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Entrevista a Javier Álvarez: “Mi obra soy yo”

Fotografía: Alejandro García-Cantarero

La carrera de Javier Álvarez es quizás una de las más interesantes de toda la música española. Llena de altibajos a nivel personal, pero de una enorme coherencia a nivel profesional. Sin dejarse seducir por las modas, por lo comercial, ni por las cifras, el artista madrileño ha llegado hasta aquí para presentar 10, su nuevo (y décimo) disco, siendo fiel a sí mismo. Una belleza de menos de media hora que supone un nuevo comienzo para su autor.

El que escribe esto contaba con 14 años cuando Javier Álvarez publicó su celebrado álbum de debut, aquel clásico que significó el punto de partida a toda una camada de jóvenes cantautores que traspasaron las fronteras del propio circuito. Ese disco supuso entender la música de una manera diferente, un acercamiento a temas sociales que despertarían la conciencia de toda una generación y, sobre todo, el meteórico ascenso de su autor que, en pocos meses, pasó de tocar en el madrileño parque de El Retiro a copar los primeros puestos de las listas de ventas. A muchos, esas canciones nos cambiarían la vida de manera definitiva.

El propio Javier Álvarez nos abre las puertas de su casa, en pleno centro de Madrid y con él mantenemos una sincera y cercana charla. Lo que iba a ser una entrevista al uso, se convierte desde el primer momento, en una conversación a corazón abierto, repleta de verdad y de emoción al compartir recuerdos entre ambas partes. El adolescente que un día idolatró a Javier Álvarez, ya ha crecido y se encuentra con él, frente a frente, sin haber perdido un ápice de admiración hacia él, pero acercándose a su lado más humano. Este es en estado puro.

Después de 9 años sin publicar disco de larga duración (el último fue Guerrero Álvarez). ¿Cómo son tus sensaciones al sacar un nuevo álbum a la venta?

La verdad es que hay un punto de revival o flashback. Hay algo de renacimiento por las circunstancias mías personales y hay algo que se parece un poco a cuando publiqué mi primer disco. Hay una cosa muy potente y es que, sinceramente, yo nunca he publicado un disco con tanta ilusión. Fíjate que siempre he tenido ilusión porque para mí, mis discos son mis hijos, mi vida y siempre he disfrutado muchísimo con ellos. Pero quizás, por todo lo que ha ocurrido al principio de mi carrera, ha habido siempre una especie de sufrimiento extra, de presión autoimpuesta.

Los diez años que llevo sin publicar nada han sido porque necesitaba este tiempo para recolocarme. Al final me he recolocado de tal manera que este es el primer parto sin dolor de toda mi carrera.

El caso es que tampoco has estado parado todo este tiempo y has tenido multitud de proyectos. Háblanos un poco de ellos. ¿A qué has dedicado estos casi diez años sin sacar disco?

He publicado un EP con Las Maris y he hecho bastantes conciertos con este proyecto que tengo junto a Nieves Arilla. Además he sacado un EP, , y en medio he hecho mi disco A, que es una especie de disco fantasma porque solo lo he tocado en directo, nunca he publicado nada. Este disco al completo es el que más he interpretado en mi vida, más que el primero y el segundo incluso.

En realidad, durante todo este tiempo he estado muy ocupado, pero eran proyectos muy personales, mucho más íntimos, autogestionados y lejos del spotlight y del mainstream. Necesitaba este tiempo de limpia y, sobre todo, llegar a mí, volver a reconectarme. Por fortuna lo he conseguido, así que ahora me apetecía mucho compartir todo esto.

10 me parece el disco perfecto para conocer a Javier Álvarez. Tiene elementos de tus primeros álbumes, como la sencillez de arreglos y también de los de etapas posteriores, como la manera de escribir, por ejemplo.

