InicioEntrevistas - ArchivoL.A.: "King Of Beasts es la definición perfecta de cómo suena L.A....

L.A.: «King Of Beasts es la definición perfecta de cómo suena L.A. hoy»

Dejando de lado el sonido americano de From The City To The Ocean Side y los paisajes californianos que evocaba su disco anterior, Luis Alberto Segura se embarca en esta ocasión en una aventura en la que ha sido co-productor del nuevo sonido de L.A.. King Of Beasts está lleno de luz y sorpresas, con canciones instrumentales, acústicas, interludios y una estética africana. Toda una confirmación de que L.A. continúa experimentando sin perder su sello de identidad. Hablamos con Luis Alberto un día antes de que el nuevo trabajo viese la luz.

P: ¿Cómo ha acogido el público los adelantos de “King Of Beasts”?

L.A.: Por ahora el feedback es muy bueno. Hemos soltado artillería pesada, hemos dado disparos certeros, que sabíamos lo que eran. Leave It All Behind, Wind, Where The Angels Go… Son canciones que son el groso del disco. Dentro hay más canciones instrumentales, acústicas, sorpresas… pero era difícil que a la gente no le gustara, sobre todo a los seguidores y los fans. Por ahora el resultado es bueno y espero que mañana sea mejor aún.

P: ¿Qué tal el showcase (el 27 de abril) de presentación? ¿Cómo van las canciones nuevas en directo?

L.A.: Estamos en el primer estadio de las canciones en directo, porque estamos esta semana de promo en medio de los ensayos generales, así que el showcase estaba a medias de los ensayos y estamos intentando que las canciones queden rodadas. Siendo un primer ataque fue muy buena y hubo un poco de desconcierto al principio por nuestra parte, porque hemos cambiado canciones del repertorio que llevábamos antes como Oh, Why, Dualize… las hemos cambiado y hemos hecho nuevas versiones.

Me apetecía dar una vuelta a las canciones que tocamos mucho y me apetecía recuperar canciones de Heavenly Hell que hacía tiempo que no tocábamos y hacer algunas más parecidas a como suenan en los discos, como son Under Radar o Rebel, que hemos hecho muy nuestras en directo alejándonos del disco y ahora hemos vuelto a recuperar esa esencia, todo suena como suena en el disco en estas canciones. Hemos intentado que el repertorio cambie un poco y que la gente que vengan a vernos y nos han visto varias veces piense que suene a algo nuevo.

P: El primer videoclip, del tema Leave It All Behind, es el más artístico de L.A. hasta la fecha. ¿A qué se debe ese cambio visual?

L.A.: De repente me he visto trabajando con un director de fotografía, José Manuel Ferrater, que tiene una visión muy diferente a la gente con la que he trabajado y la gente que está acostumbrada a hacer videoclips. La idea era hacer muy de anuncio, como de Prada o de Tom Ford, y él lo pilota muy bien y sabía que a mí me apetecía tener algo muy visual. Hay muchos planos que los puedes poner en un anuncio de Gucci. Sacas cualquier fotograma del videoclip y yo creo que el 95% pueden ser anuncios.

Es un videoclip diferente, sí que lo es, pero también me apetecía hacer algo arriesgado y que defina algo muy mío, que es la locura o la soledad de una habitación de hotel y la desubicación de estar en muchos hoteles diferentes o viajar a muchos sitios y no saber dónde estás. Y es lo que me pasa en el videoclip, de repente me despierto en medio de la noche en un pasillo y salgo corriendo porque me persiguen dos chicas que no sé quiénes son dándome bolsazos, luego aparezco dándome un baño, vuelve el jaleo… define algo que yo reconozco muy bien cuando lo veo y entiendo que a la gente le pueda parecer raro cuando lo vea, pero para mí, esto es parte de mi vida.

P: El primer single que sacasteis, Wind, es quizás la canción mas personal del disco y la que menos se asemeja al disco en conjunto. ¿Por qué escogiste ésta como la canción que diese una pista sobre el resto del álbum?

L.A.: Es curioso, porque ahora que ya ha pasado un tiempo sí que veo que hay cierto punto… como es de las canciones más personales y que más me tocan por lo que digo y por lo que significa para mí, me la quito de encima, la gente ya la escucha y es como: “vale, ya lo he dicho”. Es como cuando quedas con una chica que te gusta y se lo sueltas, le dices: “Mira, me gustas mucho. Ya me lo quito de encima, ya lo sabes, y ahora hacemos lo que quieras”. Es un poco así.

