InicioEntrevistas - ArchivoEntrevista a ELE: “Cuando nos surgió la oportunidad de grabar en Abbey...

Entrevista a ELE: “Cuando nos surgió la oportunidad de grabar en Abbey Road pensábamos que era una broma”

Unos días después de que ELE haya publicado What Night Hides, su segundo larga duración, nos hemos encontrado con Elena Iturrieta para hablar de él. Queríamos saber, entro otras cosas, qué ha significado para ella el hecho de grabar en los míticos estudios Abbey Road de Londres, lo ambiciosos del hecho y de rodearse de una orquesta para elevar las canciones a un nivel superior.

What Night Hides es un disco variado, cuya coherencia impera en el conjunto, pero donde se aprecia claramente la polivalencia de Elena. Soul, folk, góspel… todo cabe en este trabajo tan personal y brillante De la mano de Pablo Cebrián, se ha conseguido un fantástico álbum con el que suceder a Summer Rain el debut de ELE que ya sorprendió a todos hace cuatro años.

La conversación fluyó de manera natural tratando la propia grabación del disco, la amplia formación de su autora, el origen de las canciones que componen What Night Hides,  los matices estilísticos y musicales que hay en él… Antes de comenzar con las preguntas, Elena no quiso dejar pasar la oportunidad para decirnos que “Aquí (señalando el disco) hay mucho cariño de mucha gente que ha querido cuidarlo todo al máximo”.

Según sus propias palabras, este álbum “es un paso más de Summer Rain. A nivel compositivo sigue estando mi esencia pero creo que he ido un pasito más allá. Y a nivel de sonido también creo que hemos arriesgado un poco más”.

Después de las buenas críticas y el éxito de Summer Rain, ¿has sentido algo de presión o una responsabilidad especial a la hora de afrontar tu segundo trabajo?

La verdad es que yo funciono mucho bajo presión y por la noche. El caso es que quedaba un mes y medio para irnos a Abbey Road y yo pensaba “pero si no hay disco”, a la vez que Pablo me decía “cuando quieras vienes y me enseñas lo que tienes”. Entonces le enseñé un par de temas y me dijo: “tienes que ir más allá” y yo contesté “pero ¡qué dices!, si queda mes y medio”. Todo esto me ayudó a ir un poco más allá con este disco.

La verdad es que sí que tiene ese punto de haber sentido que si Summer Rain gustó a la gente, este tenía que estar por encima. Pero esto es algo personal, nadie me lo impuso. Lo que pasa es que yo soy muy perfeccionista. Aunque lo cierto es que fue solo un momento, porque al rato ya estaba pensando en disfrutar del proceso saliese lo que saliese.

Decías que funcionas mejor bajo presión y eso se nota en el resultado.

Completamente. Me has podido dar cuatro años para que haga otro disco y no lo he hecho. Es verdad que han salido ideas pero soy muy exigente y perfeccionista y me he juntado con Pablo que es otro que tal baila. Queríamos hacer algo que estuviera a la altura. Es que íbamos a Abbey Road a grabar, así que no podíamos hacer cualquier cosa.

¿Cómo encaraste la creación de What Night Hides? Has dicho que tenías solo dos temas y Pablo te dijo que fueses más allá.

Esos dos temas eran Little Lain y Run Away, así que finalmente los metimos. Pero él me dijo eso, “tienes que ir más allá, porque esto está dentro de la esencia de Summer Rain y queremos dar un paso más”. Luego surgieron Our Story o Angels With No Wings, aunque esta última viene de la época de Summer Rain y había algo que no terminaba de convencerme. También venía de muchos bolos y de mucha energía, así que quieras que no, todo fluye mejor.

Cuando encaraste la composición de los temas, ¿tiraste hacia delante según te iban saliendo los temas o te paraste a reflexionar hacia dónde querías llevar el álbum?

Empezaron a salir. Cuando terminé Angels y vi que ese era el camino, empecé a escribir de otra manera. Salió Our Story, salió Last Time… Pero como te decía antes, influyó mucho que venía del directo, de estar con toda la banda y eso te llena de energía y hace que las cosas fluyan de manera diferente. A todo esto que iba saliendo, fui añadiendo cosas que tenía antes como To The Ground, Nocturnal, Olympus… y así fuimos agrupándolo.

Has dicho que trabajas mejor bajo presión y por la noche. Supongo que de ahí viene el título de What Night Hides. ¿Qué esconde la noche para ti?, ¿qué cosas buenas tiene ese momento que no tiene el día?