10 es un disco muy luminoso y mira que creo que todos mis discos son así. Incluso los más oscuros, como Guerrero Álvarez o Dos, que son discos en blanco y negro, con poesía honda, hechos en momentos de mi vida duros, siguen teniendo algo de luminosos. Creo que esto es porque mi grupo favorito siempre ha sido y sigue siendo Abba. Eso se tiene que notar, porque Abba es tecnicolor y siempre estoy poseído por el espíritu pop.

Lo que decía es que este disco es muy luminoso por diferentes motivos: por este renacimiento del que estamos hablando, por esta limpia, por esta recolocación y también un poco por la manera que he tenido de hacerlo. No ha sido un encargo, pero casi.

https://youtu.be/Su-QBE_kVyk

“Soy un artista de la inspiración, pero he aprendido a que me pille trabajando”

Cuéntanos entonces cómo ha sido el origen de 10

Ramón Rodríguez (The New Raemon) ha sido el productor del disco y él me lo encargó. Me llamó un día y me dijo que quería producirme. Me dijo: “lo quiero grabar en marzo, así que hazme diez temarros”.  Al ponerme fecha y encargármelo de esta manera, me disciplinó. Esto me ha venido muy bien porque yo, aunque soy disciplinado cuando curro, soy un artista muy de la inspiración. Yo estaba muy mal acostumbrado porque siempre esperaba a que las musas me llamaran y, si no me llamaban, pasaba. Los dos proyectos en los que he sido más disciplinado han sido el de Las Maris y 10.

He aprendido a que la inspiración me pille trabajando. He entendido que soy un artista de la inspiración y está bien, pero que también se puede trabajar con una fecha, con cierto agobio… esto es estupendo también.

Hace poco estuvimos charlando con Ramón y él mismo nos contó un poco todo esto a lo que haces referencia. Al hilo de esto que dices acerca de que ha sido casi un trabajo hecho por encargo… si él no hubiera aparecido, ¿no habría habido disco?

Probablemente sí porque yo ya estaba tocando mucho, pero es verdad que la intervención de Ramón ha sido fundamental. Estaba claro que yo estaba en ascenso y que estaba viviendo este momento de mi vida, pero lo de Ramón ha sido una felicísima coincidencia. Él es el productor que tenía que ser y, la verdad, es que estoy flipando con el trabajo que hemos hecho juntos, a todos los niveles. Profesionalmente me parece un 10, es un tío súper serio, muy responsable y con el que he aprendido muchísimo.

Antes has dicho que al encarar la grabación de 10 has tenido sensaciones similares a las que tuviste con tu primer disco. ¿A qué te refieres exactamente?

Como es una época de renacimiento, digamos que 10 es casi como si fuera el primer disco. Es que es el primer disco que hago limpio de cabeza, con tranquilidad, sintiendo que estoy en mi sitio. Esto no me pasó ni siquiera con el primer álbum, porque ya se publicó contaminado.

Como te he dicho antes, soy un esclavo de las musas y esto ya se lo dije a la industria cuando me ficharon al principio. Les dije que estaba encantado de firmar con una multinacional pero que tenían que saber que, para mí, la música es la que manda y no iba a hacer ninguna concesión en ese sentido. Yo creo que hay coherencia musical en mi carrera, pero esa coherencia ha supuesto muchísima tensión, muchísima presión y siempre he estado contaminado de problemas, de nubarrones en la cabeza. Por eso, repito, este es el primer disco que hago absolutamente limpio.

Llegar a 10 (que podría ser también el disco cero) y poder hablar de todo lo que estamos hablando ahora mismo, no habría sido posible sin haber pasado por todo ello. Por mucho que haya sido muy duro, también ha sido maravilloso. Creo que toda la dureza ha sido interesantísima y, gracias a ello, estoy donde estoy.

Con la perspectiva que da el tiempo y viendo toda esa dureza a la que hacías mención. A nivel profesional, ¿hay algún paso que hubieras dado de manera diferente?

