Álvaro González es el artista madrileño que se esconde bajo el proyecto musical AGO. Una apuesta por la música alegre, optimista y sencilla en una escena donde la magia del acústico ha perdido relevancia. AGO nos presenta su primer LP, Ocean, seas, us, con 10 canciones para no perder la sonrisa y zambullirse en las olas de sus letras.
En vez de presentarte como Álvaro González, para el público eres AGO. ¿Por qué no usar tu nombre real?
El nombre es y se pronuncia como la palabra inglesa “ago” (como en “two years ago”) y era porque antes tenía un nombre más difícil todavía en inglés. Fue en 2015, con el lanzamiento de un EP, cuando decidí cambiar el nombre por este, AGO, porque es muy fácil de recordar, de escribir y parecen mis iniciales de Álvaro González.
Quería algo más fácil, porque antes mi nombre eran varias palabras en inglés y a la hora de decirle a la gente cómo se llamaba el proyecto era un poco lío para entenderlo. Esto como son sólo tres letras, es fácil de recordar y pronunciar.
Y el nombre del disco, «Ocean, seas, us», al pronunciarlo queda como un juego de palabras. ¿Es intencionado?
Sí, la inspiración la saqué de un libro que no tiene nada que ver, aunque se me ocurrió el juego de plabaras. Que es Ocean, seas, us (océanos, mares, nosotros), pero como bien dices, por la pronunciación el “seas” puede ser el verbo “ver” en la tercera persona. El juego de palabras al final acabó siendo una canción que fue parte del disco y como hay mucha referencia al mar en casi todas las canciones, me gustó como título del disco.
El disco tiene una referencia constante al mar, aunque eres madrileño… ¿A qué se debe esta fascinación?
Igual es por eso, por ser madrileño, porque a uno siempre le gusta lo que no tiene tan cerca o tan fácil. Hay mucha referencia al mar porque me gusta mucho, me da mucha tranquilidad y aunque sea madrileño desde siempre he intentado escaparme a cualquier sitio con mar. En muchas canciones se hace referencia al mar y el disco habla de la dualidad de todo y el mar es una dualidad, porque es muy bonito y luminoso, pero muy oscuro e inabarcable a veces.
El arte que has escogido para la portada es muy llamativo por su sencillez, ¿buscabas algo directo?
El disco lo enfoco como si fuera una presentación, aunque ya haya sacado varios EPs, este es el primer largo y en mi opinión está muy bien, hemos trabajado mucho en él. Quería que el disco fuera una tarjeta de presentación de mi proyecto y que saliese yo en la portada, pero con la típica foto de presentación de disco mirando al infinito como las fotos promocionales.
Mi idea era la de salir plasmado como en algún tipo de dibujo o ilustración y un día por Instagram vi el trabajo de una ilustradora que había hecho para una marca de ropa, Miriam Méndez Díaz, y el pedí si podía hacer algo parecido a lo que había visto pero conmigo. Se lo encargué, lo hizo y es la ilustración que aparece en la portada. Es una manera de que yo salga pero más graciosa, quizás un poco infantil pero de forma alegre, positiva.
Para poder financiar el disco hiciste una campaña de crowdfunding y superaste con creces la cuantía. ¿Esperabas ese apoyo de la gente?
El resultado fue muy positivo porque la cantidad que pedí se consiguió rápido y teníamos un límite de 40 días y creo que en 10 o 12 ya habíamos llegado a la cantidad, entonces la verdad es que no tengo ninguna queja. La gente que participó se portó muy bien y siempre esa gente que ha participado en el disco tiene una relación más especial con él, un enganche más profundo que el resto del público.
Al principio tenía mucha incertidumbre, nunca sabes cómo va a responder la gente, y de hecho un amigo luego me dijo que tendría que haber pedido más, porque en el momento en el que alcanzas el objetivo, la gente dice “ah, como ya ha llegado, no hay que aportar más”. Quizá podríamos haber sido un poco más ambiciosos y pedir un poquito más. La verdad es que ha estado muy bien y fue una ayuda muy grande a la hora de financiar un poco la parte de la salida del disco.
En el crowdfunding, de hecho, presentabas el proyecto como: “AGO es donde doy forma musical a las olas que se mecen en mi cabeza”. ¿Qué quieres decir?
Habla de que al final la gente que hacemos canciones las acabamos usando como terapia y es una forma de expresión y de ponerle nombre, color y melodía a ideas e inquietudes o dudas que tienes.
La canción que abre el disco, Restless Walker, es muy alegre pero muy cortita. ¿La escribiste especialmente como abertura?