Me excitaba el hecho de que desconcertase un poco a la gente y sí que deja ver que en el disco puede haber maquinaria nueva y algo electrónico, juego con elementos de composición con los que no había trabajado antes y me gusta que la gente se quede un poco descolocada. Ya pasó de Heavenly Hell a Over and Over, pasando de la artillería pesada a una canción súper cruda y seca y que suena a años 50, y yo creo que cada vez que saco un disco juego un poco a esto, pero esta vez ha sido la más agresiva. Te quedas diciendo: “¿Qué coño es esto?”. Es muy bonita, pero no sabes si el disco va a ser así, si no… Pero después escuchas Leave It All Behind y ya te quedas tranquilo. Aunque poco tienen que ver con el resto del disco, pero si lo escuchas todo, lo comprendes perfectamente.

P: El disco tiene 17 canciones, bastante largo para lo que nos tienes acostumbrados. ¿Ha habido una vena de composición absoluta en este disco? ¿Crees que el público está listo para tanta artillería?

L.A.: Yo, si te digo la verdad, espero que sí, porque el hecho de que el disco sea tan largo es porque yo estaba seguro de que podíamos construir una película. Que lo empieces a escuchar y que vayas pasando canciones y veas que me está enseñando cosas diferentes en cada canción. Empieza, después de aquí me voy para allá, instrumental, una acústica… Mi intención es que la gente no se aburra escuchando el disco, como una película. Cuando empiezas a hacer una película puede ser muy buena, pero si no manejas bien cómo transcurre puede que la gente se salga del cine. Mi intención es que la gente se lo escuche, pero sí que responde totalmente a un estado de ebullición y de entender el concepto.

Fueron siete meses de grabación y yo creo que al tercer mes empezamos a entrar en una dinámica de trabajo en el cual ya empezamos a construir el edifico con un sentido, ya no era como poner bloques de piedra y ladrillos, sino que fue con una estructura. El disco está hecho con mucho tiento y colocando cada pieza en su sitio y con sentido.

P: Hay incluso un interludio Elephant Interlude, algo que nunca habíais hecho antes. ¿Es una ruptura en el disco o una pausa en la historia que quieres contar?

No, la verdad. Yo tengo un disco anterior, que se llama Welcome Halloween, anterior a Heavenly Hell, y era un disco doble muy conceptual y era muy semejante a esto. Yo creo que éste es el disco que más se parece a mis tres primeros, porque es como a mí me gusta hacer los discos, que tengan un poco de todo y que si de repente me apetece una instrumental, la pongo, y si de repente me apetece una de guitarra y voz, la pongo también.

Lo del interludio sí que es el algo que yo ya había usado, aunque obviamente la gente no lo había escuchado porque Welcome Halloween es de esos tres primeros discos que están sin reeditar aún y es probable que cuando se reediten de nuevo y la gente lo escuche, diga: “Ahora lo entiendo, veo similitud y da una continuidad en la carga de Luis”.

Y, no, así como el Welcome Halloween lo concebí como un disco doble y edité disco 1 y disco 2, en esta ocasión es un disco entero y se parte en dos vinilos porque no cabían las canciones de otra forma.

No creo que este disco sea conceptual, porque no tiene un hilo conductor de temática, pero sí que tiene un hilo conductor de estética: ese momento África, leones, elefantes, percusiones y detalles africanos.

P: En la producción has vuelto a trabajar con Toni Noguera tras Heavenly Hell. ¿Qué has encontrado distinto?

L.A.: Nos he visto distintos, más maduros, más confiados con las decisiones y sobre todo más mayores y adultos. Tenemos más ideas, yo tengo más seguridad que por aquel entonces. Yo creo que era la primera vez que me sentaba en un estudio a grabar algo mío, por aquel entonces yo había grabado cuatro pistas en mi salón, en el cuarto de baño o en la cocina; de repente me metía en un estudio por primera vez con mí música y estaba muy a las órdenes de Toni. En esta ocasión yo ya he ido al estudio con Toni con las cosas muy claras y a producirlo yo. Con él al lado y él manejando todas las teclas, pero sí que ha habido cambios, por supuesto.

P: Y, además, has sido co-productor del disco. ¿Te has visto cómodo?

L.A.: Me he visto muy cómodo de productor. Tienes la tranquilidad de que es tu trabajo, no estás produciendo una banda a la que tienes que sorprender o que espera algo de ti. Yo sé lo que espero de mí y tengo la tranquilidad de que me conozco y sé cómo soy, sé lo que quiero y tengo la tranquilidad de que no tengo a una banda que me está pagando un dinero para que le saque su sonido.

Me he visto muy cómodo, con muchas ideas, con muchas ganas y con muchos medios gracias a que Toni en el estudio tiene todo lo que quieras y más. Me he sentido muy afortunado de poder hacerlo.

