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YEASAYER – AMEN & GOODBYE

La carrera de Yeasayer siempre ha estado marcada por una expectativa y una ansiedad externas muy superiores al material que los de Brooklyn han creado. Su mejor álbum fue su (genial) debut, que sí que mereció gran parte del hype que recibió. Pero la necesidad de mitificar productos experimentales neoyorquinos por parte de la prensa les vino grande en Odd Blood y dejó de tener sentido alguno con Fragrant World. Cuatro años más tarde llegaba rodeado de nuevo de un ruido mediático desmesurado Amen & Goodbye; un regreso, el comienzo de una nueva trilogía, una reivindicación… Mil y una excusas se pueden utilizar, pero de nuevo y por tercera vez consecutiva un buen álbum de Yeasayer que tampoco va mucho más lejos.
Es lógico que una banda de buenos músicos con un aura espiritual divertida e interesante, energía a tropel, capacidad melódica y ganas de experimentar reciba atención; está perfectamente justificado. En su cuarto largo volvemos a encontrar recursos orientales, bases tribales de lo más variopintas o influencias célticas mezcladas con bases rítmicas y melódicas de lo más dinámicas y accesibles. No hay una gran evolución, es más; Amen & Goodbye se parece orgullosamente a All Hour Cymbals, con un estilo más orgánico y folklórico, que en ocasiones recuerda a esta espiritualidad que pareció perderse entre tanto sintetizador y pretensión  loca allá por 2010. Si hay algo que resulta tremendamente innecesario (a mi parecer) es tanto interludio, que ayuda a romper un poco el ritmo bailongo y sencillo –casi contagioso- de gran parte de los temas (sobre todo en la parte central con Computer Canticle 1 y Child Prodigy). Porque después de todo, en el disco sí que hay canciones que brillan por si mismas. Como lo oyen, el comienzo resulta hasta esperanzador; a la entrada armónica la acompaña el single I Am Chemistry, que gracias al bajo y a ese síntoma reflejo a remember y a regreso (¡Por fin!) provoca una euforia sensacional. La combinación de este camaleónico tema – que cierra entre la balada coral y un tema viejo de Animal Collective con coros de los Backstreet Boys– y Silly Me (con la misma guitarra que The Beast & Dragon Adored de Spoon) es la que termina de hacer el arranque del disco algo reseñable. Se sucede así una diversión poco confusa, contundente y pegadiza, que se culmina en el cuarto corte, para luego perder un poco de fuerza en sus sucesores. Half Asleep, de la zepa folk del debut, otorga el aire determinante y místico al largo, que ya aquí ha cobrado vida propia y comienza a crecer en el oyente gracias a los coros y el fantástico estribillo que aquí se dan cita.
Después de esto cuesta más encontrar temas tan complejos y acertados; si en los cortes quinto y sexto hay buenas ideas que no terminan de cuajarse, del séptimo y el noveno poco se puede decir porque son los mencionados interludios. Lo bueno es que uno de ellos da paso a Divine Simulacrum, que aunque tiene un arranque desalentador acaba calando a cada escucha, con varias armonías que de nuevo suenan a AC – aunque no quiera pecar de repetir referencias- , sin embargo rodeadas de una oscuridad desconcertante. La despedida del álbum comienza a cocerse con Geron’s Wistle, una canción convenientemente pop que parece sacarnos ligeramente del agujero/experimento en el que andábamos metidos, y que aprehende de nuevo esos recursos tan radiofónicos que Yeasayer son a veces capaces de encontrar. Así llega Uma, que podría estar sacada de Modern Vampires of The City, con su ritmo pausado y emocional (¡Cuerdas orquestales!), y de postre otra pop. Cold Night nos deja eso, un tanto fríos; bonita pero un poco teen, parece tener poco que decir o que ver con el disco, aunque suena bien fresca y ayuda a digerir la despedida con sus teclados y sus tanteos finales (todo facilitado por el último interludio).
Yeasayer han firmado uno de sus mejores discos, lo que tampoco resulta algo tan meritorio como pueda parecer. En mi opinión Amen & Goodbye sólo estaría por detrás de su debut, gracias a la recuperación de varias de las herramientas utilizadas en tal álbum. En esta ocasión vuelve a haber cosas que no están del todo claras, pero se recupera parte de la inmediatez, la espiritualidad y la concisión que parecían perdidas. Un notable álbum de música experimental, psicodélica y pop del que casi cualquiera puede disfrutar, ni tan mal, oigan.
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