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Entrevista a Shinova: “Es necesario que el arte te haga sentir y te provoque algo”

Con Volver (2016), Shinova obtuvo el justo reconocimiento que merecían. Un crecimiento rápido, a nivel de popularidad, que les ha hecho encarar la grabación de Cartas de navegación con la seguridad que da el hecho de tener una fiel parroquia de seguidores esperando con ganas la nueva colección canciones.

Fotografía: Alejandro García-Cantarero

El quinto disco de estudio de la banda de Bérriz (Vizcaya) supondrá un nuevo paso adelante para ellos, la confirmación a lo que ya se aventuró con sus anteriores grabaciones, que son un grupo de largo recorrido. Letras evocadoras y perfectamente medidas, la voz envolvente de Gabriel, las dosis de épica en los arreglos… muchos son los ingredientes que hacen de Shinova una de las formaciones más interesantes de la actualidad. Basta con asistir a un concierto suyo para comprobar de primera mano esta afirmación.

Inmersos en las maratonianas jornadas de promoción de Cartas de navegación, Shinova atiende a nuestras preguntas. La multitud de compromisos con los que cuentan obligan a que tengan que dividirse durante casi toda la entrevista. Así, charlamos con Erlantz  (guitarra y coros) y Froufe (batería), desgranando lo que este nuevo álbum contiene, para terminar la entrevista con la incorporación de Gabriel, cantante y responsable de las letras de Shinova.

Vuestro anterior disco Volver ha supuesto un punto de inflexión muy marcado en vuestra carrera. Vuestra popularidad se ha incrementado de manera exponencial. ¿Cómo habéis vivido estos dos años?, ¿de qué manera este crecimiento os ha afectado en vuestro día a día y en vuestra manera de afrontar el trabajo?

Froufe: La verdad es que han pasado bastante rápido. Sí que ha sido un punto de inflexión bastante potente desde que salió “Volver” hasta ahora.

Erlantz: Quizás en el momento no te das cuenta, pero de repente piensas en aquel concierto en el que había 50 personas y ahora hay algo más. La verdad es que hemos tenido una progresión bastante rápida. Estamos muy contentos y agradecidos por todo lo que está pasando.

Así que, en esos dos años, ni siquiera tenéis tiempo de parar a pensar en todo lo que está ocurriendo.

Erlantz: De hecho no nos da tiempo a parar ni para grabar el disco. Cartas de navegación se ha compuesto durante la gira.

Froufe: Y solo hemos parado un mes para grabar…

Erlantz: Tocamos hasta febrero de este año, en marzo grabamos y en abril ya estábamos de nuevo de gira. Quizás sea mejor así. De esta forma vivimos todo de manera más natural.

Me gustaría que vosotros mismos me destacarais el momento en el que os empezáis a dar cuenta de que las cosas empiezan a cambiar. ¿Qué puntos de inflexión consideráis determinantes o reveladores desde que empezasteis como banda?

Erlantz: Yo diría que el concierto de la Joy Eslava de este año…

Froufe: (Interrumpe) ¡Qué cabrón!, ¡me lo has quitado! (Risas)

Erlantz: Nos sorprendió que se vendieron muy rápido las entradas. Y cuando estábamos llegando y vimos la cola para entrar, ya pensamos que eso era algo muy grande.

Froufe: En realidad, cuando decidimos hacer una Joy Eslava, yo dije: “¿estamos seguros de esto?”. Yo pensaba que íbamos a vender 400 entradas como mucho.

Erlantz: Lo reservamos con bastante antelación, pero siempre creímos que igual era mejor pensar en una sala más pequeña.

Froufe: ¡Fue flipante! Además, cuando estábamos tocando, yo miraba a la peña como cantaba y estuve a punto de llorar. Nunca me había pasado eso, hasta el punto de tener que coger aire porque si no me ponía a llorar en mitad del concierto.

Erlantz: Todo lo que ocurrió en ese concierto fue mágico. Yo creo que ha sido el momento que más ha representado el hecho de ver que aquí estaba pasando algo.

Froufe: Yo creo que ha habido tres momentos así. El primero fue en la Plaza del Trigo, en 2016, que tocamos el disco Volver sin haber visto la luz del álbum. Cuando tocamos en el escenario principal del Sonorama fue otro momento que vamos a recordar toda la vida y el tercero el de la Joy Eslava que mencionábamos antes.

Yo estuve en la Joy Eslava bastante cerca del escenario y desde abajo se percibía que estaba siendo un concierto muy especial para vosotros. Esas cosas se notan.

