Somos conscientes de que esta crónica llega algo tarde. Al fin y al cabo, Contra fue publicado en enero de 2010, pero la visita de Vampire Weekend el próximo 12 de noviembre a la Sala La Riviera (Madrid) y al día siguiente a la Sala Razzmatazz (BCN) nos sirve de excusa.
Estos chicos aterrizaron con su primer disco bajo el brazo en 2008, directos desde la Gran Manzana. Se traían consigo sus ropas bien y su Upper West Side Soweto, que – para qué negarlo– nos cautivó a todos. Se rompían las clásicas reglas del indie y nos mostraban vínculos que nos conducían sorprendentemente hasta África.
Su primer trabajo llevaba el mismo nombre que la banda y nos dejó verdaderas joyas para la posteridad: Cape Cod Kwassa Kwassa, A-Punk o Walcott resaltaban por encima de la media del disco y consiguieron que, cuando se acababa la canción, nosotros continuáramos tarareándola.
Además, venían con historia. Los cuatro integrantes de Vampire Weekend se conocieron durante sus estudios en la Universidad de Columbia (NY) y allí empezaron a gestar un proyecto musical. Para muchos de nosotros, una generación criada con el cine de serie B de Estados Unidos, esa procedencia era como si Marty McFly, en lugar de estar viajando al futuro, hubiera conseguido su sueño de tocar en el baile de fin de curso. Un punto más para ellos.
Pero todos sabemos que no hay reválida más dura que la presentación en sociedad del segundo disco de un grupo que promete. Les precedía la reputación de niños frescos, divertidos, con un sonido sencillo que requería una cierta ingeniería detrás. Así llegó Contra. Entre infinitas expectativas. Viendo la portada del disco antes de escuchar ninguna canción. Y con los foros preguntándose qué estaba pasando con la publicación de Contra.
Hasta que apareció. A principios de año teníamos aquí el nuevo trabajo. Diez temas que no se alejaban para nada del sonido del primer disco. Es inteligente, para quien no lo haya estudiado en profundidad, ir directamente al meollo del asunto y escuchar del tirón Horchata, Cousins y Holiday. Lo mejor del disco para acabar diciendo, de todas formas, que es más de lo mismo; canciones un tanto histéricas en según qué momentos, influencias místicas y algún ritmo que nos evocaba el ska de la New Wave inglesa de finales de los 70 y principios de los 80.
Si bien es cierto que hay grupos que aprovechan sus segundos trabajos para presentar alternativas a su debut, demostrar más influencias y abrir nuevos públicos, los chicos de Vampire Weekend han sido precavidos, repitiendo una fórmula que los catapultó a la fama en el mundo entero.
A pesar de su poca valentía, tal vez se merecen dos o tres oportunidades más. La tercera reválida del músico es, sin duda, su directo. Por eso los veremos en tres semanas en Madrid o Barcelona y a ver qué tal se portan.
El disco, eso sí, no pasa del 6. Esperemos que el directo les haga subir un par de puntos.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 6/10