Es cuando tengo más libertad. Si la idea surgía a lo largo del día, en el coche o en la ducha, por la noche tomaba forma, se acababa perfilando. Yo me siento al piano, casi en silencio para no molestar a los vecinos y me voy metiendo en mi mundo. La noche es muy larga y todo fluye de otra manera. Yo creo que esto le ocurre a mucha gente, que se inspira más por la noche que durante el día. Es un momento en el que estás más tranquilo, tienes todas las ideas del día y las puedes plasmar… es otro tipo de concentración.

En la nota de prensa se utiliza la metáfora del cine para hablar de este disco y lo cierto es que la orquesta que acompaña en las canciones dan al álbum ese toque. ¿Cuál era la intención que teníais para vestir a los temas con estos trajes tan orquestales?

Eso es más de Pablo. Me dijo: “si vamos a ir a Abbey Road, vamos con todo. Y qué bonito sería poder contar con la orquesta de allí”. Él tenía esa idea más cinematográfica o cinemática que va fluyendo a lo largo del disco. La verdad es que creo que ha sido todo un acierto.

Cuando compones algo en tu piano por la noche y luego ves cómo queda esa canción con toda esa cantidad de arreglos, ¿qué piensas?

¡Qué maravilla! Sobre todo Angels With No Wings que es una de mis favoritas y significa mucho para mí. En ella agradezco a los pequeños ángeles que se han ido sumando a esta historia, a toda la gente que ha querido ayudar. La verdad es que cuando la escuché maquetada, me puse a llorar, me pareció muy emocionante. Es que además como yo vengo del clásico, la parte orquestal y lírica siempre me ha gustado mucho (de ahí ese pequeño guiño en Nocturnal donde intento cantar ópera). Por eso, para mí poder contar con todo eso, me pareció una verdadera fortuna.

Ya que lo mencionas, háblanos de tu formación musical.

Yo empecé con clásico. Luego es verdad que lo dejé porque era un poco vaga y me ponía a componer. A los 20 años volví a moderno, a Jazz, Soul, etc. con mi profe Mónica Menéndez, de la Escuela de Música Creativa. Ahí investigué en otros estilos y es donde empecé a cantar con gente. Como he hecho de todo, al final eso hace que mi mente esté muy abierta y por eso creo que es difícil encasillar mi manera de componer.

Ciertamente es complicado definir o etiquetar tu disco.

Creo que etiquetarse es limitarse y lo que yo hago es complicado porque nadie va a meter algo de ópera por ejemplo en su disco. Creo que hay una parte A donde pueden estar Angels, Our Story o I’m Falling y una parte B donde están To The Ground, Run Away o Olympus. Yo dejo que la gente lo escuche y que piense lo que quiera.

Una de las cosas más interesantes que hay en lo que haces es, precisamente, la variedad, la capacidad que tienes de ir de un estilo a otro de manera tan natural.

A veces eso le puede chocar a alguien. Pueden pensar: “¿por qué esta chica toca todos los palos?”, pero ¿por qué me voy a centrar en algo?

Quiero pensar que todo tiene una unidad, que es mi manera de componer. La gente que me sigue desde el primer disco ve que con este han cambiado cosas pero que sigo siendo yo misma.

En una época plagada de grupos indies, cantantes de trap, etc. parece que es un soplo de aire fresco cuando se hacen relecturas de géneros más clásicos. ¿Eres de las que, ante tanta modernidad, reivindican los sonidos de antes?

Es que creo que vengo de ahí. La música de ahora está muy bien, pero da la impresión de que se hace siempre lo mismo, lo que quiere la masa. Creo que hay público para todo y hay gente que quiere escuchar otras cosas. Yo no voy a llenar una Riviera o un Palacio de los Deportes, pero sí que hacemos una propuesta personal.

Supongo que al escribir las letras, te salen en inglés de la manera más natural del mundo. La verdad es que este idioma es el que realmente encaja en los estilos que tú tocas, sería impensable no hacerlo así, ¿verdad?

Por supuesto. Además estamos acostumbradísimos a escuchar música anglosajona. Si vienen U2,  Coldplay o Bruce Springsteen y lo llenan todo. Parece que se ha forjado un estereotipo y un español tiene que cantar en su idioma. Pero no por cantar en español a mí me iría mejor.

Hace poco entrevisté a Morgan y precisamente me decían que sus canciones en español son las que más reproducciones tienen. Pero Nina decía que escribe en inglés casi todo porque le sale así, aunque todo el mundo le dice que lo haga más en español.

A la pobre Nina la entiendo perfectamente, porque yo también tengo esa canción en castellano que meto en el show y que no está en ninguna parte. Pues todo el mundo me dice que la grabe o que haga más cosas así. Pero vamos que creo que no me va a dar por componer en español.

