Sé que no es la primera vez que lo dicen, pero esta es mucho más evidente. Dinero vuelven a empezar de Cero (2017, Warner Music), como bien dice el título de su nuevo disco. Para llegar a esto han cambiado de oficina de management (ahora trabajan con Hook) y de departamento en la propia Warner, además de perder algunos miembros por el camino y ganar otros nuevos: tras la salida de Rubi Giménez vino Alejandro Ovejero para sustituir al bajista, y antes de la grabación de este álbum Ove también dejó la banda, dando paso a Alain Martínez y una nueva guitarra a cargo de Juan Sánchez. «Son muchos cambios, ¿no?», le pregunto a Sean Marholm al comienzo de la entrevista. «Sí, quizá por eso nos hemos tomado mucho tiempo para lanzar este disco, y también lo vemos como una especie de cierre de etapa de todo lo anterior. Tanto fuera de la banda como con las cosas que tienen que ver con la música y las que no, estamos muy contentos de este nuevo arranque con este nuevo equipo. Estamos rodeados de los mejores: en discográfica, en management y dentro de la banda. Hemos encontrado unos músicos increíbles y estamos haciendo sonar las canciones como nunca, incluso las antiguas». Dinero ya había probado a ser cuatro antes de Cero y fue durante la gira de DNR cuando pareció tomarse la decisión. Marholm me cuenta que primero incorporaron el formato de cuatro para hacer también los temas de los primeros discos, y a partir de ahí, pensar en el directo de las canciones nuevas.
Este es el principio del comienzo. «Creo que el nuevo Dinero surge de juntarnos Ekain y yo una vez roto el formato de trío, viendo que habíamos explotado hasta el límite ser y componer pensando en el trío. Ekain me dijo que diera rienda suelta a todas las cosas que siempre había tenido ganas de hacer. Es la primera vez que he hecho un disco sin pensar que somos un trío y pudiendo incorporar todas las cosas que siempre había querido y nunca habíamos podido». Ahora reconoce que están muy contentos con el cambio, especialmente él, que se ha encargado de casi todo el proceso creativo y que ha dirigido la banda hacia este nuevo ser. Cuando explica en entrevistas su trabajo con el disco desde el comienzo, describe su experiencia como la de un escultor cuando tiene un bloque de mármol en bruto y debe tallarlo hasta obtener la obra perfecta. «La grabación del disco ha sido realmente progresiva. No se han hecho unas demos y después se ha grabado el álbum, sino que los mismos archivos con los que empecé a hacer las demos se han ido transformando. El disco lo empecé casi todo yo en el estudio haciendo las demos, y luego con Ekain hemos ido incorporando cosas, también en las sesiones de postproducción. Sorprendentemente muchas de las cosas de las demos han acabado en el disco, cambiadas, añadiendo otras o exactamente igual».
Marholm habla de que es la obra perfecta en el sentido de que es la obra que quería hacer. Así que, respondiendo qué era lo que veía en el dichoso bloque de mármol antes de convertirse en su cuarto trabajo de estudio, me responde también a cómo define el resultado. «Creo que es un disco más positivo y más luminoso en las letras. En el sonido hemos ganado algo que antes por ser formato trío no teníamos, que es la espacialidad. Tiene más profundidad, más dinámica, todos esos elementos que antes no habíamos usado le han aportado eso a las canciones y hemos podido dar matices o hacer cosas que antes no había sido posible porque nos habíamos autorrestringido. Y por otro lado, la posibilidad que he tenido por fin de mezclar y masterizar un disco, darle el último toque y dedicar miles, miles y miles de horas sin dormir a dejarlo perfecto. Por eso es el disco del que más contentos estamos. Eso es un cliché, siempre se dice cuando se acaba un disco. Pero en este caso las horas de trabajo detrás del disco y cómo ha acabado sonando lo demuestran».
Me llama la atención que en otras entrevistas recuerde el proceso de los discos anteriores como duro y con este lo describa como bonito. Es obvio que está tremendamente orgulloso, pero miles de horas también dan dolores de cabeza. «Este también ha sido duro, eh. Ha sido un largo proceso. Pero creo que se ha disfrutado por la tranquilidad del planteamiento inicial de que, tardase lo que tardase, lo que fuese a salir tenía que estar muy bien. Y claro, ha habido presión económica como siempre, pero el haber tenido las riendas y haber podido dejar los matices tal cual los había ideado o los habíamos querido ha hecho que el resultado final fuera tal cual lo deseábamos y mucho más agradable de fabricar». Todo ese tiempo lo ha vivido en el estudio de grabación en el que trabaja y que además le ha dado las herramientas para ver los resultados de sus ideas de manera inmediata.
¿Es el mejor disco de Dinero? «Creo que no lo sabré hasta que hagamos otro». Si no el mejor, Cero sí parece el culmen de una evolución en la banda. Como ya no le frena la inexperiencia, dice Marholm, «se va ganando en dar en el clavo con las canciones, a la hora de componer cometes menos errores, deshechas menos cosas y todo sale más fluido. Es el proceso natural de cualquier artista». Esta evolución llega después de que se pararan durante un tiempo, se tomaran las cosas con calma y pensaran todo dos veces. Ahora sienten que el cambio va más allá de lo musical, y tiene que ver también con el nivel espiritual y de salud de la banda después de que DNR fuera una época que define como oscura y complicada para el grupo: «DNR fue casi morir matando. No sabíamos si iba a ser nuestro último disco, nuestra música estaban pasando por un momento difícil y también la banda –de hecho, Rubi no aguantó y poco después de lanzar el disco dejó la música–. Los que hemos aguantado hemos conseguido, como dice la canción Monstruos y alimañas, hacer la paz con nuestros fantasmas y nosotros mismos, digerir las cosas malas y las buenas y enfrentarnos al futuro con otro prisma más positivo y alegre».
Y como si el disco fuera la parte teórica, ahora toca la práctica. «Todo este trabajo es para no dejar de tocar y llevarlo al directo, que es donde nuestra propuesta se vuelve una obra completa. Está incompleta hasta que no la compartimos con nuestro público desde el escenario. Esa conexión entre ambos es que lo que hace que las canciones que componemos tengan sentido e incluso ya componemos pensando en esa conexión de los directos». Después de una primera gira por varias salas del país como toma de contacto llegan los festivales de verano, y en otoño regresar de nuevo a los conciertos de presentación del álbum. Lo que vas a ver en los conciertos de Dinero es un show más largo, en su renovado formato de cuarteto y con casi todo Cero sonando en directo. Por el momento la transformación les ha sentado bien, y no sólo lo digo yo: «Con la gente que se nos acerca después del concierto nos hemos dado cuenta de que hemos conseguido el objetivo. En vez de echar de menos que fuéramos tres, nos dicen «joder, si ya sonabais grande siendo tres, ahora con cuatro sonáis como diez«. Se ha notado que esto es otra cosa, Dinero ha saltado otro nivel». Claro que cambiar inquieta, pero no hay nada que objetar cuando crees que ha merecido la pena. «Hay un poco de miedo cuando tomas decisiones arriesgadas, pero nosotros siempre hemos tenido la suerte de que la gente que nos sigue nos acompaña».