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YVES TUMOR – SAFE IN THE HANDS OF LOVE

De Yves Tumor como individuo se tiene más bien poca información; el oscurantismo en torno a su figura (se cree que su nombre es Sean Bowie, que es norteamericano y que reside en Italia) en un momento de sobreexposición de los músicos como el actual, resulta de lo más intrigante, y ha contribuido a que adquiera cierto estatus en el mundo de la música experimental. Sin embargo, su música, a la par que evocadora e imaginativa, resulta extremadamente personal y sobrecogedora, como si sonase desde el interior del propio oyente. Este borrado voluntario de la identidad y del yo mediático, genera un medio en el que la ambigüedad de sus escasas letras y los sampleos e usos desconcertantes de sonidos de archivo, transforman su música en una banda sonora de la psique del oyente.
En 2016 Yves Tumor lanzaba su debut propiamente dicho, el extraño Serpent Music. Al año siguiente, fichaba por Warp (que una vez más ha dado con la gallina de los huevos de oro) y lanzaba una colección de maquetas inéditas, con referencias al ambient, la música tribal… Pero sin dejar del todo de lado sus pinitos con el “pop”. Este jueves, tras poco más que unos singles y ningún aviso, lanzaba su segundo álbum de estudio, Safe In the Hands of Love, que sin duda le catapultará al olimpo fetichista de los amantes de la electrónica experimental contemporánea. El disco, que es un viaje agobiante, se acerca sin embargo más que nunca al sonido motown que tanto parece referenciar Tumor (véase su entrevista en Pitchfork), logrando un conjunto que en ningún momento deja de lado una tétrica ambientación, pero que resulta extremadamente pegadizo y accesible durante su mayor parte.
El primer gran momento (de los muchos que hay en apenas 10 cortes) llega en la colaboración con Croatian Amor. Ésta es una canción de tempo pausado y una gran armazón industrial, que avanza cual leviatán. Una vez el ritmo entra, las referencias al Arca de Sketch (e incluso a Oneohtrix Point Never) son innegables, el hip hop mutante de Yves Tumor y su delicado falsete resultan colmadores, a pesar de ser este uno de los temas más autocomplacientes. Seguidamente llega el sofocante tecno de Honesty, con el que se abre la veda al carrusel de ritmos frenéticos y melodías memorables del LP. Dirigido por una intensa base rítmica que va evolucionando, el corte resulta una flecha con la que uno no puede parar quieto, ni un solo instante. Sólo la presencia vocal evita que nos podamos imaginar escuchando esto en alguna nave industrial suburbana, entre luces espasmódicas y otros oyentes con pupilas extremadamente dilatadas.
Tras el tercer corte aparecen los tres singles que nos han llegado estos meses; la trinidad soul, funk, sensual y misteriosa que forman Noid, Licking an Orchid y Lifetime, un torrente de inmediatez musical. Su ambigüedad reside en ese halo de oscuridad que nunca se retira de la producción, ya sea por los graves, la utilización asfixiante de samples, o lo inasible del discurso o la figura del propio Tumor. Una vez superada la desconfianza hacia estos elementos, las canciones no pueden hacer nada salvo quedársele a uno grabadas en el cráneo. La segunda mitad del disco es la más experimental. Al intenso, apabullante y distópico devaneo ruidoso de Hope In Suffering se une la climática Recognizing The Enemy, y una All He Have Now repleta de groove, que recuerda al vaporwave más conseguido, sin abandonar el aura de decrepitud de todo el largo. Safe In the Hands of Love cierra con Let The Lioness In You Flow Freely, que es de todo menos un corte amoroso. Como una suerte de cacofonía ruidosa en la que apenas se distingue con pulcritud una guitarra y algún que otro alarido coral de Tumor, la conclusión es seguramente la más inaccesible y violenta canción de todo el disco.
El álbum recorre este paraje apocalíptico de la modernidad exageradamente tardía, y lo hace sin embargo a través de múltiples perspectivas (o tal vez no). Tumor habla en primera, segunda, tercera persona; masculino, femenino, lo hace de forma amenazante, cariñosa, tierna o fría… parece querer plantearle al oyente tanto todas las variables que encuentra dentro de sí, como las que rodean y colapsan el mundo relacional en el que debe expresarse y componer su música. Pero también parece querer expresar una gran sensación de alteridad y comprensión. Sus canciones son más conciliadoras, globales y comprensibles que nunca. Esta incertidumbre conceptual que no se despeja por más y más escuchas que le dediquemos a Safe In The Hands of Love, no hace otra cosa que elevar la estima que podamos sentir por su contenido musical. Yves Tumor ha conseguido realizar un LP breve, fresco, atrevido, sugerente, y… Aunque no adelantado a su tiempo, un disco que sí que aúna con gran maestría los elementos más avanzados de nuestra música. Uno de los discos del año.

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