Erlantz: Me acuerdo de los minutos previos a salir al escenario, que estábamos en el camerino pensando en lo que estaría pasando afuera. Es que a mí hay una cosa que me gusta mucho como público cuando voy a un concierto y es el hecho de saber que es especial para el artista que está en el escenario. Hay mucha gente que nos lo ha dicho, que se notaba que estábamos emocionados. Yo creo que eso es algo que debe mantenerse.

Lo cierto es que mucha gente os conoce por esta última etapa de Volver o incluso de Ana y el artista temerario, pero antes de eso ya habíais publicado dos discos más. Estos trabajos tenían un sonido más duro que por el que se os conoce ahora. ¿A qué se debió ese cambio estilístico o de sonido?

Erlantz: Casualmente, ni Froufe ni yo habíamos entrado todavía en la banda. Los dos primeros discos, Latidos y La ceremonia de la confusión tenían, como tú has dicho, un sonido más duro. Eran metal básicamente. Luego hubo un parón, en el que se plantearon qué querían hacer realmente y ahí hubo un cambio de formación, entramos Froufe, Dani y yo y se empezó a dirigir el grupo hacia esta nueva dirección.

O sea que Ander y Gabriel son los que están desde el principio.

Erlantz: De hecho, al principio del todo, el proyecto eran ellos dos.

Froufe: Los dos se encontraron en unos locales de ensayo y empezaron con todo el jaleo.

Ahora que presentáis Cartas de navegación, ¿con qué objetivo principal o expectativa encaráis la creación de este nuevo álbum?

Froufe: La verdad es que no tenemos ningún objetivo marcado, básicamente solo queremos seguir como hasta ahora. Seguir tocando todo lo que se pueda, disfrutando y aprendiendo.

Erlantz: Más que nada, lo que queremos es que llegue al mayor número de público posible y que la gente haga suyas las canciones.

¿Habéis sentido cierto vértigo o responsabilidad por las expectativas que se han depositado en vosotros y en este disco después del éxito de Volver?

Erlantz: (Entre risas) La verdad es que no y, como nos lo está preguntando bastante gente, ya empieza a acojonar.

Es que es una pregunta muy recurrente para bandas que, en su primer disco, han tenido relativo éxito y afrontan el segundo con cierta expectativa del público. Pero vuestro caso no es el mismo.

Erlantz: La verdad es que no nos sorprende porque realmente no nos lo planteamos. Las primeras ideas de Expectativas y espejismos, por ejemplo, las compuse dos o tres meses antes de que saliera Volver. Así que todas estas canciones llevan trabajándose desde el verano de 2016. Entonces, como hemos ido poco a poco, creo que ha sido un proceso bastante natural y no nos hemos planteado en ningún momento tener que superar nada. Simplemente nos hemos dejado llevar por lo que, en mi opinión, es un disco que representa muy bien el momento en el que se encuentra la banda ahora.

“Hay canciones que aparecen en el momento exacto para alegrarte o para hundirte”

Parece que el disco habla de búsqueda, con referencias a la cartografía, a la exploración de otros territorios, la naturaleza, el mar… pero, ¿de qué habla realmente Cartas de navegación?, ¿qué concepto fundamental hay detrás de estas canciones?

Froufe: Al final, Cartas de navegación es como si todos necesitásemos algo para orientarnos, para guiarnos.

Erlantz: Realmente es una metáfora de la propia vida. También te digo que, como nosotros no hemos compuesto las letras, no sé hasta qué punto podemos explicar esto como deberíamos. Gabriel es el autor y seguro que te lo explicará mejor después.

Shinova

Cuando Gabriel escribe las canciones, ¿os cuenta de qué tratan?

Erlantz: Muchas veces, no. A mí por ejemplo me dice: “te voy a mandar algo”; yo lo escucho, luego me llama y me pregunta: “¿de qué va?”. Si no acierto, dice: “venga, voy a cambiar esta frase” (risas). Él quiere que la gente lo entienda o, al menos, ver que se le puede dar un significado a lo que escribe y que realmente apetece escucharlo.

Froufe: Pero luego cada persona le da el significado que ella quiera.

Erlantz: De hecho, es posible que dentro de la banda estas 11 canciones no las sintamos igual. Y con el público pasa algo similar. Recuerdo que con El combate del siglo, que tiene un significado original, venía gente y nos decía que la canción trataba, por ejemplo, de temas de superación o cosas así. En ningún momento le dices a esa persona que está equivocada porque, si él lo ha sentido así y si realmente le llena así, ¿quiénes somos nosotros para decir que no?

Froufe: Todo esto depende también del estado emocional de cada uno.

Erlantz: Hay canciones que aparecen en el momento exacto para alegrarte o para hundirte.