Radicalmente, no. Es que esto es como lo del arrepentimiento o el pecado, yo no creo en eso. Creo que la vida es cagarla y que, gracias a eso, aprendemos. Yo cada vez soy más fan de los errores, porque el triunfo y el acertar es guay, te viene bien para el ego, pero realmente no aprendes ni la mitad de lo que aprendes con un error. A los niños les digo siempre que se equivoquen y creo que es algo que en los colegios se debería decir. Yo creo que todo lo que he hecho mal es lo que, al final, me ha hecho ser yo.

Cuando sacaste tu primer álbum, el éxito fue abrumador…

(Me interrumpe entre risas). Es que no se puede cantar tan bien y ser tan guapo. No tengo abuela, soy medio gilipollas y es una broma, pero tiene algo de verdad. Aunque, a quien piense que soy un gilipollas por decir esto, le recomendaría que vaya a YouTube viera un par de videos míos que hay del Conde Duque y que me diga cómo soy. Es que yo era un Bollycao y era normal que volviera locas a todas, con bigote también.

En ese momento, te superó un poco todo eso. De tocar en El Retiro a vender miles de copias, salir en todos los medios, ganar un Premio Ondas…

Yo ahora lo digo con esta naturalidad y nos reímos porque ahora sí puedo hacerlo. Antes no podía decir estas cosas porque habría sido un gilipollas. Por fortuna no me he creído nunca nada en mi vida y mucho menos lo bueno. De las cosas que más agradezco a la vida es no haberme creído nada, ni siquiera el Premio Ondas al artista revelación. Me lo dieron, lo agradecí, pero llegué a mi casa y dije: “¿qué es esto?”.

Pero ahora sí que puedo decir las cosas. Yo sé que canto de puta madre, pero lo sé ahora, cuando he currado como tenía que currar. Ahora puedo decir que mi primer disco es una obra maestra. Es verdad que es un disco de un niñato que no tenía ni idea de nada, un disco muy iluminado por las musas, pero tenía que pasar todo este tiempo para poderlo reconocer y disfrutarlo.

“Ahora sí que puedo decir que mi primer disco es una obra maestra”

En esa época llegaste a desaparecer literalmente, a intentar alejarte de todo el bullicio que se generó a tu alrededor. ¿Cómo recuerdas aquello?, ¿cómo ves a ese Javier Álvarez de 25 años que, de repente, no puede más y desaparece?

Lo veo con muchísima admiración porque, soportar aquello y haber sobrevivido entero, es milagroso. Agradezco muchísimo mi naturaleza porque yo, a pesar de no tener ninguna experiencia, tuve muchísima intuición, el horizonte lo tenía clarísimo. Sabía perfectamente hacia dónde tenía que ir, sabía lo que yo quería para mí.

Tuve que frenar porque me dio un brote psicótico muy grande, pero es que antes de ingresar en el hospital paré y les dije a todos que algo me iba pasar, tuve esa visión. Se me fue la cabeza sabiéndolo, fui consciente de todo ello. Eso es lo que me salvó también.

Yo he tenido dos episodios de clínica, de brotes psicóticos y trastornos muy graves, en los que se me fue la pinza literalmente. En ambos casos, crucé la frontera y volví, pero volví por esta luz a la que aludo.

¿Achacas esos brotes al éxito?

Me encanta que me preguntes esto porque me gusta explicarlo. Yo tuve dos ingresos en el hospital psiquiátrico y un tercero en un hospital dual donde se tratan temas mentales, pero también adicciones. El tercero fue hace cuatro años y fue por adicción a la cocaína. Ahí es donde aprendí que todos mis ingresos han tenido que ver con el consumo.

El primero de ellos coincidió con mi primer disco y con mis primeros botellones. Yo ahí nunca me había metido una raya, solamente era de beber cerveza en El Retiro con los colegas y dar alguna calada a un porro. Es decir, lo que hacen los chavales muy jóvenes, aunque yo fui un poco más tardío. Esto fue allá por el año 92 y he tardado todos esos años, hasta el 2015, en darme cuenta de que yo nací pedo. Es decir, que no me conviene tomar ni siquiera una cerveza porque no me hace falta. La verdad es que es un chollo (risas).