Sí, por eso la puse al principio, a modo de introducción del disco. Es una de las primeras que hice para el disco y es un homenaje a mi abuelo. Primero escribí la letra y es una especia de canción popular en un sentido tradicional americano. Escribí las dos partes y pensé que como introducción quedaría bien y al final me gustó. En los otros discos siempre hice introducciones más instrumentales y en este quería cambiar.
Además, en directo como la canción tiene una percusión muy característica, muy tribal, es un estímulo en el concierto porque la gente puede hacer el sonido con los pies y las manos y queda muy guay. La meto en el medio tirando al final en el directo y les pido que me hagan la percusión dando un golpe en el suelo con el pie y una palmada. Es una manera de meter a la gente en el concierto.
Otra canción, Peces fuera del mar, es la única en español y está justo en el medio. ¿Por qué decidiste incluir sólo una canción en español?
Siempre tengo una lucha interna con el español y el inglés. Me gusta más la música en inglés y cómo suena mi voz en inglés, pero el castellano es mi idioma, lo domino más y puedo jugar más con él que con el inglés. Para este disco había compuesto muchas canciones en castellano, pero decidí hacerlo todo en inglés porque eran las canciones que más me gustaban y no quería hacer un disco mitad en un idioma y mitad en otro, creo que despista un poco.
Esta canción es muy sencilla y es un guiño al directo y a la gente que normalmente me sigue, que viene a los conciertos y que no puede cantar igual porque están siempre en inglés, así que era un guiño para que en los directos se animen y la canten. Es muy sencilla y muy fácil de aprender y de cantar. La metí en el medio para que estuviese rodeada de inglés. Al final en Spotify es la más escuchada, nos tira mucho el español. El de hecho de que las letras en inglés sí que requiere un esfuerzo por parte de la gente para aprendérselas, pero voy a introducir las letras traducidas al castellano en los videoclips, y así pueden estar preparados para los directos y conectar más conmigo.
¿Cuál es la temática de las letras del disco?
Respecto a la temática de las letras, la mayoría hablan un poco sobre la muerte. No es un tema tan lúgubre, son más bien reflexiones personales, donde el leitmotiv es que no hay que esperar para vivir, hay que hacer lo que a uno realmente le gusta ni hay que dramatizar tanto. “No hay que esperar para vivir”, es lo que engloba a todas las canciones. Abordado desde puntos de vista diferentes, pero es la temática en general. A la hora de cantar y crear algo me apetecía hacer algo positivo, aunque fuera de cosas más duras, pero desde una óptica todo lo positiva que pudiera.
¿Cuáles son tus influencias musicales? A primera escucha, recuerdas un poco a Xoel López, por ejemplo.
Xoel López no es una influencia súper directa pero sí que me gusta bastante. Mi problema es que la música en castellano no me acaba de atraer, me gustan muchos artistas y hay alguna que me parece muy buena, pero sigo sin enamorarme de ella. A la hora de influirme y lo que llevo en el reproductor, el 90% es música en inglés. Probablemente lo que más me ha influido es Ben Howard, The Lumineers, José González y Mumford&Sons.
Cuando empecé el proyecto, para mí Mumford&Sons fue un poco como una revolución musical, por incultura y porque no había llegado a ellos ni a otro tipo de música todavía. Yo antes tocaba en un grupo de pop-rock con guitarras eléctricas, baterías… y yo creaba mis canciones tranquilas con acústica y cuando descubrí al grupo vi que se podía hacer música acústica pero muy animada e incluso épica y esto me cambió mucho la idea de las canciones festivas sin necesidad de que haya una distorsión muy grande en los instrumentos. Puede ser música acústica sin que pierda energía, que no se haga aburrido. Intento que en las canciones haya muchos cambios y que sean amenas, que vayan creciendo, que tengan cortes… poder crear variedad dentro de una misma canción.
¿Qué canciones escogerías para presentar tu proyecto a alguien?
Yo creo que She’s The Sun y Sounds Of The Old Days, aunque no estén en la parte un poco más tranquilas, menos festivas, serían las que enseñaría a la gente al principio. Sobre todo Sound Of The Old Days, porque al escucharla te haces una idea o un esbozo de lo que puede ser todo el disco.
El 30 de septiembre presentaste el disco en Madrid, ¿qué tal fue la acogida?
El concierto en Madrid fue muy guay, fue bastante gente que había participado en el crowdfunding porque una de las recompensas por haber colaborado era la entrada gratuita. Quedé muy contento con el resultado del directo y en esta ocasión me ayudaron con un bajo y un cajón flamenco. Ahora mismo estoy viendo cómo acortar el tiempo que dedico a afinar entre canciones, porque suelo juntar las que tienen distinta tonalidad para hacerlo ameno, pero al final creo un espacio de unos segundos en el directo por afinar.