Empezaron haciendo versiones de los Pixies y de Massive Attack. Poco después, estos cuatro chavales, que se habían conocido en la universidad, fueron invitados a tocar en un bar. “Entonces tuvimos que ponernos a sacar repertorio propio y en menos de dos semanas hicimos unas diez canciones”, confiesa entre risas Cris, voz y teclista de Belako, en una entrevista telefónica. Luego vendría lo de sonar en Radio 3 y subirse por primera vez al escenario del BBK. Algo que volvería a suceder los años siguientes. Entre tanto sacaron un disco, montaron Belako Records para sacar dos EP y prepararon su consagración definitiva: Hamen, que está disponible desde el pasado 22 de enero y que ya están presentando por todas las salas de la península.
A la espera de que pasen por nuestra ciudad, Cris nos cuenta cómo han preparado su segundo largo, qué grupos vascos deberíamos escuchar o qué opina de aquellos que explotan la imagen de las chicas en los grupos.
Lleváis poco tiempo y ya tenéis una larga lista de premios, además de la eterna etiqueta de grupo revelación. ¿Hay presión?
Cris: Cuando estábamos en el proceso de gestación del segundo disco sí que tuvimos un poco ese sentimiento de presión pero más que por los demás por nosotros mismos, por estar contentos con lo que hacíamos y por decir: vale, hemos conseguido llamar la atención pero ahora con este segundo álbum hay que conseguir gustar de verdad. Es muy reveladora la reacción que pueda provocar un segundo disco porque con el otro no estábamos muy contentos con el sonido pero sí con las canciones, entonces en directo las defendemos y funcionan muy bien, pero la cosa es que funcionase el segundo. A nivel de estudio, estamos acercándonos cada vez más a cómo nos gustaría sonar, aún igual no hemos alcanzado ese punto y por ello seguimos sintiéndonos más cómodos en directo. Pero con los premios y las críticas, más que presión lo que sentimos es motivación. Es una manera de que te digan: oye, sigue así que lo que estás haciendo mola y de aquí para arriba. Eso se agradece muchísimo. Ojalá más grupos que nos gustan recibiesen ese mismo tipo de estímulos.
En una entrevista decíais que “Vivís la música, pero no de la música”. ¿Veis posible vivir de esto en un futuro?
C: La cosa es que últimamente nos va muy bien con el grupo a nivel de popularidad, estamos recibiendo unas críticas muy buenas, también premios y da la sensación de que estamos pegando el pelotazo. Pero lo que es a nivel de retribuciones económicas no nos da más que para cubrir gastos. Entre otras cosas porque sufrimos el IVA cultural. Por supuesto cada uno se busca las habichuelas por su lado. Yo acabé el máster que estaba haciendo, la única que está estudiando es Lore. Lander trabaja en la empresa de management que nos lleva y en música, Josu tiene trabajos de producción musical y de DJ, y nada yo estoy intentando ganar dinero como profesora de francés porque teniendo conciertos todos los fines de semana no puedo conseguir un trabajo que me permita librar de viernes a domingo.
¿Cómo fue la composición del disco ante esa situación?
C: Estando yo hasta el año pasado en Madrid haciendo el máster, Josu estaba sacando muchos temas y claro no podíamos ensayar como nos hubiese gustado porque no teníamos tiempo ni espacio. Josu creaba bocetos de las canciones de forma instrumental, con el teclado, el ordenador o la guitarra acústica, y me mandaba algunos de esos bocetos. A partir de eso yo sacaba melodía y letra, y luego en el local de ensayo los cuatro hacíamos la estructura de esa canción.
Siguiendo con el tema económico, ¿cómo montasteis y financiasteis Belako Records?
C: Empezamos con Belako Records en 2014 a raíz de la publicación de los dos EP, Beltzak, Baino Ez y AAAA!!!, como consecuencia de una pésima experiencia con una discográfica que bueno… Nosotros empezamos sin tener ni idea, creyendo que podíamos fiarnos de cualquiera, cosa que no deberíamos haber hecho. Pero nos dimos cuenta de que teníamos que tener más autonomía, más poder de decisión en nuestras propias creaciones y más control.
¿Llegasteis a tener problemas legales?
C: No, pero decidimos crear esto porque nos interesaba tener ese sello propio y probar con la autogestión para sacar los EP. Lo que pasa es que con este disco que sacamos ahora nos interesa una proyección internacional y ahí es donde entra Mushroom Pillow con los que tenemos un acuerdo al 50%. Es decir, no es que el disco sea de Mushroom Pillow, el disco es de Belako Records y de Mushroom, y ellos nos ayudan con la distribución fuera de España.
¿Tan mal está la industria discográfica en España?
C: Creo que se está adaptando a los nuevos tiempos y este tipo de acuerdos como el que nosotros tenemos son mucho más flexibles y permiten al grupo tener su autonomía en lo creativo y en muchos otros aspectos. Es necesario porque a día de hoy sí que hay grupos que delegan o se dejan asesorar más por una discográfica, pero para los grupos que tienen las cosas más claras y que, como nosotros, tienen a un miembro de la banda que es su propio productor musical, no tiene lugar el estar totalmente apadrinados por un externo.
¿Os plantearíais sacar a otros grupos desde Belako Records?
C: Por ahora no nos lo hemos planteado pero si sale algún grupillo de cerca de casa que nos gusta, ¿por qué no? Eso tiene que ser Josu el que quiera hacerlo, que es el que se dedica a eso.
Hablando de la música en Euskadi, a veces desde fuera da la sensación de que no se han conocido muchos grupos quitando gente como Kortatu o Berri Txarrak cuando, aparentemente, la escena musical allí es muy potente. ¿Cómo lo veis? ¿Qué grupos no deberíamos habernos perdido?
