Vök – Figure

Waiting, así se titulaba el single, lanzado el año pasado, precedente al primer trabajo largo de los islandeses Vök; y eso es lo que he estado, esperando un ansiado álbum debut que muestra ese parecido a bandas de sutil y delicado pop electrónico con destellos de indie rock oscuro, como Daughter o The xx, que ya se intuía en los recomendables EPs colgados en su perfil de bandcamp desde hace unos pocos años. A pesar de que el saxofón usado en algunos de los temas de esos trabajos desaparece en este LP por completo, su música contemporánea consigue transmitir emociones y crear una atmósfera llena de sonido, que vislumbra un futuro brillante para el ahora cuarteto nórdico.

Teniendo en cuenta ese punto de partida, se muestran seguros, emocionales y melancólicos de principio a fin. 34 minutos en los que sumergen al oyente en su mundo oscuro lleno de sintetizadores y riffs envolventes. Hay algún que otro momento de pop algo más alegre, como en la pegadiza BTO o en el single Show me, seguramente en la que más recuerdan a The xx, gracias a unas bases que bien podría haberlas firmado el propio Jamie Smith y una voz dulce que recuerda por momentos a la de Romy.

Sin caer en la tentación de alargar las piezas más de la cuenta, hay dos que destacan en este debut. En primer lugar la apertura del disco, una Breaking bones con unos riffs de guitarra que recuerdan a Darkside y que atrapa desde el primer momento. En la mitad del álbum nos topamos con Floating, una penetrante y desgarradora balada que seduce y sube pulsaciones, casi como si se hubiesen apropiado del post-rock de sus compatriotas Sigur Rós, aunque sin la fuerza y la elegancia de estos.

Con Vök estamos ante una formación que suena unida, quizá por eso la portada y el nombre del LP. Una figura llena de fragilidad y dramatismo (Crime), pinceladas de neo soul (Polar), pop sintético (Don’t let me go) o autotune a lo Bon Iver (Figure); en definitiva, uno de los debuts más completos de la temporada. Por ello, hay que tenerles muy en cuenta, como demuestran en la canción que cierra el disco. Una Hiding pianística y llena de emoción que suena a despedida, como si pusieran un punto y aparte; esperemos que no haya que aguardar mucho para el siguiente párrafo.

 

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