Fíjate que ha tenido que ser con un ingreso en este sitio, de una manera tan drástica y tan bruta, pero ha sido maravilloso porque eso me ha conectado conmigo mismo. Al final, el tema de la adicción era un síntoma de lo mal colocado que yo estaba.

Es verdad que, de alguna manera, todos mis brotes psicóticos se habrían podido evitar si yo no hubiera tomado ni una sola caña. Esto es algo que me gusta mucho decirlo porque el alcohol y las drogas están bien para divertirse pero, si las pruebas, hay que hacerlo con mucho cuidado y mucho control de uno mismo. Esto habría que decirlo en los colegios, que cada niño sepa que cuando se coja un pedo le va sentar de una manera determinada. Eso debería compartirlo con sus padres porque es muy importante saber que cada uno tenemos un cerebro y que no a todo el mundo le sienta bien lo mismo.

Aún hoy se te sigue relacionando con aquella nueva hornada de cantautores de los 90, la cual tú prácticamente encabezaste. Hablaste de muchas cosas que eran necesarias en ese momento (Piel de pantera, Uno, dos, tres, cuatro, Las casas de cartón…). Para mí, por ejemplo, fue muy importante ese disco dentro de mi incipiente adolescencia. Yo tenía 14 años en aquel momento.

Esto me interesa muchísimo y me encantaría ser yo el que te pregunte qué supuso mi disco para ti.

Tu primer disco llegó a mí en forma de cassette, grabado por algún compañero del colegio. No sé muy bien quién me lo pasó. Yo escuchaba la música que ponían mis padres en casa y en el colegio ya empezábamos a compartir algo de eso. Pero, de repente, me llegó tu primer disco y me voló la cabeza de tal manera que creo que ya cambió mi vida a partir de ese momento. De pronto, estas canciones hablaban de cosas que a mí me empezaban a interesar y me abrieron un mundo enorme. Muchas de las inquietudes que yo empezaba a tener a nivel político o social, aparecían ahí. Éste disco me empezó a formar como persona.

Hay canciones obvias que se sabe de qué hablan, como Uno, dos , tres, cuatro o Piel de pantera, pero por ejemplo ¿qué pensabas cuando escuchabas Miss Universo?

Realmente no sé muy bien lo que sentía, pero sí que sé que me removió por dentro y, simplemente el hecho de escuchar la frase “ni soy estrecha ni hoy pienso follar” en una canción de este tipo, ya hacía que me sintiera diferente a los demás, incluso rebelde. Es que antes, el consumo de la música era tan diferente a ahora que no tenías acceso a tanta variedad.

Para mí es una maravilla escucharte decir estas cosas después de que hayan pasado tantos años.

“He tenido varias ofertas económicas increíbles en mi vida y a todas he contestado que no”

En aquella época, ¿tú sentías que estaban ocurriendo estas cosas? Se hablaba de La edad del porvenir como un himno generacional, pero ¿realmente tú creías que era así?

Fue tal el pelotazo, pasaron tantas cosas a la vez y era todo tan intenso que, hasta que enfermé, yo fui un Superman. Yo era consciente de la mayoría de cosas. Era incuestionable que yo había compuesto y publicado un pelotazo, porque era la reacción de todo el mundo. Pero, por otro lado, había algo en mí que hacía que no me diera la gana reconocer todo esto. A mí me preguntaban: “¿Eres consciente de que has escrito un himno generacional?” y yo contestaba: “pues no”. Yo intuía que era la realidad, pero no quería reconocerlo. Aunque la verdad es que no era tan consciente como lo soy ahora. En realidad es mucho más bonito escucharte a ti, como chaval de 14 años en esa época, decir estas cosas ahora. En aquel momento fue demasiado.