Háblame de tus influencias. Cuando compones, ¿qué otros artistas tienes en tu cabeza?

Soy muy de Leonard Cohen, de Joni Mitchell… Pero también puedo escuchar a Maggie Rogers que es una chica que descubrí hace poco y hace algo un poco raruno pero que me parece increíble; o a Joey Landreth que es un guitarrista más country-folk… También soy muy Coldplay, muy Bruce Springsteen, Tom Waits… La verdad es que bebo de tantos sitios que cuando me pongo a componer me influye todo y por eso me salen cosas tan diferentes.

En la actualidad las propuestas femeninas en clave folk, soul, rock están tomando gran protagonismo… Siempre es bueno que haya tanta variedad, pero puede que a veces cueste ser genuino cuando hay tanta gente haciendo cosas parecidas. ¿Cómo ves todo esto?

Yo creo que hay mucho de todo y no veo una competición, sino todo lo contrario. Yo veo que todas estamos apostando por lo que nos apetece hacer. Creo que la tendencia es esa, que la gente ya puede hacer lo que quiere porque no tenemos discográficas ni dependemos de nadie. Es todo mucho más personal, eres tú con tus canciones o con el piano en mi caso. De esta forma eres mucho más fiel a ti mismo.

Creo que todo lo que está pasando es muy positivo, porque aunque estemos en el mismo círculo, hacemos cosas diferentes y, como te he dicho antes, hay público para todo.

Imagino que lo de grabar en los estudios Abbey Road ha debido ser una gran experiencia. ¿cómo surgió la oportunidad?

Pues fue la vida, que nos lo puso delante y lo cogimos. Era algo que ni siquiera habíamos soñado. Se nos ofreció la oportunidad y pensábamos que era una broma, pero no. Aunque no terminaba de creérmelo hasta que compramos los billetes. Era algo que no entendía muy bien. Yo ya tenía la infraestructura de Pablo aquí y no necesitaba irme a Abbey Road, ni a Nashville, ni a ningún sitio

¿Cómo es estar en esos estudios que han presenciado tantas grabaciones de bandas y artistas míticos?, ¿se siente presión?

Es una responsabilidad enorme y se siente mucho respeto, porque vas a formar parte de esa historia musical. Yo el primer día entré incluso con miedo de tocar las cosas (risas). Luego te vas relajando y disfrutando de todo.

Es cierto que Pablo decía que no íbamos a ir a Abbey Road a grabar cualquier cosa. Teníamos tanto él como yo esa responsabilidad con nosotros mismos. Teníamos que hacer las cosas bien, porque teníamos en la cabeza esa frase que nos podían decir, “¿y para eso te has ido a Abbey Road?” (risas). Por eso el disco tiene la magnitud que tiene.

Tiene que ser increíble estar ahí grabando, en un lugar en el que todo el mundo va a hacerse fotos…

La verdad es que el sonido es increíble, no solo es famoso porque hayan grabado los Beatles o Pink Floyd.

La gente de allí decía “pero ¿quién es esta chica?” (risas). Es que nosotros estuvimos una semana, mientras que la gente va allí y está uno o dos días. Cuando terminamos, nos quisieron hacer una entrevista y la verdad es que alucinaron con lo que habíamos grabado, nos decían que era la puerta a un salto a nivel internacional. La verdad es que fueron muy amables y cariñosos con nosotros.

Has repetido con Pablo en la producción, ¿Qué crees que aporta él a tu propuesta que no aportaría otro productor?

No solo aporta un complemento a mi música en el que respeta todo lo que hago. Pablo nunca ha querido cambiar nada, si por ejemplo me apetece cantar ópera lo hago. Creo que el binomio que formamos funciona.

Pero hay algo más. Cuando yo grabé Summer Rain, él se interesó por ello, me quiso ayudar. Ese iba a ser un disco que se iba a quedar guardado en un cajón por así decirlo, yo no tenía ninguna pretensión. Pero él me ayudó, montó su pequeño Arcadia (sello discográfico de Pablo Cebrián) y apostó por mí. Pablo me dio una oportunidad y creo que al final nos hemos convertido en un equipo.

Este disco tiene tantas capas y tantos matices que en cada escucha se descubren cosas nuevas. Creo que es un disco de largo recorrido, de escucha pausada. ¿Tú cómo o cuándo recomendarías escucharlo?

(Tras una pausa para pensar la respuesta) Creo que es difícil porque hay varios estados de ánimo ahí dentro. Es verdad que, como tú bien dices, es un disco para escuchar con tiempo. Al tener tantas capas, cada escucha va a ser diferente y en cada una vas a descubrir cosas diferentes. Yo soy muy de escuchar en el coche. Quizás esté bien para conducir en unas vacaciones por ejemplo, no en el centro de la ciudad porque igual acabas estresado y solo te ayudo a estresarte más (risas).