Es cierto que las letras de Gabriel son muy sugerentes y muy metafóricas, por eso me resulta curioso que él quiera saber si realmente sabes de qué va el tema en cuestión.

Erlantz: En realidad él quiere saber si las canciones se entienden. Es cierto que hay veces que, igual de primeras, creo entender una cosa y luego me doy cuenta de que habla de algo que no tiene nada que ver.

¿Para vosotros es importante saber de qué habla una canción o sacarle una interpretación propia a la hora de tocar vuestro instrumento?

Froufe: A mí me gustan más las letras que no sean demasiado explícitas. Prefiero interpretarlas a mi manera y hacerme mi paja mental, aunque luego el letrista me diga que no iban por ahí los tiros. Gabri escribe de puta madre, por eso estoy encantado.

Otra característica vuestra y que, en mi opinión, es algo que también ha conectado mucho con la gente es la dosis de épica que tienen vuestras canciones. Cuando encaráis la composición de nuevos temas, ¿tenéis en la cabeza encontrar fórmulas que enganchen a la gente o simplemente hacéis lo que os sale de dentro sin pensar en que pueda gustar más o menos?

Erlantz: La verdad es que un poco las dos cosas. En este disco hemos contado con la ayuda de Mikel Santos, que es nuestro técnico y ha hecho las labores de productor. Él nos ha ayudado a tener una visión externa de las canciones. Muchas partes vienen de ideas que yo traía como una pre-maqueta, que Gabriel empleaba para meter la letra y la melodía. Bajábamos al local, llegaba Mikel y opinaba de fragmentos que igual eran muy cortos o de otros que había que acortar, incluso trozos en los que lo importante era que no hubiera nada.

Froufe: Muchas veces, en lugar de decir: “vamos a hacer esto porque la peña se va a venir arriba en los conciertos”, es al revés, que hacemos algo inconscientemente y después, en los conciertos, nos damos cuenta de que la gente se motiva con ello. No es siempre buscado. Todo esto es muy impredecible, porque igual hay un tema que tú no lo sacas como single porque crees que no tiene ese gancho y luego funciona de la hostia.

Aprovechando que Erlantz ha hablado un poco del proceso creativo que tenéis, ¿cuáles son los pasos que seguís?

Froufe: Este se aburre en casa y… (risas)

Erlantz: Me aburro en casa, cojo la guitarrita… (risas). Parto de una idea básica, se la paso a Gabriel y él empieza a trabajar en la letra y la melodía. Después ya lo planteamos al grupo, vemos cómo lo enfocamos y nos vamos amoldando a la historia que se quiere contar. Al final lo importante es el mensaje que se quiere transmitir.

¿De qué canción estáis más orgullosos de las que están contenidas en Cartas de navegación?, ¿Por qué?

Erlantz: Es complicado porque creo que para cada canción hay un momento y para cada momento hay una canción.

Froufe: Yo estoy muy orgulloso del pack completo (lo dice cogiendo el CD con cariño).

Erlantz: Hay una cosa que es muy curiosa. Cuando tú has trabajado una canción, la has grabado y, de repente, la llevas al directo y pasan cosas diferentes a las que pensabas. En el escenario todo se multiplica y creo que en este disco hay unas cuantas con las que puede que pase eso.

Y de todas las canciones que han ido dando forma a vuestra carrera, ¿a cuál le tenéis especial cariño?, ¿cuál os hace sentir más cosas encima del escenario?

Erlantz: Para mí esto es muy difícil porque, aunque se supone que las canciones las tocas siempre de la misma manera, la emoción nunca es la misma. Eso es lo bonito, que la misma canción en un concierto pasa más desapercibida y, en el siguiente, tocando igual, por alguna razón conectamos más con la gente o conectas tú con el propio tema.

Froufe: Para mí, si hay alguna canción con la que he tenido momentos de mirar a la gente y emocionarme, seguramente sea Para cambiar el mundo. Porque la canta mucho la gente y el subidón hace que te emociones.

Erlantz: Con Doce meses también pasa mucho eso.

 

Habéis dicho antes que este disco lo habéis grabado durante la gira de Volver y que apenas os ha dado tiempo a parar y pensar. Pero, a nivel musical, ¿qué novedades habéis intentado introducir en Cartas de navegación?

Erlantz: Más que nada, yo creo que son dos años extra de aprendizaje. Al terminar un disco, normalmente tienes un tiempo para plantearte las cosas y enfocar el siguiente de otra manera. Pero en este caso, como dicho antes, Cartas de navegación es la representación perfecta del momento que vivimos ahora mismo como banda.

¿Pero no os planteáis que el disco suene de una determinada manera o introducir matices diferentes?