Yo me atrevo decir que este caso es histórico en el mundo. Creo que no ha habido un artista en el mundo al que le haya pasado algo tan bestia como a mí. Hay casos como el de Ed Sheeran, al que también han cogido de estar tocando en la calle, pero seguro que él llevaba más tiempo y era más consciente de lo que podía pasar que yo. Es que yo era alguien que cogió la guitarra y a los dos años estaba sonando Los 40 Principales y ¡petándolo! Creo que esto es algo inaudito.

Además, cuando me pasó lo del brote psicótico, yo ya había concertado una gira por Latinoamérica a la que tuvimos que decir que no. Había salido en Billboard también. O sea que yo había sido un pelotazo a nivel mundial. Creo que habría sido un fenómeno de masas, pero mí no me dio la gana. No digo esto en plan soberbio, para nada.

A ver, quiero dejar bien claro que no soy tonto. Por un lado, me da pena, porque todos los que nos dedicamos a esto lo hacemos para triunfar. Mi sueño es ser Michael Jackson pero, ¿a qué precio? A Amaral se lo dije. Me invitaron a un concierto suyo en el WiZink Center y les dije: “Me dais una envidia…”. Mi sueño es llenar un estadio, por supuesto, porque si no, no me dedicaría a esto.

Ahora bien, por otro lado, me alegro de haber dicho que no, porque hubiera supuesto renunciar a mí mismo. A nivel de pasta, ha habido varias ofertas increíbles en mi vida, preguntándome directamente si me quería hacer rico. Y siempre he contestado que no.

Yo ahora mismo vivo en esta casa de alquiler y estoy deseando ir al programa de David Broncano para decirle que tengo 3000 pavos y que para mí eso es la hostia (risas). No tengo ni coche, ni nada, pero es que tampoco tengo ganas de tenerlo. Soy mucho más feliz sin tener nada que teniendo una casa, por ejemplo.

Siempre me ha asaltado la duda de qué habría pasado si hubieras seguido aquella línea que te marcaban.

Es que una vez me hicieron una oferta concreta de pasta que, en aquel momento, era de Shakira, por ponerte un ejemplo. Era de pudrirte en dinero. Y dije que no, me dio grima. Ahora agradezco haberlo hecho.

Igual que te digo que me encantaría llenar teatros y poder comprar una casa para mis padres aunque sea, también te digo que me encanta vivir en el centro de Madrid y hacer una vida absolutamente normal. Estar en mi barrio y que me traten como Javi. Para mí esto es muy importante, porque soy Javi antes que Javier Álvarez. El ciudadano es muchísimo más importante que el artista.

Después llegó Dos y ese éxito continuó. Pero con Tres te posicionaste de una manera bien distinta y con Padre, los medios que tanto te habían aupado antes, te daban la espalda. Supongo que cuando hiciste esa canción y ese disco sabías que eso podía pasar. ¿Con qué intención principal llevaste a cabo Tres?

Entiendo lo que dices, pero exactamente no es así. La primera ruptura es Dos con respecto al primer disco, mucho más que Tres. Yo tengo guardadas unas diez canciones, que son diez joyitas y que eran potencialmente hits, porque pertenecían a esa primera etapa, las tocaba en directo y tenían mucho éxito. Decidí guardarlas y publicar otro tipo de canciones que son las que están incluidas en Dos. Así que hice un disco mucho más oscuro, mucho más poético. Dos, aunque formalmente es menos rompedor qué Tres, en realidad, temáticamente y en la producción, es mucho más rompedor.

Yo siempre he intentado romperme a mí mismo, creo que es fundamental deconstruirnos. Personalmente también, pero sobre todo, artísticamente. Eso es lo que he hecho en cada disco. Padre estilísticamente es muy distinto a lo anterior, arranca con: “Padre, soy pajillero, maricón y drogadicto” y, ya solo eso, es una macarrada bastante potente.

Aprovechando que estamos hablando de esto quiero dejar claro que no es verdad que censuraran la canción. Algunos sí, está claro que en la Cope no sonó, porque además de lo anterior, también decía “no creo en Dios”. En realidad es una canción híper aperturista y muy respetuosa, yo no me cago en nada. En realidad lo que hubo con Tres fueron problemas políticos, porque utilizamos cosas de otras canciones. Por ejemplo, en Cero cero, canturreo cosas de Madonna, también encuentras un homenaje a Mecano, etc.