Cada uno puede encontrar su momento. Como los temas tienen tanto, es verdad que si puedes escucharlos en tu casa, tranquilo, disfrutándolo, creo que te van a llegar más. Incluso si tienes las letras al lado, mejor, porque te voy contando historias, algunas más positivas, otras menos…

La verdad es que no sabría con qué canción quedarme de este disco, el desarrollo de I’m Falling me parece muy evocador, el ritmo de Last Time es adictivo, Run Away me recuerda de alguna manera a las grandes damas del country-folk americano…

(Antes de terminar Elena se adelanta y da la respuesta) Angels, sin duda. (Para el que escribe puede que sea la canción más emocionante de todo el disco).

¿Te sientes igual de cómoda en cualquiera de los ritmos, géneros o interpretaciones que haces? La propuesta es tan rica que resulta increíble que vayas a tantos lugares de manera tan natural.

Sé que todo es muy diferente y que abro demasiado el espectro, pero son estilos que llevo años cantando. El góspel forma parte de mí desde hace 12 años. Yo sigo en el coro Gospel Factory y, quieras que no, siempre cae algo así. En el folk es cierto que me encuentro muy a gusto. En Run Away o Little Lain se ve ese punto, que llevo años escuchando a Dire Straits o cosas así y por eso salen cosas en esa línea. Y luego está ese punto más moderno que es Our Story, I’m Falling o Angels… Eso he aprendido a cantarlo. Me asusta más porque es algo a lo que no estoy tan acostumbrada y me sale más la vena perfeccionista, pero me gusta probar cosas nuevas e investigar un poco con mi voz.

Tú trabajas como profesora. Por tanto, ¿compaginas eso con la música?

Sí, soy profesora de inglés en una escuela y me encanta. Con los años he conseguido hacerme un esquema de horario en el que puedo cuadrarlo todo. Además me ayuda a cambiar el chip, porque si solo me centrase en la música quizás no lo disfrutaría tanto. Yo veo esto como un hobbie, como una liberación, pero no como un trabajo. Dar clase me ayuda a tener los pies en la tierra, a desconectar y a disfrutar y valorar más lo que hago en el ámbito musical.

¿Qué lugar crees que puede jugar la música en la formación de los niños?

A día de hoy la música sigue siendo un poco la “maría” en el colegio. Me parece una equivocación enorme porque la música engloba todo el desarrollo del cerebro, es una de las inteligencias de Gardner. Creo que habría que apostar un poco más por ello porque crea valores en los niños, crea otra visión del mundo… es que la música cura el alma, te ayuda a expresarte, a disfrutar de otra manera de la vida, etc. La toques o no la toques, la cantes o no la cantes, todos tenemos una música determinada en nuestra vida. Todos tenemos una canción que ha formado parte importante de un momento, algo que necesitamos para relajarnos en una determinada situación…

Todos somos música y por eso creo que hay que acercarla y apoyarla más en el colegio. No con una flautita que nadie quiere tocar, eso no es música. Se puede aprender muchísimo con la música, desde niños pequeños, hasta niños con algún tipo de necesidad especial, se llega a ellos con la música de manera muy fácil. La música traspasa fronteras. Es increíble que la quieran eliminar de los colegios incluso. Para empezar elimina la religión que, con todos mis respetos, no pinta nada. Quien quiera estudiarla que se apunte a catequesis.

ELE tiene los siguientes conciertos programados en nuestro país:

12 de mayo: C.C. Paco Rabal – Puente de Vallecas (Madrid)

19 de mayo: Teatro Montemar – Baeza (Jaén)

23 de mayo: Teatro Romea – Murcia

1 de junio: Teatro Colón – A Coruña

22 de junio: Teatro Municipal – Collado Villalba (Madrid)

23 de junio: Teatro Olivares Veas – Arcos de la Frontera (Cádiz)

21 de julio: Plaza de Cervantes – Hoyo de Manzanares (Madrid)

19 de agosto: Peal de Becerro – Jaén

23 de agosto: Castillo de San Andrés – Carboneras (Almería)

27 de septiembre: Teatro Las Armas – Zaragoza

29 de septiembre: Círculo del Arte – Toledo

3 de octubre: Gran Teatro Falla – Cádiz

27 de octubre: Feira do Cogumelos – As Pontes (A Coruña)

16 de noviembre: Teatro Casyc Up – Santander

Salir de la versión móvil