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Anna Calvi: «El sentimiento entre fuerza y vulnerabilidad está muy presente en el disco»

Anna Calvi siempre me había impresionado como mujer. En lo musical, es una de las artistas femeninas con más fuerza y temperamento que he escuchado. Su directo en Dcode fue toda una revelación: si alguien pudiera esperar de una rubia de ojos claros fragilidad en su interpretación o sexualización en su apariencia física, ni lo uno ni lo otro pasó por el escenario.

Eso fue en 2014, cuando se encontraba presentando el EP Strange Weather y su disco previo One Breath. Ahora se encuentra de gira con su último álbum Hunter, tour para el que también ha cerrado hasta cuatro fechas en nuestro país: en el Espai La Rambleta de Valencia (13 de octubre), en la Razzmatazz 2 dentro de Crüilla de Tardor de Barcelona (14 de octubre), la Sala Changó de Madrid (16 de octubre) y la Sala Capitol de Santiago de Compostela (17 de octubre). Este cuarto trabajo de estudio ha sido la excusa por la que me reuní con Calvi en un hotel del centro de Madrid. Antes de atravesar las puertas esperaba ver a la misma artista de aspecto delicado, pero fiereza interior, sentada en el sofá, como una leona en calma en la inmensidad de la sabana. Pero me encontré, entre aquellas cuatro paredes de techo alto, buscando con la mirada una melena rubia en una sala en la que sólo éramos dos. Tanto había cambiado que fui incapaz de reconocerla. 

En el sinfín que me resultaba la estancia, Calvi, que parece diminuta, me saluda con un suave hilo de voz que poco tiene que ver con la garra y potencia que demuestra cuando canta. Pero sólo los ingenuos pensarían que es tímida, como demuestra en sus entrevistas. Aunque en 2018 y en el propio siglo XXI no resulte insólito hablar sobre feminismo y heteronormatividad, ser un altavoz público y contar tu propia experiencia sigue siendo un paso valiente. A su disco Hunter le acompaña un manifiesto en el que se abre como persona queer e introduce la temática de libertad de género y sexualidad de este trabajo: «creo que el género es un espectro, como la sexualidad, y que tiene poco que ver con la anatomía. Si todos pudiésemos ser algo que estuviera en el medio, y no estuviésemos empujados hacia los extremos de la masculinidad o la feminidad, estaríamos más cerca de ser libres del patriarcado». Aunque a mí me parezca una nueva Anna Calvi, ella me asegura que no hay nada de novedad.

¿Desde cuándo te sientes así? [hablando sobre su manifiesto como queer]

Creo que ha sido durante toda mi vida. Todos mis álbumes han tenido esta energía, pero más suavizada. La gente que necesitaba encontrar esto, lo encontró en mis discos. Y quienes no, simplemente no se dieron cuenta. Pero siempre ha estado ahí. Esta vez he sido más directa con las letras porque me he sentido muy apasionada con esto, y quería hacerlo muy íntimo.

Terminaste una entrevista en 2015 con la frase «trascender el género es mi última meta». ¿Crees que lo has conseguido con Hunter?

Sí, ese era mi objetivo con este álbum: tratar de explorar el género, y sobre cuánto de verdad me identifico como mujer y la idea de una mujer. Ella es la protagonista, adentrándose en el mundo y buscando placer sin ningún tipo de vergüenza. Ser el cazador en la historia responde más pasivamente a ser el hombre en el relato.

Aunque en el disco sí invitas a mirarlo todo desde otro punto de vista, especialmente con los roles de género.

Obviamente, todo el mundo puede ser ambos o cualquiera de los dos. Nadie es sólo una persona fuerte. Siempre va a existir lo vulnerable, y ese sentimiento entre fuerza y vulnerabilidad está muy presente en el disco.

¿Cómo sentiste componer desde el punto de vista de un hombre?

No sentía que fuera como si estuviera fingiendo ser alguien que no era: es algo que siempre ha sido parte de mí, es mi lado más masculino. Creo que es importante permitirte a ti mismo expresar más de lo que la sociedad te ha dicho que debes ser.

En tus redes sociales has mencionado que «esta música nueva es todo lo que querías hacer». ¿Llevas mucho tiempo queriendo hacer un trabajo como este?

Creo que desde mi anterior disco me gustaba la idea de hacer un álbum que fuera algo salvaje y emocional, y creo que las guitarras en este disco son muy bastante furiosas en la manera en la que entran, y la voz se siente muy libre. Todo tiene mucha energía, y en eso es en lo que he estado trabajando.

¿Cómo crees que tu música expresa estas ideas?

Es bastante fuerte y puede llegar a ser agresiva, pero también tiene momentos en los que es bonita y suave, y muy abierta.

En tu manifiesto también escribes que este disco habla de querer sentir más experiencias. ¿En algún momento, hace tiempo, te llegaste a sentir estancada y buscando esas nuevas experiencias?

Sí, fue en el momento en el que rompí con mi pareja, con la que llevaba mucho tiempo, y empecé a salir con una persona nueva. Ella me animaba a ser más libre, menos controlada. Y entonces me abrí más. Esas experiencias no las había tenido antes y aquello me animó a escribir.


Anna me confiesa con una media sonrisa traviesa –travesura la suya por contármelo, y la mía por preguntar– que conoció a su novia actual en uno de sus conciertos, y que ella es una de las voces inspiradoras de este disco. Calvi se trasladó a Estrasburgo, donde vive su pareja, y allí es donde compuso parte de los temas. La otra parte de Hunter la escribió en Londres, donde también grabó el disco con Nick Launey, productor de Nick Cave.

¿El feminismo actual o la represión a diferentes géneros o colectivos te ha empujado a escribir este disco en este instante, o simplemente sentías que era el momento de hacerlo?

Creo que es algo hacia lo que cada vez me he sentido más apasionada, y quería explorarlo de una manera íntima, sin hacer grandes declaraciones sobre otras personas. Es muy personal, es cómo me siento en mi propia vida. Pero creo que también es un tema político, así que tiene sentido que lo hiciera en este momento. Ahora las mujeres se hacen más preguntas sobre si están contentas con cómo están las cosas actualmente, y esto cada vez tiene más presencia en redes sociales y pueden conectar con más gente. Y también hay más artistas mujeres que antes, por lo que existe apoyo ahí para darnos fuerza unas a otras.

¿Has sentido alguna vez algún tipo de presión por los medios de comunicación o por la industria como mujer?

Sí, recuerdo que cuando empecé en esto me sentí muy abrumada con la cantidad de sesiones de fotos tenía que hacer y toda la ropa que tenía que llevar. Me sentía rara. A veces es divertido, si la gente entiende de dónde vienes. Ahora sigue siendo divertido, pero es necesario que se sepa lo que quieres y cuáles son tus límites. Eso es lo que he aprendido.

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