La compañía estaba acojonada porque decía que nos iban a pedir derechos y yo pensaba que sería suficiente con citar y agradecer a los autores originales. El caso es que en Padre hay un banjo de In The Summertime y, por problemas editoriales, se empeñaron en que en esta canción tendría que aparecer Ray Dorset conmigo como autor. Eso era algo que yo no entendía porque lo único que habíamos hecho era incluir una referencia, un juego, un homenaje. Al final todo fue un problema de pasta, como siempre, más que ideología.

“En mi carrera, siempre he intentado romperme a mí mismo”

¿Es por eso que ese disco no llegó hasta donde debía llegar?

Por eso tuvo muchos problemas de arranque. Era un disco con el que nos lo pasamos pipa grabándolo, tenía una pinta maravillosa y era muy lúdico. Teníamos pensado un directo muy guay, que sería una fiesta, pero al final no pudimos hacer conciertos. Solo hicimos uno, con Tino di Geraldo y Suso Sáiz, en el Espárrago Rock. Te iba a decir que lamentablemente ocurrió todo esto, pero no porque, gracias a eso, seguimos y pasamos al siguiente capítulo.

En esa etapa yo salía mucho. Fue cuando descubrí el “Sex, Drugs and Rock & Roll”. Desfasaba muchísimo, me cuidaba muy poco y disfrutaba como un cabrón. Me lo pasaba muy bien pero, evidentemente, me pasó factura y el segundo brote psicótico fue ahí. Ocurrió después de pasarme varias noches sin dormir, hasta el punto que se me fue la cabeza completamente.

Después de eso llegó Grandes éxitos. Te vuelves a reinventar, a romper, como tú mismo has dicho antes…

Entiendo que no tenemos tiempo para hablar de todo, pero en Grandes éxitos, Suso Sáiz, el productor me dijo: “Javi, este disco es muy importante y da igual el tiempo que nos lleve hacerlo, pero este disco es histórico”.

Es que es una manera maravillosa de reinventar canciones de muchos estilos y autores. Como ocurre con El Novio de la Muerte, por ejemplo. Una canción que en su día sorprendió que interpretaras, por el origen que tiene.

Entiendo lo que quieres decir pero es que yo me he inventado una ideología, que es la ideología . ¿Por qué no puedo cantar Unos, dos, tres, cuatro, que es una canción insumisa y cantar también el himno de la legión?

Cuando estaba recopilando las canciones bonitas de mi vida para ir dando forma al disco, yo seleccioné cientos de temas. De repente, entre todas mis canciones favoritas del mundo pensé en El Novio de la Muerte, en ese momento yo mismo creí que me había dado otro brote psicótico (risas). No sé… era una canción que ni siquiera me gustaba demasiado, pero volví a hacer caso de las musas, se la llevé a Suso y, cuando nos pusimos, salió esto.

Yo creo que esta canción resume mucho mi espíritu. Es a lo que iba con el tema de la ideología. Yo ahora no me caso con nadie y, a la vez, me caso con todo el mundo. Ni de izquierdas ni de derechas, creo que todo el mundo tenemos cosas buenas y malas. Hay una frase que dije un día de broma pero creo que es muy guay: “Yo cada vez me abro más porque, cuanto más me abro, más me cabe”. Me parece respetable que la gente se cierre a lo que piensas, pero yo no, yo me abro.

Es la manera más inteligente de pensar. Más aún, en la época en la que vivimos ahora, que está todo tan polarizado.