Froufe: Sí queríamos que sonase como más dulce.

Erlantz: Eso lo miramos bastante en la producción de los temas en el local. Algunas canciones estaban planteadas de determinada manera y llegaba Mikel y decía: “igual esto es un poco sucio o difuso y no se entiende bien. Vamos a plantearlo de otra manera“.

“Ahora mismo, el recorrido de los discos es menor que antes. Los singles son el futuro”

En vuestro caso también ha pasado y parece que las radiofórmulas están programando vuestra música. Parece que la escena alternativa se empieza a abrir paso entre tanta oferta mainstream, acercándose a todo tipo de oídos. ¿Qué opinión os merece esto como oyentes de música?

Erlantz: Yo creo que es muy positivo. Es importante que haya variedad musical en ese tipo de cadenas. Que este estilo, que durante tanto tiempo se ha visto relegado a medios de menor recorrido, se empiece a abrir a un gran público, es algo muy positivo.

¿No es raro que pongan tu canción después de una de Justin Bieber por ejemplo y antes de una de reguetón?

Froufe: Hombre, es raro que pongan tu canción ahí (risas). Aunque Justin Bieber tiene temazos, pero del reguetón mejor no hablar, por favor (risas).

Yo personalmente, si estoy escuchando una radio de esas, agradezco que me pongan una canción de un grupo como nosotros, para coger un poco de aire. Es importante que se atrevan a programar cosas nuevas, no lo que siempre se escucha.

¿Notáis que se os acerca un público que igual no esperabais?

Froufe: La verdad es que tenemos un público muy variado y de un rango de edad bastante amplio.

Erlantz: Eso sí que nos ha sorprendido, que vemos en nuestros conciertos gente de 18 a 60 y pico años.

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Hace pocos años era impensable que las radios más comerciales pusieran música de la escena más independiente. ¿Creéis que esto puede cambiar la manera de escuchar música o de entenderla en nuestro país?

Erlantz: Podría ser. En tiempos dominados tanto por el streaming y la elección rápida, no sé hasta qué punto es importante todo esto que hablamos de las radios. Por eso creo que está bien que en las emisoras haya más variedad musical, porque lo que no te gusta lo dejas a un lado, pero lo que te gusta hace que te intereses por ese artista. Para esto el streaming es una herramienta muy útil. Por ejemplo, en Spotify, los artistas relacionados hacen que descubras música similar a la de un grupo que te gusta.

Los prejuicios en este aspecto siguen existiendo. El que antes molaba, deja de hacerlo desde el momento en que le conoce más gente o empieza a sonar en radios.

Froufe: Eso depende mucho de los haters que puedas tener (risas). Esto le pasa a mucha gente, incluso hay bandas que no quieren sonar en algunas radios. Yo lo entiendo, es totalmente respetable, pero a mí personalmente me da igual.

Supongo que esto tiene que ver con la globalización de todo. Cada vez los límites están más difusos y todo es accesible. Pero, ¿no estamos cayendo en un exceso de información? Con tanta oferta, resulta difícil estar al tanto de todas las novedades musicales.

Erlantz: El consumo ha cambiado completamente. Esto se nota sobre todo en artistas que están un poco alejados de nuestro estilo, como los que hacen reguetón o trap por ejemplo, que se ha enfocado todo más a un consumo mucho más rápido, de singles. Ahora se potencia el single y no tanto el disco. Todo esto es una evolución lógica, tal y como está el contexto social.

Creo que todo este asunto de sacar singles es el futuro. Nosotros, sin ir más lejos, hemos sacado tres adelantos antes de publicar el disco. Yo soy muy romántico para estas cosas, pero también creo que hay que ser realista y, ahora mismo, el recorrido de los discos es menor que antes. Antes una banda se podía permitir sacar un disco y estar cuatro o cinco años con él. Ahora, si te estás todo ese tiempo sin sacar material, estás fuera, porque mientras tú no generas material nuevo, cuatro o cinco bandas con las que compartes público lo están haciendo.

Froufe: Pero, por otro lado, está volviendo el vinilo que es todo lo contrario a lo que estamos hablando.

Erlantz: Hablando de esto, vi hace poco una manera de publicar un disco que me gustó mucho. Me refiero al último de John Mayer. Son 12 canciones, pero en lugar de sacarlo de una vez, sacó primero cuatro, luego otras cuatro y después ya publicó el disco completo. De esta forma creo que aprecias individualmente mejor cada canción.