C: Creo que hay muchísima efervescencia en Euskal Herria y que, en general con respecto al resto de España, hay más variedad. ¿Qué pasa? Que igual también por la barrera del idioma no se da a conocer tanto, pero por ejemplo un grupo que me gusta mucho ir a ver en directo es Willis Drummond, que hacen como un stoner en euskera que son brutales. Luego también que cantan en inglés y que no están tocando mucho a nivel nacional y que nos sorprende, porque nos parece que son acojonantes, son los Yellow Big Machine, también están bastante influenciados por Pixies y Sonic Youth y se nota, y son buenísimos.
En general, parece que la música que os ha influido viene más de fuera que de dentro de España.
C: También en menor medida miramos la electrónica francesa, o el noise y el garaje americano o ¡el Trash español! (risas). Es que tengo aquí a Lore (bajo) al lado y se ha despertado y es lo que me ha dicho.
De hecho cada vez estáis más involucrados con la electrónica, ¿no?
C: La electrónica es algo que nos gusta muchísimo. Tenemos como una especie de historia de amor a tres bandas entre lo que es el rock más agresivo y más guitarrero, y la electrónica porque los sintetizadores e incluso las bases rítmicas electrónicas nos encantan. No queremos renunciar a ninguna de las dos.
¿Crees que el hecho de ser tan jóvenes os ha perjudicado o ha sido algo positivo?
C: Las dos cosas. Por una parte nos hemos tenido que enfrentar a gente que lleva muchos años en el mundillo y que ha aprendido las cosas a su manera y parece imposible hacerle ver que nosotros las hacemos de otra forma, entonces es difícil hacer valer tu propio criterio porque parece que como no tienes los mismos años de experiencia no tienes ni idea, pero nosotros desde un principio nos hemos fiado de nuestros instintos y las cosas que nos han llevado a funcionar como grupo han sido precisamente nuestras propias decisiones. Luego, a nivel de críticas, sí que es verdad que lo de ser jóvenes nos favorece porque recibimos un montón de ovaciones, a veces para nuestro gusto demasiado centradas en eso, como si el mérito residiese en ser jóvenes, y tampoco es eso. Si que nos planteamos que igual si todo esto hubiese pasado teniendo treinta y pico años igual no hubiese sido… Bueno, seguro que no hubiese sido igual.
Por desgracia, también lo de las chicas en los grupos de música es algo que todavía suscita interés aunque parece que está pasando a segundo plano y actualmente en España más todavía, gracias a grupos como vosotros, Mourn o Hinds. ¿Crees que las chicas lo siguen teniendo más difícil?
C: Pasa un poco como con lo de ser jóvenes, que parece que el mérito está en tener dos chicas en el grupo. No lo entendemos. Hay algo que me sorprende muchísimo y es la discriminación positiva que se hace a veces con las chicas del grupo. Pues eso: vamos a sacarnos fotos con las chicas, vamos a hablar de “las chicas de Belako”… Eso nos enfada porque somos cuatro, y hay un equilibrio entre nosotros. Lo mismo que tampoco nos gusta el rollo de uno más que otro. En directo nos ponemos en fila porque cada uno tiene su papel dentro del grupo, somos un equipo. Entonces, que estén haciendo esa especie de diferenciación como de “qué bien que haya chicas” en un grupo, como intentando adoptar una postura feminista recalcando la imagen de la mujer, me parece otra especie de machismo adaptado a los días de hoy, porque es hacer una diferenciación que no hace falta. Si nosotros no la hacemos como grupo no entiendo por qué el espectador tiene que hacerla. Yo, como consumidora de música, nunca he pensado que me guste un grupo por tener chicas. Hay voces masculinas que me gustan y voces femeninas que me gustan, pensando en la música en sí. En España hay grupos que nos encantan, como Dover que les vimos dos veces y admiramos mucho la nota diferente que pusieron en el panorama español. Y Hinds la verdad es que no hemos escuchado mucho todavía, intentamos ir a verlas en el FIB este año que tocábamos pero hubo problemas con la furgoneta y al final acabamos comiéndonos una multa de la Guardia Civil, con lo cual no somos conscientes del fenómeno aún.
En los 90 había grupos como Dover o los mismos Pixies o Sonic Youth, en los que se veía como algo natural que tocasen chicas, y ahora parece que se recalca esa etiqueta de “grupo de chicas o con chicas”.
C: Puede ser, yo también pienso que en los 90 no parecía que fuese tan raro y ahora vuelve a ser una cosa extraña. También en los 90 no tenían toda esta vorágine de redes sociales que explotan muchísimo ese tipo de cosas. Al final vivimos un momento en el que la imagen casi lo es todo y tocas en un grupo de música, y aunque sea música y sea sonido lleva implícita una exposición brutal de tu propia imagen. No es cuestión de fama, es cuestión de que aunque te vean cuatro gatos lo que van a comentar es lo que ven. Y parece a veces que es el comentario general: o jóvenes o chicas, no sé… Nosotros hacemos lo que podemos para intentar desviar la atención de ese tipo de cuestiones. Si podemos pronunciarnos al respecto lo que decimos es que la gente se preocupe más por la música y menos por la imagen.
¿Qué proyectos tiene por delante Belako? ¿Os planteáis salir fuera?
C: Ahora estamos en invierno haciendo la gira de salas y la intención es poder sacar el disco fuera, aunque palmemos pasta, es como el siguiente paso que necesita el grupo y también el siguiente estímulo porque aunque aquí ya hayamos conseguido llamar la atención y cuando tocamos en distintos sitios viene bastante gente, que es de agradecer, creo que también necesitamos adquirir experiencia fuera y hacer un Erasmus del grupo