Aunque no lo parezca, es maravillosa la época que estamos viviendo. Yo estoy flipado. Desde que no me drogo y solo bebo agua, estoy pedo perdido todo el día (risas). Ahora en serio, lo que se percibe es que estamos vivos, estamos despiertos. Yo nunca he visto en mi vida a la gente tan despierta y eso que he vivido ya unas cuantas décadas. Esto se ve sobre todo la gente joven, que vienen de otra manera. Lo que pasa es que hay mucho ruido que se come al silencio, pero el silencio es el que manda.

Después llegaron Tiempodespacio y Plan Be, dos discos con los que parece que te reconcilias un poco con el público de antes.

Puede que sí que fuera así. Tiempodespacio es un disco de amor y eso se nota. Plan Be es un disco más ecléctico, en el que pasan más cosas, de hecho son dos discos diferenciados.

“El hecho de bajar a las profundidades y tocar mi propio fondo, me ha hecho conectar conmigo mismo”

Bueno, hablemos de 10. Cuéntame de qué va a nivel general.

Siempre digo que todos los discos son fotografías que retratan muy bien el momento en el que están publicados. 10 yo creo que es un compendio de las cosas que me inquietan, me mueven y me inspiran en este momento. Es verdad que, aunque está por ahí A, desde 2009 yo no había publicado un LP.

Es un disco que, aunque es cortito, es muy denso. Hemos conseguido hacer diez canciones en 29 minutos y eso es muy importante, porque teníamos muy en cuenta la máxima de “menos es más”. Es algo que me obsesiona mucho, ser cauto y ser poco coñazo.

Es verdad que en estas canciones resumo casi todos estos diez años. En realidad es la primera vez que hablo de mí desde hace más tiempo, desde Plan Be, porque Guerrero Álvarez era un LP pero con poemas de Pablo. A es un disco que habla de mí, pero cómo es un disco fantasma, aunque esto tiene mucha fuerza, le quita presencia real. El caso es que, desde Plan Be, yo no me contaba.

Quizás la canción más directa sea En la cuarta, que habla de un tema duro y al que tú das un enfoque alejado de lo trágico, buscando el positivismo ante todo. Es un tema muy luminoso. Aunque antes hemos comentado algo, ¿puedes hablarme de esa época concreta de tu vida?

El título hace referencia a la cuarta planta del hospital donde estuve ingresado. Es un poco lo que te decía antes, tengo que dar gracias a todo el tiempo que he pasado de crisis personal tan grande. El hecho de bajar a las profundidades y tocar mi propio fondo, me ha hecho subir y conectar conmigo mismo. En lugar de ver esa época y pensar “qué fuerte, lo que pasé hace cuatro años en el hospital”, ¿te puedes creer que cada vez que me acuerdo del hospital me da buen rollo? Es que para mí fue un renacimiento. Gracias a haberme ingresado, estoy donde estoy, por eso lo recuerdo todo con mucho cariño.

Esto que digo es muy potente. Mis padres me miran pensando que su hijo está de la olla. Entiendo que, para ellos, es mucho peor todo esto. Cuando tienes a un ser querido que le pasa algo grave, lo pasas peor que esa persona. Lo entiendo, sí, pero también les digo que es una actitud. Yo podría estar hablando aquí del espanto que ha sido haberlo pasado tan mal, pero no. Sé que lo he pasado mal, pero también lo he pasado bien. El dolor nos gusta menos que el placer, pero creo que, gracias al dolor, existe el placer. Por eso yo estoy aprendiendo a disfrutar de todo.

Cuando estuvimos hablando con Ramón, ya nos contó que la intención fundamental era que las canciones predominaran por encima de todo. Por eso se muestran bastante desnudas, con poquitos elementos, lo cual hace que haya una belleza especial en este disco. ¿Vuelves a sentirte cómodo con esta manera de hacer música, con guitarra y voz?

Creo que una de las cosas más grandes que nos han enseñado estos tiempos de crisis global tan grande es lo que te comentaba antes del “menos es más”. A darnos cuenta de que, cuanto menos necesites, más feliz eres. Hay un despertar y una conciencia cada vez más generalizada en esto. Una cosa es que yo tenga ganas de tocar con banda y en recintos cada vez más grandes, pero me han venido muy bien todos estos años de hacerme todo yo solito porque sé que, con muy pocos elementos, funciono. Esto es genial a nivel de economizar, porque yo me puedo plantar mañana sin guitarra en Soria o en Cincinnati y te hago un concierto.