Igual ahora satura demasiado que te pasen 15 canciones del tirón por eso creo que este goteo hace que se aprecian mejor los temas y por eso creo que es el futuro. De hecho hay una cosa que me está llamando la atención y es que hace unos años se incluían muchas más canciones en los CDs. Ahora la mayoría de los discos tienen 10 canciones, 11 a lo sumo. Por ejemplo, en 2002 salió el By The Way de Red Hot Chili Peppers, tenía 16 canciones y yo me las sabía todas.

Luego por ejemplo, llega Drake y saca un disco de 25 canciones. Entonces vuelves a no explicarte nada porque, cuando toda la industria va hacia un lado, llega este tío, hace esto y en todas las playlist de Spotify hay una canción diferente suya. No sé, es algo que se me escapa.

Para terminar, me gustaría que me contarais cómo están siendo estos primeros días con el disco en la calle, cómo está siendo el feedback.

Froufe: Aún no han salido haters y estamos preocupados (risas)

Erlantz: Por ahora las reacciones están siendo muy positivas. La gente nos está diciendo o escribiendo cosas que nos emocionan.

Froufe: Estamos con muchas ganas de empezar la gira, que arrancamos en La Riviera en febrero.

“Una canción va tomando vida y va cambiando su aspecto según se tope con la persona que la escuche”

Se incorpora Gabriel a nuestra conversación y aprovechamos para cerrar la entrevista con él, hablando de las letras de las canciones, su manera de escribir, etc.

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Gabriel, antes hablaba con tus compañeros acerca de lo que para mí parece que habla el disco… pero, ¿de qué habla realmente Cartas de navegación?

Gabriel: Siempre digo lo mismo, pero es que es verdad. Si yo ahora te digo cuál es mi interpretación de las canciones, puede que choqué con la que tú ya le has dado y es tan real la tuya, como la mía. Al final, una canción va tomando vida y va cambiando su aspecto según se tope con la persona que la escuche. Pero bueno, simplemente son canciones escritas en base a experiencias vitales de casi cuatro años sin parar en la carretera. En definitiva, aquí lo que se plasma es lo que uno va viviendo.

En general, tus letras son enormemente sugerentes, de esas que dejan volar la imaginación del que escucha las canciones. Cuando te sientas a escribir las canciones, ¿te propones eso? ¿Cuál crees que es tu lenguaje a la hora de comunicar con las canciones?

Gabriel: Puede que mi manera de escribir sea muy gráfica precisamente por lo que tú dices, porque te lleva a situaciones concretas, hay imágenes muy claras. Te diría también que estas canciones están geográficamente muy localizadas en el norte.

Esto es algo que ya ocurría en Volver.

Gabriel: Exacto. De hecho, este disco tiene muchas referencias a parajes del anterior. Esto se debe a que es lo que he vivido, las zonas que conozco. Por ejemplo, hace dos discos, en Ana y el artista temerario, hablamos de una galerna, que es un factor climatológico muy del Cantábrico. Ciertamente, Cartas de navegación es un disco muy norteño.

Me gustaría meterme un poco en tu mente y conocer cómo trabajas cuando te enfrentas a un papel en blanco. Aparte de esas vivencias a las que hacías mención, ¿qué otras referencias tienes?

Gabriel: Yo creo que todo sirve de inspiración. Por ejemplo, una buena película me interesa, pero más que la película en sí, la manera de enfocarla. Al final no deja de ser una manera de expresión artística. Cambia el medio, cambia la recepción, pero lo puedes llevar perfectamente a un terreno emocional. Lo importante es que eso te haga sentir, te provoque algo, eso es lo necesario en el arte. El arte tiene que generar algo en ti. Por eso creo que cualquier tipo de evento o arte que pueda expresar algo es inspiración.

¿Es tan chungo el síndrome de la hoja en blanco?

Gabriel: Es jodido, no te lo voy a negar. De hecho, en este disco hubo dos o tres meses que fueron fatales porque no salía absolutamente nada. Pero un día llegaron las canciones y, después de la primera, llegó la segunda y aparecieron todas en fila.

Ahora que dices esto, hay una canción que se llama La buhardilla de la musa. ¿Crees en las musas o eres más de sentarte a escribir con una rutina concreta?

Gabriel: A mí me gusta ser metódico. Intento llevar una rutina, por ejemplo, levantarme a las ocho y ponerme a escribir. En este disco lo intenté durante los primeros meses, pero no funcionó. Entonces decidí moverme, viajar más aún de lo que se viaja con el grupo y así, al final, vas viendo situaciones que te permiten escribir. También esto te permite liberar la cabeza, porque si te quedas metido en tu cuarto durante horas, en la oscuridad de tu habitación, es probable que salgan muy poquitas cosas. Al final la vida y la música están fuera de esa habitación.

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