Vetusta Morla cuentan con una fiel legión de seguidores (llenar cinco Rivieras seguidas no lo consigue cualquiera) y de detractores. Su tercer trabajo, La deriva (2014) llega de la mano de Mapas (2011) y Un día en el mundo (2008), y ha sido bastante criticado por no reflejar una evolución en su sonido, incluso algunos les acusan de pecar de oportunismo al interpretar un claro mensaje de crítica social y mensaje político en sus nuevas letras viendo el panorama actual.
Los madrileños siempre han destacado por su compromiso con las causas sociales. Muestra de ello fue la grabación de un concierto en vivo con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (2012) para recaudar fondos tras lo ocurrido en Lorca, o su reciente actuación como muestra de apoyo a la familia de José Couso. Y últimamente se han visto inmersos en la grabación de la banda sonora de un videojuego, Los Ríos de Alice (2013).
En esta ocasión, el grupo ha grabado su disco con rapidez y entre gira y gira, proceso que se aprecia notablemente en el sonido y las letras de La deriva. Rodeados por un clima social desesperanzador, sus letras se han vuelto más claras y directas y han dejado las grandes metáforas (que las sigue habiendo) y figuras literarias para dar paso a un sonido que poco tiene que ver con las capas de instrumento y arreglos que encontrábamos en Mapas. Y todo ello siguiendo un mismo punto de partida y llegada: el concepto de “deriva”.
La apertura del disco empieza sin sorpresas y con un tema homónimo, un sonido muy Vetusta con un ritmo de batería que se repite de forma continua. “Hay esperanza en la deriva”, canta Pucho acompañado por una conversación entre dos guitarras. Ver el mensaje social en la canción es fácil, pero más aún lo es con su continuación en el álbum: Golpe maestro. Primer single que pudimos conocer y que, a mi juicio, ha hecho que se vea al disco como un discurso político-crítico en su conjunto. Un tema que golpea con imágenes claras y donde la potente voz de Pucho llena de rabia le da un toque muy parecido al que encontramos en La cuadratura del círculo. Una canción llena de energía que contrasta notablemente con La deriva y con su sucesora.
La mosca en tu pared, un título muy kafkiano para una de las mejores canciones del disco. Con un inicio sosegado que cobra fuerza con la inclusión de la batería y que estalla con el estribillo. Un tema que podría haber formado parte de Mapas debido a su encriptada letra, pero que cuenta con un sonido mucho más directo, y una especie de puente donde una niña repite sinónimos de “mosca” en inglés como si hablara por una radio.
En 2012, la banda grabó cuatro canciones que se quedaron fuera de sus anteriores trabajos y que incluyen en La deriva. Una de ellas es Fuego, donde una repetición con pequeñas variaciones en la letra (“Pero, ¿quién quiere taparse si aún no conoce el frío?”) llevan a un sencillo estribillo. Un sonido muy limpio donde destaca la fuerza del bajo y con la poca (aparentemente) presencia de las guitarras.
Fiesta mayor fue otro de los temas que ya estaba casi listo pero en el tintero. Es una canción que destaca sobre el resto por su originalidad y fuerza. “La banda sin cobrar, todo encaja en su lugar”, ¿crítica a la infravaloración de la cultura y de la música en particular? Que cada uno interprete lo que quiera.
Tras la potencia llega la calma con ¡Alto!, un tema muy íntimo que recuerda a la atmósfera que crea Maldita dulzura. La grieta sigue la línea de los antiguos temas de Vetusta Morla, más del estilo de Un día en el mundo, al igual que Pirómanos, ambas cuentan con una fuerza que ya es característica del grupo.
Las salas de espera marca el punto sombrío y lúgubre del álbum, y aunque suene muy similar a sus dos predecesoras, anuncia un pequeño punto de inflexión, que sin duda lo marca Cuarteles de invierno. Con un sonido y una letra muy Mapas, nos saca de la monotonía en la que parecía sumirse el disco gracias a sus acertados cambios de intensidad. Tour de Francia, a su vez, tiene un gran contraste de sonido entre las estrofas, pero no acaba de convencer a la primera escucha, falta algo y no sabemos muy bien qué. Quizás es por el gran salto que supone entre Cuarteles de invierno y el cierre del disco.
Una sonata fantasma pone punto y final a La deriva, un tema en el que se aprecia a la perfección los restos de Mapas con unos arreglos de viento que acompañan a la plácida y amable melodía y que recuerda a la delicadeza de Los días raros. Un perfecto cierre.
La deriva es un álbum donde se aprecia el gran cambio de su predecesor, Mapas, donde las capas de arreglos y diferentes sonidos eran los protagonistas acompañados por unas delicadas y misteriosas letras. En esta ocasión la banda ha decidido ser clara, directa, con un sonido pulido y pensando en los directos. El hecho de que se hayan visto sumidos en un clima socio-político como el de España y que estuviesen de gira mientras grababan el álbum se aprecia notablemente en el nuevo sonido, las letras y sobre todo la actitud.
No es un disco de denuncia social como podría ser cualquiera de Calle 13, ya que este aspecto siempre ha estado presente en Vetusta Morla, es un disco que cuenta con la marca personal que se han trabajado, guste a detractores o a fieles seguidores. Un grupo valiente del que nos hubiera gustado quizás algo más de sorpresa y atrevimiento como hicieron con Mapas.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8/10
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