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Entrevista a El Mató A Un Policía Motorizado: «Hemos tenido experiencias muy buenas en España»

«Autopistas de guitarras y melodías indelebles. Emotivas explosiones de verdad y belleza. Ladrillos de armonía cementados con distorsión y amistad», es la bio que aparece en la página de Bandcamp de El Mató A Un Policía Motorizado.

Formados en 2003 en la ciudad de La Plata, Argentina, El Mató A Un Policía Motorizado lanzaba casi hace un año, en junio de 2017, el que sería su tercer álbum de estudio, La Síntesis O’Konor: un compendio de elaboradas melodías entretejidas entre capas de guitarras, sintes y percusión, acompañadas de letras agridulces, entre la tristeza y la más desenfadada irreverencia.

Un acertado paso adelante en la trayectoria de esta banda que, un año después, ha vuelto a España y esta noche estará tocando en el escenario Four Roses, en el Festival Tomavistas de Madrid. A partir de ahí, una gira que les llevará por Zaragoza, Sevilla, Granada, Alicante, Bilbao, Arrecife, Londres y Berlín.

Pero antes de ello, en Crazyminds hemos tenido la oportunidad de charlar con el cantante, letrista y bajo de El Mató, Santiago Barrionuevo (aka. Santiago Motorizado) y el guitarrista Manuel Sánchez (aka. Pantro Puto).

Hace un año salía al mercado La Síntesis O’Konor. Volviendo la vista atrás, ¿como habéis vivido este último año?

La Síntesis salió en Junio y enseguida nos fuimos de viaje. Comenzamos en Buenos Aires, donde hicimos una fecha cuádruple en Club Niceto, pero pronto nos fuimos a Costa Rica, hicimos una gira por México y ahí, pegado, una gira por España. Después lo presentamos en el interior de Argentina, fuimos a Uruguay, a Chile y a Ecuador. En lo que va de 2018, hemos vuelto a hacer una gira por América: fuimos a Colombia, a Perú, a Estados Unidos y México; y ahora de vuelta acá.

¿Cómo ha sido el recibimiento del álbum?

El recibimiento fue muy bueno en todas partes. Uno siempre espera que el disco, cuando salga, tenga el mejor recibimiento posible. Pero más que eso, con La Síntesis O’Konor hemos notado un cariño muy especial.

El público tardó muy poco en asimilar las nuevas canciones, y la misma noche que lo sacamos, en los conciertos de presentación ya estaban coreando las canciones. También notamos que en la gira, las últimas canciones eran las más celebradas, lo que significa que hay un nuevo público que se ha acercado a la banda con este nuevo álbum.

¿Qué os ha hecho volver a girar por aquí?

Básicamente surgieron invitaciones nuevas. Había quedado pendiente Madrid, que no pudimos hacer el verano pasado. Nos han reclamado mucho, con mucho cariño desde las redes sociales. Así que, un poco a partir de la invitación del Tomavistas montamos una gira que pasará por lugares nuevos.

Estaremos en Ibiza, donde nunca antes habíamos estado, en Bilbao, Santiago de Compostela, Lanzarote, Alicante… Así que nada, contentos de recorrer España. Es un lugar donde la pasamos muy bien, la gente es muy cariñosa y disfrutamos mucho.

¿Entonces notáis una buena recepción por parte de la gente en España?

Sí, sí. La última gira, sobre todo, fue muy celebrada, se vivió muy intensa. Desde el principio siempre ha habido buena onda, pero esta vez hubo salas llenas, con entradas agotadas, mucho fragor y mucha celebración. Es algo que estamos notando también en el comienzo de esta gira.

Hace 8 años hacíais vuestra primera gira, en 2010, por España. ¿Qué recuerdo tenéis de esa gira y qué cosas han cambiado desde entonces?

Un recuerdo muy cercano. Primero está ese sentimiento de viajar a Europa por primera vez. Todo es nuevo para tus ojos, para tu experiencia. Era como un sueño lejano, que veíamos muy imposible hasta que surgió la posibilidad de tocar en el Primavera Sound, que abría ese año el escenario Pro.

A partir de ahí armamos una gira nosotros mandando mails, como lanzando botellas al mar a ver quien las recibía. Por Youtube habíamos conocido a una banda de Valencia, Radar, quienes hacían un cover nuestro; así que les mandamos un mail y nos armaron un bolo ahí en Valencia.