Por otro lado, yo al principio tenía mucho complejo de mal tocador de guitarra. Claro, yo estaba al lado de Pedro Guerra o de Jorge Drexler, que eran tan magistrales con la guitarra… Tanto me pasaba esto que en Dos me empeñé en  que mis guitarras las tocara José Encinas. Con el tiempo me he dado cuenta de que soy limitado, pero es mi estilo y, por eso, con guitarra creo que defiendo una canción exactamente igual que con banda.

A las voces sí que le das una gran importancia. Cuando fuiste a grabar a casa de Ramón, ¿ya las llevabas pensadas?

Yo tecnológicamente soy un cero a la izquierda y no puedo grabarme nada, así que solo llevaba algunas ideas y confiaba en mi intuición. La consecuencia de esto es que sufrí mucho, porque hicimos el disco en diez días y las voces las tuve que hacer todas en un día entero. Tuve que hacer un currazo bestial porque yo no tenía nada grabado mío.

“Sin guitarra, puedo hacerte un concierto”

¿Qué canción destacarías de 10 por encima de las demás?

De 10 tengo tres clarísimas favoritas, que son El mar y, sobre todo, No fue y Dicen.

¿Y del resto de tu carrera?

Pues de mi carrera No fue y Dicen están en el top, sin dudarlo. Pero también destacaría Sunset Boulevard, Lover, Lover, Lover, Mesa de trabajo… Estoy pensando en cada disco… (se toma un tiempo para pensar en ello) Por qué te vas, De aquí a la eternidadEñe, Ochenta

Déjame que te pregunte a ti, ¿cuáles te gustan más?

Yo te podría decir muchas y, algunas de ellas, distintas. Por ejemplo, me gusta mucho y le tengo mucho cariño a Domingo menos dos

Hala… ¡Esa también es la favorita de mi hermano! Es una canción muy rara, pero muy mágica.

Pensando ahora en canciones tuyas de antes, me viene a la cabeza una actuación que hicisteis tú y Pedro Guerra en Los Premios de la Música, que cantasteis una canción que se llamaba Aunque ya no soy dos. Esa canción me encantaba.

Esa canción es de mis favoritas también. Es divina. Siempre le digo a Pedro que no sé por qué nunca la llegamos a grabar. Además de Amor en vena y esta, tenemos otras dos canciones más que compusimos juntos, que se llaman Nudos y Eco y que están guardadas por ahí.

Quiero terminar mirando otra vez hacia atrás y preguntándote si te sientes totalmente reconciliado con tu pasado y con toda tu carrera. ¿Hay algo en lo que no te reconozcas?

Por ejemplo, hay un videoclip que me parece súper friki, que lo veo y digo: “¡Qué horterada!” Es el de Sunset Boulevard y es cierto que lo veo y no me identifico con él. Pero, por otro lado, te volvería a decir lo mismo que te decía antes, que gracias a mis fallos estoy aquí y me responsabilizo absolutamente de todo lo que hecho en mi vida, de lo bueno y lo malo.

Yo siempre he intentado ser honesto y fiel a mí mismo y creo que, musicalmente, lo he conseguido. Hay detalles que te podría decir que son pequeños fallos, como por ejemplo que no me gustan las cajas de plástico de los CDs, pero los que no tienen plástico me parece una puta delicia. Creo que están hechos muy bien y no me vas a pillar si me preguntas acerca de algo que crees que no sepa de cualquiera de mis discos, porque no hay una sola coma que no haya supervisado. Mi obra, soy yo.

Javier Álvarez estará presentando su último disco 10 en el Teatro Lara de Madrid el próximo 19 de noviembre. Las entradas se pueden adquirir a través de este enlace.

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