P: En el disco has usado un cacharro llamado OP-1 (Bon Iver lo utilizó para su último disco). ¿Qué es este aparato? ¿Es responsable de los nuevos sonidos?

L.A.: OP-1 es como un teclado que reproduce sonidos, es como un sampler con mogollón de sonidos de teclado, de percusiones, de efectos, de ruiditos… reproduce todo analógico. Han grabado mogollón de cosas antiguas y tú las puedes reproducir, modular, cambiar, girar, grabar, regrabar, borrar, alterar, puedes meter como sonidos de radio… Es un multiefectos maravilloso que te abre la mente. Es un cacharrito pequeño, portátil, te lo puedes llevar de viaje en el avión… Es el culpable del sonido del disco, está por todo metido.

El OP-1 ha sido lo que me ha abierto las puertas a un sonido totalmente diferente. Yo estaba acostumbrado a hacer guitarra acústica, voz, guitarras eléctricas, bajo, batería, y un poco de teclado y listo. De repente esto me ha abierto las puertas de cero, porque tienes todo lo que quieras. Sumado a los emuladores de sonidos de teclado, de viento, de lo que sea, todas las oportunidades y las opciones que imagines.

P: ¿Y es el culpable de los nuevos sonidos africanos?

L.A.: Bueno, yo creo que eso fue porque inconscientemente estamos en un mundo muy electrónico y de repente me faltaba el punto orgánico y lo entendí como: “Me apetece sumar cosas africanas”. Pero, claro, dices eso y puede sonar a que el disco sea tribal, peor no tiene nada que ver. Realmente hay cuatro detalles, pinceladas, el hilo conductor de la estética africana sin que esté tan marcado.

P: Habéis aparcado el sonido americano, tan marca vuestra, en este álbum

L.A.: Mi sensación es que en From The City To The Ocean Side se concibió, se escribió, se grabó y se mezcló todo en California. La inspiración fue el Big Sur (costa californiana), con dos californianos a bordo y yo metido hasta la raíz, con ellos, de viaje, viviendo allí… Era normal que sonase así.

Pero, ¿qué pasa? Que en esta ocasión, está Luis en su casa, entre dos o tres tierras, EE.UU, California, mi Mallorca natal y mi vista puesta en el pop-rock inglés que me acompaña desde que era pequeñito con los Beatles, los Kinks o quien sea. Estando en un terreno imparcial, intermedio, puedo coger un poco de todo y, siendo yo el productor que no soy ni californiano ni inglés, sino que soy mallorquín, es el culpable de que suene cómo suena el disco. No suena americano, pero tampoco suena a inglés, es quizás una cosa intermedia. Sale más mi identidad, que es una mezcla de todo esto.

P: Es cierto que L.A. es una mezcla de estar entre dos tierras

L.A.: Sí, claro, L.A. es alguien que se ha criado escuchando esa música americana o inglesa, que ha tenido la suerte de viajar mucho, de vivir en Estados Unidos y de tocar con bandas americanas, de respirar mucho eso, pero sumado a que yo soy mallorquín, vivo en Mallorca, respiro Mediterráneo y tengo ese punto. La mezcla de todo esto es King Of Beasts, creo que es la definición perfecta de cómo suena L.A., sobre todo cómo suena L.A. hoy.

P: Y el título, King Of Beasts, ¿es Luis el rey de las bestias?

L.A.: No, no, no. Obviamente, yo sabía que daría pie a pensar que me había creado yo como el rey de las bestias, pero no es así. En este caso el rey es el disco y las bestias son las canciones y es como un personajes que yo he creado, de proyección para tener delante de mí y alguien donde yo me introduzco dentro y me protege. Es como tener un ent o un monstruo gigante donde me meto dentro y en este caso es un león gigante. Es un momento en el que necesito una protección extra, que no sea yo solo.

A veces en la vida te encuentras con fuerza para afrontar lo que sea, y a veces necesitas cobijarte un poco dentro de algo o alguien. En este caso estoy en un momento en mi vida personal y demás en el que es bueno tener ese cobijo, y más teniendo en cuenta que cuando trabajo en un disco y que, a partir de ahí, los próximos dos tres años convivo con ese disco y es mi carta de identidad, es mi bandera, es mi santo y es mi templo. Me apetecía que fuese algo muy grande, fuerte, con garra, y qué mejor que un león.

Los últimos dos o tres años me ha acompañado una ballena, y ahora me acompaña un león.

P: Sois un grupo que tocáis constantemente fuera de España y habéis compartido escenario con Foo Fighters o Arcade Fire. Y no sólo eso, sino que volvéis de una gira con Band Of Horses. ¿Creías que llegarías tan «alto» o es más una cuestión de creer que se puede?