Al final la gira salió muy linda, pero hubo mucha improvisación porque no sabíamos como hacerlo. Esto es un poco también la historia de la banda. Todo lo que hicimos siempre fue auto gestionado y fuimos aprendiendo en el camino. Quizás en la primera gira sí hicimos cosas que aprendimos a no repetirlas, pero fue divertida igual aún con sus fallos.

¿Fallos como cuál?

Pues por ejemplo, alquilamos dos autos porque pensamos que sería más rentable que alquilar una camioneta grande, pero al final nos dimos cuenta de que la logística era complicada, que era más difícil comunicarse, había que pagar doble parking, peaje, gasolina… y resultó que no era tan barato al final.

Otra cosa fueron los problemas de alojamiento que teníamos. Muchas veces teníamos que dormir en la misma van, en la segunda gira. Todavía no manejábamos sistemas como el airbnb, que no sé ni si existían incluso. No teníamos Internet, no teníamos nada y era muy salvaje: estábamos ahí, en medio de la nada… me acuerdo de dormir en Suiza todos en la camioneta.

Era muy aventura pero al final era muy divertido; siempre, viajar para tocar es algo increíble. Conocer lugares nuevos, recorrer sitios que nunca hubieses conocido, es una experiencia muy linda.

Vais a estar tocando el próximo viernes 25 en el Festival Tomavistas de Madrid. ¿Cómo afrontais el estar escenario, la relación con el público?

Ahí está siempre la cuestión de tocar en salas o tocar en festivales. Las dos experiencias tienen su magia. Hemos tocado en un montón de festivales, y nos gustan los dos formatos. De este último, nos gusta no sólo tocar si no también recorrer el festival, ¡el cartel del Tomavistas está buenísimo para ver como público!

Pero es raro. Yo [Santiago Barrionuevo] siento, en particular, que me pongo menos nervioso cuando hay más gente. No sé, me siento más ajeno a todo lo que está pasando. En la sala pequeña ya ves la cara de la gente que te esta mirando, es como más personal, menos anónimo.

Hemos tenido experiencias muy buenas en España. Me acuerdo en el Festival SOS en Murcia, que compartíamos horario central a la medianoche con The Kooks y pensamos «bueno, no va a venir nadie, van a estar todos con los Kooks», y me acuerdo que se llenó el escenario, la gente llevaba carteles con la letra de las canciones… Fue muy fuerte, una experiencia inesperada y muy increíble.

Por lo general soy tímido, me cuesta mucho tocar, cantar ahí arriba, pero con el tiempo eso lo fui superando. Uno supone que una multitud es un desafío extra pero la verdad es que no, me siento cómodo. Más o menos cómodo.

Nunca se acaba de superar del todo…

Exacto. Así es, pero está bien.

¿Tienes algún ritual previo, antes de salir al escenario?

Últimamente hago ejercicios de calentamiento de voz que antes no hacía porque era más joven. Ahora tengo que hacerlo, porque si no me quedo sin voz en las giras. Eso es lo único. Eso y mirar el celular, que es lo que hace uno cuando está ansioso. Bueno… y cuando no está ansioso también.

De cara al Tomavistas, ¿tenéis ganas de ver alguna actuación, como público?

Nos hizo mucha ilusión la idea de ver a The Jesus and Mary Chain, pero tocan otro día y nosotros nos vamos para Zaragoza, así que no va a poder ser. Los Planetas también, pero tocan el sábado…

Yo [Barrionuevo] soy muy fanático de La Casa Azul, así que estoy muy contento de que compartamos el mismo día, que nos haga bailar al final.

[A Santiago Barrionuevo]: Tengo curiosidad por preguntarte por la composición de vuestras letras que oscilan entre la nostalgia, la melancolía pero también la irreverencia o incluso el pasotismo. ¿Podrías comentarme como surgen?

Me inspiro en varias cosas que, por lo general, son experiencias reales. Después me voy por las ramas y creo un universo, pero siento que necesito una experiencia real que me impacte, para poder generar algo. Suelen ser experiencias propias o de personas muy cercanas que tomo propias.

Es algo que no planeo tanto. Y sobre todo en este disco, el cual está bastante planeado, las letras fueron un poco lo último, según lo que iba saliendo como me iba gustando. Lo iba armando de forma más espontánea, con la letra según la melodía, aunque no sea lo mejor.

