de la música norteamericana) no sólo ha afianzado esta opinión que habita mi cabeza desde hace décadas, sino que además ha mostrado la interesantísima unas veces, curiosa otras, pero siempre destacable carrera de determinados artistas, dando explicación a muchos temas. En definitiva, ha supuesto un raudal de interesantes aclaraciones musicales.

Como el propio autor Fernando Navarro explica en la introducción, Acordes Rotos es una recopilación de artículos publicados, unos en El país el verano pasado, otros en Efe Eme y el resto escritos para la ocasión sobre determinadas figuras de la música elegidas según los siguientes parámetros: americanos, o cuya carrera se haya desarrollado en Estados Unidos, que hayan publicado como solistas, que no estén vivos, que hayan hecho una aportación significativa en el mundo de la música y sumando 33 en total. El número suena místico, pero tiene más de musical que de religioso: se eligió como homenaje a las 33 revoluciones por minuto en las que se editaban los LPs en vinilo, formato esencial de estos autores. Entre ellos Marvin Gaye, Jeff Buckley, Buddy Holly, Willy Deville (sí, a mí también me sorprendió, pero merece su sitio), Otis Redding o Billie Holiday, toda una muestra del “melting pot” americano donde tanto el jazz, como el country o el soul surgieron y siguen conviviendo en la actualidad.

Puede que el lector responda de un modo distinto dependiendo sobre qué músico/cantante/artista musical esté leyendo, pero lo que es innegable es que el estilo y el modo en el que han sido tratados es magistral. No sólo cuenta la trayectoria profesional que recorrió cada uno de ellos, sino que además describe de modo lucido y muy certero sus características musicales, lo que les hizo únicos y el principal motivo por el que destacaron en el mundo de la música, aunque no todos fueran apreciados como se merecían cuando vivían.

Otro factor muy importante para caracterizarlos es que están situados en la época en la que vivieron y junto con sus actividades, ya sean musicales o personales, se entrelazan los eventos que han hecho de América el singular sitio que es no sólo a nivel musical, sino también en todo lo que forma y afianza su identidad. Algunas de las referencias más relevantes que se encuentran son las históricas y políticas, por supuesto, y también las que forman parte de otras manifestaciones artísticas típicas e ilustrativas de la zona. Referentes literarios, como los beatniks; artísticos, como el pintor Hopper que ilustró con humor decaído, muy parecido al de algunos de los que por aquí rondan; social, a nivel de razas, ya que nos encontramos con artistas de varios colores, y temas sociales, modos de vivir muy frecuentes en Estados Unidos con consecuencias definitivas tanto en su producción musical como en el modo de morir de algunos de ellos. Documentado de modo completo sin caer en lo excesivo, Navarro hace mención a las múltiples fuentes a las que ha recurrido para documentarse, entre ellas, Por favor, Mátame, biografías de algunos de los artistas, así como declaraciones de ellos mismos en publicaciones musicales de renombre.

En definitiva, contamos con un excelente libro para cualquier aficionado a la música moderna, ya que vamos a dar con las raíces de gran parte de lo que escuchamos hoy en día, aportando una serie de datos, sorprendentes algunos, poéticos otros, que enriquecen y hacen entender las características de la música de la que se nos habla.

Muy entretenido de leer, ya que se puede hacer en el orden que nos apetezca, con imágenes de los artistas, algunas poco habituales, y es muy difícil que no nos interesen muchos de ellos, tengamos el gusto que tengamos. Sea Buddy Holly, Nico, Elliott Smith o Sam Cooke, la variedad musical con la que tropezamos es tan amplia que alguna canción seguro que forma parte de nuestra vida. Y el efecto final: apetece muchísimo escuchar algo sobre quien estamos leyendo.  Ahora mismo está sonando Janis Joplin y me doy cuenta de la razón que tiene el autor. Sí, sobrecoge el corazón.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8.5/10

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