L.A.: Para mí es un premio, yo lo concibo como un premio y un lujo, sobre todo porque soy muy fan de esas bandas, de Foo Fighters, de The Black Keys, Arcade Fire, Band Of Horses… En el fondo no es algo que otras bandas no puedan hacer. Yo tengo la suerte de tener los enlaces para conseguirlo, pero no creo que sea una cuestión de “qué lejos he llegado, estoy de gira con Band Of Horses”. Para mí es un reto, dar la talla y no ser ridículamente inferiores, sino que consigamos que la apuesta sea atractiva y que nos conlleve un crecimiento en el terreno donde vamos.

Con Band Of Horses es pasarlo de puta madre, son colegas, y nos permiten tocar cada noche ante audiencias de dos mil / tres mil personas con sold out. El crecimiento es decir lo hemos conseguido, nos vamos a Alemania de gira solos. Si de repente conseguimos llenar una sala de 200 personas, ese es el verdadero premio. Vinimos con ellos, nos vio gente que no nos conocía de nada, les molamos y ahora están aquí para vernos a nosotros solos.

P: En L.A. siempre ha habido ese halo de oscuridad incluso en las canciones más luminosas, pero con este trabajo la luminosidad lo ha llenado todo. ¿Ha sido a propósito?

L.A.: Sí, es totalmente intencionado. En este caso, la parte artística soy yo y la cuerda es Toni Noguera, y es un tipo muy metódico, de hacerse gráficas de los tiempos de las canciones, de tonalidades, es un estudioso de la música, de por qué los singles de Blondie funcionaban y otros no. Así que fue como “tronco, tenemos ocho canciones pero son como muy lentas, muy oscuritas, tenemos que cambiar un poco”. Él me da unas directrices, unas pautas y yo me pongo, la saco y luego la doramos juntos. Es algo premeditado y estudiado, pero obviamente la locura de la creación es infinita, es la parte guay de la película.

Tal vez es mi disco más luminoso desde Heavenly Hell. Los otros quizás no lo son tanto porque el hecho de que sean más analógicos, más austeros, hacen que cueste sacar luminosidad de ahí.

P: En vuestros directos, una nunca sabe qué se va a encontrar. Hacéis lo que os da la gana y es una forma de diferenciaros del resto, que suele ir con el setlist cerrado

L.A.: Realmente no pienso mucho en ser diferente al resto porque tengo la vista poco puesta en el resto de la industria. Todo lo que conozco de la industria indie y de la industria española es de conocerlos en los festivales y de toparme con ellos, porque sigo poco la escena, más que nada porque estoy en otra película y no le puedo dedicar mucho tiempo.

Sé que me gusta arriesgar. Odio quedarme estancado en algo, odio ofrecer lo que la gente está esperando, el momento de “ahora es cuando grita aquí” y “no, no lo ha hecho” o “ahora toca esto” y “no, no lo ha hecho”. Eso me gusta, me gusta desconcertar y desconcertar plus, para bien.

Soy muy muy fan de Pearl Jam y durante mi etapa adolescente, me flipaba que me desconcertaran. Los he visto mogollón de veces en directo y me encantaba no tener ni idea de qué iban a tocar, ni cómo lo iban a hacer, ni qué iba a hacer Eddie Veder, con cuál van a empezar… Todas esas incógnitas creo que dan excitación extra. Me gusta que la gente venga a vernos y no sepa qué va a pasar.

P: Sois jodidos de clasificar, porque no sois mainstream, pero tampoco indie, nadie diría que estáis bajo Sony, pero sí es así…

L.A.: Hay muchas bandas en esa tesitura ahora mismo. Desde Vetusta Morla, Izal, Second o Lori Meyers… somos bandas de un festival indie, pero estamos en majors. Creo que poco a poco, es una cosa cíclica, se hará una depuración de mentes y de festivales y acabarán siendo festivales de rock, ya está, o festivales de música.

A mí me encanta el concepto de MadCool o del DCode porque de repente hay bandas indies, pero puedes ver a Sam Smith o podrías ver a Lady Gaga y luego a Beck, o vas a ver a Rufus T. Firefly y luego vas a ver a Russian Red… Me gusta que sean festivales de música y me gusta que la gente no encasille tanto, porque te pierdes muchas cosas cuando eres tan cerrado y tan cabeza cuadrada. Creo que hay mucha gente que se pierde propuestas magníficas y cojonudas por ese problema. Hay festivales que mejorarían mucho si nos quitásemos ese punto de “no, no, es que sólo tienen que tocar grupos indies”. Al final es música.

spot_img