Por eso me cuesta un poco explicar de dónde salen. Pero sí, tiene que ver con eso que decías: hay como un clima muy melancólico en este disco puntual, aunque quizás también en toda la discografía. Y yo trato de cortarlo con eso, con acentos que esquiven un poco esa tónica.

Igualmente, me acuerdo cuando estábamos mezclando el disco, que al escuchar el corte final me di cuenta del tono melancólico; y no lo entiendo, porque yo me veo a mí mismo como una persona alegre. Pero bueno, está bien. Es lo que va saliendo.

¿Qué papel juega la ansiedad en el terreno artístico? ¿Crees que puede servir como motor creativo?

Sí. Hay como una pulsión por un lado, esas urgencias creativas que tiene uno y por otro la ansiedad, que por lo menos en mi caso, está siempre presente. Para bien y para mal. Es un motor que te puede movilizar, pero a veces entorpecer las cosas.

Siento que con El Mató, el proyecto comenzó a tomar un ritmo tras los años que no nos habíamos planteado. No lo buscamos pero fueron apareciendo cosas y oportunidades, lo que fue generando una dinámica nueva, más cargada y más activa.

Por momentos sufro las etapas más intensas -las giras, los viajes-, porque somos una banda pequeña, y a veces estas situaciones te sobrepasan, ya que te has ido planteando cosas de banda grande pero lo tienes que hacer tú solo, con ayuda pero desde un formato más reducido. Pero a la vez siento que si no estuviera esa presión, quizás por mi forma de ser dejaría de hacer las cosas.

Vuestras letras desprenden cierta ansiedad también, de lo cotidiano, de las situaciones de la vida… ¿no?

Sí, totalmente. Es una de las patas de por qué uno hace arte, por qué escribe o quiere expresarse: para largar afuera esas cosas que están ahí y no las puede expresar de otra manera.

¿Os ha dado tiempo en este último año de montar nueva música u os habéis dedicado plenamente a presentar La Síntesis O’Konor?

Pues básicamente fue presentar el disco, pero la parte creativa siempre está activa en algún hueco. No nos hemos juntado a pensar ni a ensayar canciones nuevas pero uno está siempre tramando cosas, melodías, ideas… Y así va pasando el tiempo y se va haciendo más presente hasta que esto te lleva hacia un nuevo álbum.

¿Cómo está la escena indie en Argentina?

Ha crecido mucho y ha empezado a tener un poco más de atención en los medios. Falta todavía que los grandes medios den más espacio a los artistas independientes, ya que se fijan más en lo mainstream.

Pero más allá de eso, las nuevas plataformas y formas de comunicación hacen que sea prescindible tener presencia ahí. Las bandas se abren camino y generan movimiento, así que culturalmente están creando una cosa muy buena y la verdad es que estamos muy contentos de vivir esta época porque vemos un crecimiento en todos los sentidos. Las ideas nuevas, más frescas, originales y vivas están ahí.

¿Alguna recomendación?

Acaba de salir un nuevo disco de Las Ligas Menores, que es una banda favorita nuestra. Siempre hacemos recomendaciones de nuestro sello [Discos Laptra], porque está muy efervescente todo lo que ocurre ahí. Tenemos a Señorita Trueno Negro, Antolín, Bestia Bebé, 107 Faunos… También a Koyi, muy importante para nosotros porque fue, de nuestro grupo de amigos, el primero que se animó a hacer canciones y un poco nos inspiró a todos a crear. Se mudó a México un tiempo y ahora volvió y montó una nueva banda. Es muy recomendable.

¿Y qué estáis escuchando últimamente?

Yo [Barrionuevo] estoy con lo último de Arctic Monkeys, el último disco de Beach House… Ahora en el viaje he estado escuchando mucho dos canciones. Una es Baby I Love You More de Peter Frampton, y luego he estado escuchando Human, de The Killers. Siempre odié The Killers pero escuché esta canción hace poco y me gustó. Todos se burlaban de mí, porque es una canción muy conocida.

Ah, y el nuevo corte también de La Casa Azul, El Momento.

Y el nuevo de los Arctic, ¿te ha gustado?

La verdad es que sí, me gustó. Vi que lo criticaban mucho entonces ya fui con ganas de estar en contra de todos los criticones, así que fui con buena onda. Además, cuando apareció Arctic Monkeys, con su etapa más rockera, más cruda yo no era tan fan. Me gustó más cuando se fue ampliando más su sonido. Y ahora que lo llevan más al extremo, me gusta.

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